EDUCAR A LA JUVENTUD
©Abg. Giuseppe Isgró C.
Sócrates, señalaba, la misión que debe asumir todo político, -y todo líder en general-: La de ocuparse del óptimo desarrollo de la juventud. Pone el ejemplo del agricultor, quien limpia el terreno de las malas hierbas para que las buenas crezcan bien, ocupándose, primero, de las plantas más tiernas, lo cual es un mensaje preciso de Sócrates:
Hay que ocuparse de la educación de los niños desde su más temprana edad, como primera prioridad.
Esta educación empieza a partir del vientre de la madre, y aún antes, por cuanto es necesario educar a las jóvenes parejas que contraen matrimonio en los rudimentos esenciales del arte de ser padres, y así cumplir bien su responsabilidad inherente.
Esto es un círculo sin fin, que empieza, sin duda, educando al nuevo ser a partir del momento de su gestación, expresándole que se le ama, que será bien recibido, o recibida, y de que se le ayudará a cumplir con la misión de vida que trae en el presente ciclo existencial, entre otras cosas esenciales.
Esta educación debe basarse, fundamentalmente, en el estudio de los valores universales, soporte de las leyes cósmicas, que permiten a todos los seres vivir en armonía con la naturaleza, ejerciendo la práctica de todas las virtudes.
Adelante.
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