EL NARRADOR DE HISTORIAS
©Giuseppe Isgró C.
Es un hombre maduro; se llama Jo. Nació en
Sicilia, un tiempo denominada "Magna Grecia", aunque ahora se considera un ciudadano del mundo.
Ha vivido en Sudamérica desde muy joven; en el
nuevo mundo conoció una realidad trascendental que le ha proporcionado una
visión universal de la vida, la cual, por todos los medios, comunica a
cualquiera que quiera escucharlo.
Era un día de otoño, en aquel clima tropical
de Venezuela, Jo se encontraba frente a la playa denominada “Playa Mansa”,
nombre que el autor de este artículo le dio hacia el año 1990, al colocar en los avisos de prensa, de los inmuebles que vendía, en esa época, en esa zona, "Frente a la Playa Mansa", o "Adyacente a la Playa Mansa", y que luego permaneció así, en la
realidad.
Jo estaba reflexionando mientras esperaba a
unas personas que debían ver un apartamento, en un edificio, a las cuales debía
asesorar desinteresadamente, dado que eran sus clientes y amigos. Esta ocasión
le permitió ver cómo las personas que muchas veces se cree que son de
confianza, en el ámbito de la comercialización inmobiliaria, en ocasiones se
aprovechan indebidamente, o intentan hacerlo. En una demostración anterior, a
un inmueble, le atendieron tres agentes inmobiliarios, el que tenía el mandato,
un segundo y un tercero, amigo del segundo. Cada uno aumentó el precio de venta
para cubrir su comisión de venta, sin conocimiento del propietario, en vez de
compartir la comisión autorizada. Después de todo, quien procede de esa manera
no dura mucho en el oficio. Solo los verdaderos profesionales que trabajan con
ética perdurarán a largo plazo en su labor. Esa había sido la razón de la
solicitud a Jo para que ahora les asistiera.
Después de que su dinero fue invertido en un
apartamento nuevo, con un precio justo, aquella familia sufrió los efectos de
la nostalgia. Habían vendido, antes, su casa, donde la familia vivió más de
cuarenta años.
Ciertamente, después de tanto tiempo, un lugar
residencial se transforma en comercial, y la propiedad adquiere un valor mayor,
que indudablemente les permite ir a vivir a un sitio de mejor nivel.
Es decir, el mayor valor comercial permite
adquirir un apartamento en un lugar residencial de mejor nivel. A largo plazo,
sin embargo, el valor comercial de la propiedad habría alcanzado
revalorizaciones mucho más importantes que la otra modalidad.
El hijo mayor aceptó vender a petición de toda
la familia, pero se daba cuenta de que dejaban escapar la ocasión de consolidar
el futuro económico de la madre y de sus hermanas.
Jo recordaba el día en que su amigo Luigi lo
llevó a aquella casa porque sus dueños, por su recomendación, le dieron el
encargo de venderla. Antes de entrar, le dijo a la dueña: – Señora, no venda su
casa; se revalorizará muchísimo y le conviene mantenerla, para transformarla en
un centro comercial.
Casi dos horas intentó Jo convencer a la madre
y a una de las hijas, sin lograrlo. Se marchó sugiriéndoles que lo pensaran
antes de dar ese paso adelante.
Al día siguiente, la hija Flor de Nieve llamó
a Jo y le dijo: – Señor Jo, toda la familia ha decidido vender.
Jo prepara enseguida el Mandato de Venta con
Exclusividad e inicia el proceso de venta. Después de dos meses no había aún
respuesta del mercado, y dado que la documentación no estaba en orden, sugiere
suspender la acción de venta hasta que se complete, para no correr riesgos.
Aceptada la sugerencia, la dueña de la casa le
dice a Jo: – ¡Usted venderá nuestra casa!
No era fácil preverlo, pues Jo tenía en mente
un largo viaje, y la actualización de los documentos se pensaba que estaría
lista a mediados del año siguiente. Con todo, con la ayuda de amigos
influyentes, se logró muy rápidamente.
Dos meses antes de finalizar el año, Flor de
Nieve llama a Jo y le dice: – Abogado, prepare el Mandato de venta, queremos
vender enseguida; dentro de quince días tendremos en nuestras manos la
solvencia sucesoral.
Jo rehace el Mandato de venta con exclusividad
e inicia de inmediato el proceso de venta. Quince días después la casa está
vendida. Sin embargo, ahora comenzaba una fase nueva e insólita.
La familia experimentaba un sentimiento de
apego a la casa que no correspondía al interés inicial de venderla, sobre todo
porque Jo les había sugerido no venderla.
Aquel día, después de firmar los documentos de
la venta, en la Oficina de Registro Público, el hijo mayor le preguntó a Jo: –
¿Ha visto el apartamento que compró mi hermana Flor de Nieve? Jo respondió que
no. Y al darse cuenta de que aquel hombre estaba arrepentido de vender la casa de
la familia, le hizo un análisis de la realidad de manera objetiva. Él era
consciente de lo que decía Jo, y se marchó de viaje a la ciudad donde vivía,
distante cinco horas en coche, una de las más bellas ciudades de Venezuela:
Puerto Ordaz.
La reflexión que hizo Jo resultó de gran
interés para todos. Él sabía que cada persona es depositaria temporal de todo
lo que llega a sus manos. Pero también llega el momento en que debe dejar el
depósito que se le confió, para pasarlo a nuevas personas que lo desarrollarán
de manera más útil, tanto para ellas como para la colectividad.
Ese apego que los dueños tenían por la casa
vendida, la cual excedía ya sus necesidades, en el orden cósmico había llegado
el momento perfecto de Dios para ser transferida al nuevo dueño de turno, que
habría de desarrollar su potencial para satisfacer las necesidades del mercado.
Esta decisión ocurre por el uso del libre albedrío, sin imposición de nadie, y
se da por cumplimiento de un ciclo existencial.
Jo entendía bien que aquella casa estaba
destinada a los nuevos dueños desde mucho tiempo antes por los regidores
cósmicos, por un acuerdo tomado a nivel espiritual entre las partes
involucradas. Luego, esa gente pagó enseguida, de manera que los vendedores
pudieron comprar, a su vez, el nuevo apartamento, de contado. Jo contribuyó,
con su empeño, a que se pagara el precio justo y en tiempo récord.
La satisfacción de Jo fue la del agradecimiento
de Flor de Nieve y su familia, por su efectivo trabajo de comercialización, aunque
el día de la firma en la oficina de Registro Público se sintió apenado al ver
tantos rostros tristes, en lugar de mostrar alegría. El objetivo fue alcanzado
en tiempo récord y con el mínimo riesgo; Jo estaba satisfecho porque su misión
había sido cumplida.
Jo reflexionaba: – Cuando llega el día en que
una propiedad debe ser transferida a la persona justa no hay nada que lo pueda
evitar. Una fuerza de impulso entra en escena, como si fuera un empuje divino,
y supera todos los obstáculos hasta que se alcance el resultado justo y
perfecto.
De igual manera, poco antes se manifiesta la
fuerza de bloqueo, que mantiene a la persona inmóvil mientras no llega el
momento justo para actuar.
Este orden cósmico es el resultado de la suma
existencial que la persona va acumulando en su libro de vida, como saldo
existencial, el cual la ubica o reubica en el lugar correcto, cumpliendo los
roles que corresponden a la posición alcanzada.
Todos nosotros somos depositarios de las cosas
puestas a nuestra disposición, sean bienes materiales o relaciones afectuosas
con personas.
La conciencia de esta percepción dio a Jo
mucha tranquilidad, porque él mismo fue utilizado por el orden cósmico para
cumplir el objetivo propuesto. Era también consciente de que en algún lugar se
encontraba la nueva propiedad destinada a aquella egregia familia. Así ocurrió,
en efecto.
Durante todo el proceso Jo sintió una fuerza
interior poco común que le permitió alcanzar la meta. Algún ente espiritual
expresaba hacia él una fuerza afectiva que lo impulsaba al resultado
espiritual. Comprendió que ese “ente” que dirigía todo desde la dimensión
espiritual era alguien que tenía un gran amor por la familia vendedora. Era un
efecto de inspiración que a través de Jo demostraba ese afecto. Él lo sentía, y
gracias a su conocimiento de las facultades espirituales del ser humano
comprendió que ese afecto no era suyo hacia aquella gente; era, seguramente, el
del marido de la dueña de la casa, padre de tres hijos y un nieto.
Afortunadamente, todo terminó bien, con los
objetivos alcanzados. Este caso permitió a Jo derivar diversos aprendizajes
que, sin duda, recordará siempre, por la huella dejada en su espíritu.
El primero y más importante aprendizaje fue el
de cumplir su misión sin involucrarse afectivamente, manteniendo la distancia,
de manera de controlar la situación. Una vez cumplido el rol delegado, se debe
cerrar el capítulo y pasar adelante sin pensarlo más. Ciertamente, queda la
amistad, que es siempre un magnífico capital y el valor más importante en la
vida.
El segundo aprendizaje es que, en todo caso,
siempre se debe recomendar el curso de acción mejor, aunque vaya contra los
propios intereses. Si los clientes siguen o no los consejos, no importa; el
asesor queda con la conciencia tranquila, lo cual no es poca cosa.
El tercer aprendizaje es que, del
asesoramiento en la compra del nuevo apartamento, en una de las visitas
realizadas, Jo encontró a un antiguo compañero de estudios, que le encargó la
venta de un apartamento suyo, lo cual le proporcionó un nuevo negocio comercial.
Es una prueba más de que quien da, siempre recibe con creces.
Muchos detalles, todavía, podrían citarse,
pero son aprendizajes de índole personal que no es el caso mencionar aquí.
Adelante.
In lingua italiana
IL NARRATORE DI STORIE
©Giuseppe Isgró C.
È un uomo maturo; si chiama Jo. È nato in Sicilia, un'epoca conosciuta come "Magna Grecia", anche se ora si considera un cittadino del mondo. Ha vissuto in Sudamerica fin da giovane; nel nuovo mondo ha conosciuto una realtà trascendentale che gli ha fornito una visione universale della vita, che comunica con ogni mezzo a chiunque voglia ascoltarlo.
Era un giorno d'autunno, in quel clima tropicale del Venezuela, Jo si trovava di fronte alla spiaggia denominata "Playa Mansa" (Spiaggia Tranquilla), nome che l'autore di questo articolo le diede intorno al 1990, inserendo negli annunci di stampa, relativi agli immobili che vendeva in quella zona, le diciture "Fronte Playa Mansa" o "Adiacente a Playa Mansa", e che poi rimase così, nella realtà.
Jo stava riflettendo mentre
aspettava alcune persone che dovevano vedere un appartamento, in un palazzo,
alle quali doveva dare una consulenza disinteressata, dato che erano suoi
clienti e amici. Questa occasione gli permise di vedere come le persone che
spesso si ritengono affidabili, nell'ambito della commercializzazione
immobiliare, a volte se ne approfittano indebitamente, o tentano di farlo. In
una precedente dimostrazione, a un immobile, furono presenti tre agenti
immobiliari: quello con il mandato, un secondo e un terzo, amico del secondo.
Ognuno aumentò il prezzo di vendita per coprire la propria commissione,
all'insaputa del proprietario, invece di condividere la commissione
autorizzata. Dopo tutto, chi procede in questo modo non dura a lungo nel mestiere.
Solo i veri professionisti che lavorano con etica perdureranno a lungo termine
nel loro lavoro. Questa era stata la ragione della richiesta a Jo di assisterli
ora.
Dopo che il loro denaro fu
investito in un nuovo appartamento, con un prezzo equo, quella famiglia subì
gli effetti della nostalgia. Avevano venduto, prima, la loro casa, dove la
famiglia aveva vissuto per più di quarant'anni. Certamente, dopo tanto tempo,
un luogo residenziale si trasforma in commerciale e la proprietà acquisisce un
valore maggiore che, indubbiamente, permette loro di andare a vivere in un
posto di livello migliore.
Vale a dire, il maggior valore
commerciale permette di acquistare un appartamento in un luogo residenziale di
livello migliore. A lungo termine, tuttavia, il valore commerciale della
proprietà avrebbe raggiunto rivalutazioni molto più importanti rispetto
all'altra modalità.
Il figlio maggiore accettò di
vendere su richiesta di tutta la famiglia, ma si rendeva conto che si
lasciavano sfuggire l'occasione di consolidare il futuro economico della madre
e delle sue sorelle.
Jo ricordava il giorno in cui il
suo amico Luigi lo portò in quella casa perché i suoi proprietari, su sua
raccomandazione, gli diedero l'incarico di venderla. Prima di entrare, disse
alla proprietaria: – Signora, non venda la sua casa; si rivaluterà moltissimo e
le conviene mantenerla, per trasformarla in un centro commerciale.
Per quasi due ore Jo tentò di
convincere la madre e una delle figlie, senza riuscirci. Se ne andò suggerendo
loro di pensarci bene prima di fare quel passo avanti.
Il giorno dopo, la figlia Flor
de Nieve chiamò Jo e gli disse: – Signor Jo, tutta la famiglia ha deciso di
vendere.
Jo preparò subito il Mandato di
Vendita con Esclusiva e iniziò il processo di vendita. Dopo due mesi non c'era
ancora risposta dal mercato e, dato che la documentazione non era in ordine,
suggerì di sospendere l'azione di vendita fino a quando non fosse completata,
per non correre rischi.
Accettato il suggerimento, la
proprietaria della casa disse a Jo: – Lei venderà la nostra casa!
Non era facile prevederlo,
poiché Jo aveva in mente un lungo viaggio e l'aggiornamento dei documenti si
pensava sarebbe stato pronto a metà dell'anno successivo. Tuttavia, con l'aiuto
di amici influenti, si riuscì molto rapidamente.
Due mesi prima della fine
dell'anno, Flor de Nieve chiamò Jo e gli disse: – Avvocato, prepari il Mandato
di vendita, vogliamo vendere subito; entro quindici giorni avremo tra le mani
la solvibilità successoria.
Jo rifà il Mandato di vendita
con esclusiva e inizia immediatamente il processo di vendita. Quindici giorni
dopo la casa è venduta. Tuttavia, ora iniziava una fase nuova e insolita.
La famiglia provava un
sentimento di attaccamento alla casa che non corrispondeva all'interesse
iniziale di venderla, soprattutto perché Jo aveva suggerito loro di non
venderla.
Quel giorno, dopo aver firmato i
documenti della vendita, nell'Ufficio del Registro Pubblico, il figlio maggiore
chiese a Jo: – Ha visto l'appartamento che ha comprato mia sorella Flor de
Nieve? Jo rispose di no. E rendendosi conto che quell'uomo era pentito di
vendere la casa di famiglia, gli fece un'analisi oggettiva della realtà. Egli
era consapevole di ciò che Jo diceva e partì per la città dove viveva, distante
cinque ore in auto, una delle più belle città del Venezuela: Puerto Ordaz.
La riflessione che fece Jo
risultò di grande interesse per tutti. Egli sapeva che ogni persona è
depositaria temporanea di tutto ciò che le arriva nelle mani. Ma arriva anche
il momento in cui deve lasciare il deposito che le fu affidato, per passarlo a nuove
persone che lo svilupperanno in modo più utile, sia per loro che per la
collettività.
Quell'attaccamento che i
proprietari avevano per la casa venduta, che superava già le loro necessità,
nell'ordine cosmico era giunto il momento perfetto di Dio per essere trasferita
al nuovo proprietario di turno, che ne avrebbe sviluppato il potenziale per
soddisfare le esigenze del mercato. Questa decisione avviene per l'uso del
libero arbitrio, senza imposizione di nessuno, e si verifica per il compimento
di un ciclo esistenziale.
Jo capiva bene che quella casa
era destinata ai nuovi proprietari da molto tempo prima dai reggitori cosmici,
per un accordo preso a livello spirituale tra le parti coinvolte. Poi, quella
gente pagò subito, in modo che i venditori potessero acquistare, a loro volta,
il nuovo appartamento, in contanti. Jo contribuì, con il suo impegno, affinché
fosse pagato il prezzo giusto e in tempo record.
La soddisfazione di Jo fu quella
del ringraziamento di Flor de Nieve e della sua famiglia, per il suo efficace
lavoro di commercializzazione, anche se il giorno della firma all'Ufficio del
Registro Pubblico si sentì dispiaciuto nel vedere tanti volti tristi, invece di
mostrare gioia. L'obiettivo fu raggiunto in tempo record e con il minimo
rischio; Jo era soddisfatto perché la sua missione era stata compiuta.
Jo rifletteva: – Quando arriva
il giorno in cui una proprietà deve essere trasferita alla persona giusta non
c'è nulla che lo possa impedire. Una forza d'impulso entra in scena, come se
fosse una spinta divina, e supera tutti gli ostacoli fino a quando si raggiunge
il risultato giusto e perfetto.
Allo stesso modo, poco prima si
manifesta la forza di blocco, che mantiene la persona immobile finché non
arriva il momento giusto per agire.
Questo ordine cosmico è il
risultato della somma esistenziale che la persona accumula nel suo libro di
vita, come saldo esistenziale, il quale la colloca o ricolloca nel posto
giusto, compiendo i ruoli che corrispondono alla posizione raggiunta.
Tutti noi siamo depositari delle
cose messe a nostra disposizione, siano beni materiali o relazioni affettuose
con persone. La consapevolezza di questa percezione diede a Jo molta
tranquillità, perché lui stesso fu utilizzato dall'ordine cosmico per compiere
l'obiettivo proposto. Era anche consapevole che da qualche parte si trovava la
nuova proprietà destinata a quella egregia famiglia. Così avvenne, in effetti.
Durante tutto il processo Jo
sentì una forza interiore non comune che gli permise di raggiungere la meta.
Qualche ente spirituale esprimeva verso di lui una forza affettiva che lo
spingeva al risultato spirituale. Comprese che questo "ente" che
dirigeva tutto dalla dimensione spirituale era qualcuno che aveva un grande
amore per la famiglia venditrice. Era un effetto di ispirazione che attraverso
Jo dimostrava quell'affetto. Egli lo sentiva, e grazie alla sua conoscenza
delle facoltà spirituali dell'essere umano comprese che quell'affetto non era
suo verso quella gente; era, sicuramente, quello del marito della proprietaria
di casa, padre di tre figli e un nipote.
Fortunatamente, tutto finì bene,
con gli obiettivi raggiunti. Questo caso permise a Jo di trarre diversi
apprendimenti che, senza dubbio, ricorderà sempre, per l'impronta lasciata nel
suo spirito.
Il primo e più importante
apprendimento fu quello di compiere la sua missione senza coinvolgersi
affettivamente, mantenendo la distanza, in modo da controllare la situazione.
Una volta compiuto il ruolo delegato, si deve chiudere il capitolo e andare avanti
senza pensarci più. Certamente, rimane l'amicizia, che è sempre un magnifico
capitale e il valore più importante nella vita.
Il secondo apprendimento è che,
in ogni caso, si deve sempre raccomandare il corso d'azione migliore, anche se
va contro i propri interessi. Se i clienti seguono o meno i consigli, non
importa; il consulente resta con la coscienza tranquilla, il che non è poco.
Il terzo apprendimento è che,
dalla consulenza nell'acquisto del nuovo appartamento, in una delle visite
realizzate, Jo incontrò un suo ex compagno di studi, che gli diede l'incarico
di vendere un suo appartamento, il che gli fornì un nuovo affare commerciale. È
un'ulteriore prova che chi dà, riceve sempre in abbondanza.
Molti dettagli, ancora,
potrebbero essere citati, ma sono apprendimenti di natura personale che non è
il caso di menzionare qui.
Avanti.
En lengua siciliana
U Narraturi di Storie
©Giuseppe Isgró C.
È un omu maturu; si chiama Jo.
Nascìu n Sicilia, un tempu chiamata "Magna Grecia", ma ora si
cunsìdera cittadinu dû munnu.
Ha campatu n Sudamerica di
picciottu; nnô novu munnu scoprìu na rialità trascinnali ca ci desi na visioni
universali dâ vita, la quali, cu tutti i mezi, cumunica a cu voli sentillu.
Era un jornu d’autunnu, nnô
clima tropicari di Venezuela, Jo si truvava davanti a na spiaggia chiamata
“Playa Mansa”, nomu ca l’auturi di st’artìculu ci desi versu l’annu 1990,
quannu scrivìa nnî avvisi di stampa dî casi ca vinnìa: "Davanti a Playa Mansa",
o "Vicinu a Playa Mansa". Stu nomu ristau accussì, n realità.
Jo stava pinsannu mentri
aspittava quarchi genti ca avìa di vidiri un appartamentu, e iddu avìa di
cunsigghiari senza interessi, picchì eranu clienti e amici. Sta situazioni ci
fici vidiri comu, spissu, genti ca si cridi fidata nnô campu di l’immobili, a
voti si ne prufitta o prova a farilu.
Nna dimustrazioni prima, tri
agenti immobiliari trattaru un casu: unu cu mandatu, un secunnu e un terzu,
amicu dû secunnu. Ognunu aumentau u prezzu pi pigghiari cummissioni, senza
sapiri u patruni, inveci di spartiri chidda autorizzata. Ma cu travagghia accussì
nun dura assai. Sulu i veri prufissiunali cu etica campanu longu. Pi chistu Jo
fu chiamatu.
Dopu ca i so sordi foru
investuti nnô appartamentu novu, a prezzu giustu, la famigghia patìu nostalgia:
avìanu vinnutu prima a so casa, unni campavanu pi cchiù di quaranta anni.
Certu, dopu tantu tempu, un locu
residenziali si trasforma n commerciali, e la prupietà pigghia cchiù valuri, ca
ci permette di trasfiririsi a un postu megghiu.
U figghiu cchiù granni accittau
di vinniri pi vuluntà di tutta la famigghia, ma capìu ca stavanu lassannu
scappari l’occasioni di assicurari u futuru economicu di la matri e dî soru.
Jo si ricurdava quannu l’amicu
Luigi ci purtau a chidda casa, picchì i patruna, cu so raccomandazioni, ci
desiru l’incaricu di vinnilla. Prima di trasiri, Jo dissi a la patruna: –
Signura, nun la vinniti a casa; si revalurizza assai e vi cunveni tenilla pi
trasformalla n centru commerciali.
Quasi dui uri Jo pruvau a
cunvinciri a matri e a na figghia, senza successu. Si nni jiu dicennu di
pinsarici prima di fari stu passu.
U jornu dopu, la figghia Flor di
Nivi chiamau Jo e ci dissi: – Signur Jo, tutta la famigghia ha decisu di
vinniri.
Jo prepara subitu u Mandatu di
Vennita cu Esclusiva e accuminciò u prucessu. Dopu dui misi ancora nun c’era
risposta dû mercatu, e picchì i ducumenti nun eranu a postu, Jo suggerìu di
suspènniri finu a quannu si sistemavanu.
La patruna ci dissi: – Vossia
vinnirà a nostra casa!
Nun era facili prevìdillu,
picchì Jo avìa n mente un viaggiu longu, e si pinsava ca i ducumenti si
sistemavanu a mità dû annu dopu. Ma cu l’aiutu di amici influenti, si fici
prestu.
Dui misi prima di finiri l’annu,
Flor di Nivi chiamau Jo: – Avvocatu, prepara u Mandatu di Vennita, vulimu
vinniri subitu; tra quinnici jorna avemu a solvencia successurali.
Jo rifaci u Mandatu cu Esclusiva
e accuminciò subitu. Quinnici jorna dopu la casa era già vinnuta. Ma
accuminciava na nova e strana fasi.
La famigghia sentìa un
attaccamentu a la casa ca nun currispunnìa a l’interessi iniziali di vinnilla,
soprattuttu picchì Jo ci avìa cunsigliatu di nun farilu.
Dopu la firma nnô Registru
Pùblicu, u figghiu cchiù granni ci dissi a Jo: – Ha vistu l’appartamentu ca
cumprò me soru Flor di Nivi? Jo rispunnìu ca no. E capìu ca l’omu era pentitu
di aviri vinnutu la casa. Jo ci fici un’anàlisi obiettiva e iddu capìu. Poi si
nni jiu a Puerto Ordaz, na cità bedda di Venezuela.
Jo riflettìu: ogni persona è
depositaria temporali di tuttu chiddu ca ci capita nnê mani. Ma arriva u
mumentu ca bisogna lassari u depositu a novi patruna, pi sviluppallu megghiu.
L’attaccamentu dî vecchi patruna
era superfluu: era arrivatu u mumentu giustu di Diu pi trasferilla a novi
patruna. Stu ciclu si cumpi cu libbiru arbitriu.
Jo capìu ca la casa era
destinata a novi patruna già di prima, pi accordu spirituali. E iddi pagaru
subitu, accussì i vecchi patruna cumpraru l’appartamentu novu. Jo cuntribbuiu
pi fari pagari u prezzu giustu e n tempu record.
La satisfazioni di Jo fu
l’accurenzia di Flor di Nivi e la famigghia. Ma u jornu di la firma si sintìu
tristizza, picchì vidìa facci scuri inveci di gioia.
Jo pinsava: – Quannu arriva u
jornu ca na prupietà ha di passari a cu spetta, nenti u pò firmari. Na forza
divina supera tutti l’ostàculi finu a u risultatu giustu.
Prima, si manifesta na forza di
bloccu, ca manteni la persona ferma finu a u mumentu giustu.
Stu ordini còsmicu è u risultatu
di la somma esistenziali ca ognunu accumula nnô libbru di vita.
Tutti nuatri semu depositari di
beni materiali e di relazioni affettive.
Sta cuscenza desi a Jo paci,
picchì capìu ca era strumentu di l’ordini còsmicu. E era cuscienti ca n’autra
prupietà aspittava a la famigghia.
Durante tuttu u prucessu Jo
sintìu na forza interna rari. Un enti spirituali ci trasmetteva affettu pi la
famigghia. Capìu ca era u maritu di la patruna, patri di tri figghi e un
niputi.
Fortunatamenti, tuttu finìu
beni. Stu casu desi a Jo diversi apprendimenti.
U primu: cumpìri a missioni
senza ntricarsi affettivamenti, mantenennu distanza. Una vota cumpiutu u rolu,
si chiudi u capitulu e si va avanti. L’amicizia resta, ed è u capitali cchiù
preziosu.
U secunnu: sempri cunsigliari u
megghiu cursu d’azzioni, puru si va contra interessi proprii. La cuscenza
tranquilla è ricchizza.
U terzu: nnâ visita pi
l’appartamentu novu, Jo s’incontrò cu un vecchiu cumpagnu di studi, ca ci desi
l’incaricu di vinniri un appartamentu so. Accussì Jo avìa un novu affari. Cu
dà, sempri ricevi.
Tanti dettagli si putissiru
ancora cuntari, ma sunnu apprendimenti personali.
Avanti.



Excelente historia, una de tantas que vivió y seguirá viviendo el narrador, adelante🙌
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