LA
SABIDURÍA DEL QUIJOTE
©GIUSEPPE
ISGRÓ C.
Cervantes,
con el Quijote plasmó una de las obras más originales de la literatura
universal.
El
Quijote es un homenaje que Cervantes rinde a la cultura árabe en España, de
influjo enriquecedor en todos los ámbitos: literatura, arquitectura, idioma,
música, espiritualidad, ciencia, y un largo etcétera.
Es
la obra emblemática de España, marcando un antes y un después de la misma.
Paradójicamente, Cervantes coloca como autor imaginario del Quijote, a Cide
Hamete Benengeli: Un árabe.
Cervantes
se alimentó en las fuentes clásicas, leyendo las obras de: Francisco Petrarca,
Giovanni Boccaccio, Dante Alighieri, Erasmo de Rotterdam, Ibn Arabi, Mahoma,
Plotino, Plutarco, Séneca, Cicerón, Platón, Xenócrates, Esquilo, Hesíodo,
Homero y Hermes Trismegisto, por nombrar sólo algunos. Era un buscador
acucioso.
El
Quijote presenta una visión positiva, y optimista, de la vida, en elevado
grado, frente a todas las circunstancias y variantes.
Contiene
los valores universales esenciales que facilitan la práctica de las virtudes.
Sus lectores encuentran consejo oportuno, estímulo moral y sosiego, para
superar las pruebas de la vida y triunfar.
Es
un potente faro de luz y de ideas que iluminan los caminos a seguir, o permiten
abrir nuevas sendas creadoras. Esta es la razón por la que excelentes líderes,
políticos, y personas en general, se inspiran en el Quijote para optimizar los
resultados de su labor, ampliar su visión existencial, día tras día, y vivir
más felices y confiados.
Los
jueces, suelen inspirarse en Sancho Panza, cuando en la Isla de Barataria juzga
y resuelve casos que denotan la agudeza jurídica de Cervantes.
Porque,
a no dudarlo, no es ni de Alonso Quijano, alias Don Quijote, ni de Sancho
Panza, de donde fluye tan grande caudal de sabiduría, sino de su autor:
Cervantes, y de la inherente inspiración que los autores geniales suelen tener,
además del cultivo del arte y de las extensas lecturas.
Salvo
que, en las regiones insondables de la imaginación, que es la dimensión
espiritual de la vida, vivan, de verdad, verdad, “dos genios” denominados,
convencionalmente, Don Quijote y Sancho Panza, que inspiraran a Cervantes su
magna obra. ¿Quién puede saberlo?
Cervantes
estaba consciente de que los dos principales personajes de su inmortal Quijote
le quitarían gloria como escritor, pasando él a un segundo plano, al adquirir
ellos vida propia y fama imperecedera, como en efectos, así ocurrió.
Muchos
se identifican con Don Quijote, sin embargo, no en menor cantidad los hay que
lo hacen con Sancho Panza. Franz Kafka es uno de ellos. En el mundo entero,
gran número de personas quisieran leer una historia de Sancho Panza, y buscan
obras de ese tenor. Es decir, le tienen, en su imaginación, como un personaje
verdadero. Con Don Quijote ocurre igual.
Cada
uno de los personajes del Quijote refleja la idiosincrasia de una época, y,
algunos, como el Caballero del Verde Gabán, son profetas de nuevas realidades
por emerger, como lo fue el caso de la burguesía española, adinerada y
cultivada, posterior a los tiempos de Cervantes, que previó con claridad.
La
sabiduría universal que Cervantes logra plasmar en el Quijote, es atemporal.
Además, divirtiendo, instruye.
Recordemos
unos pocos aforismos cervantinos:
1)
-“Que siempre tengas… firme propósito de acertar en cuanto negocios te
ocurrieren, porque siempre favorece el cielo los buenos deseos”-.
2)
-“Y en todo haréis como se espera de vuestro entendimiento”-.
3)
–“Y será bueno darle tiempo al tiempo”-.
4)
–“¡Bendito sea el poderoso Dios, que tanto bien me ha hecho!”
5)-“Mis
costumbres me dieron renombre de bueno”-.
6)
-“Y estando uno contento, no tiene más que desear”-.
7)
–“Y aquí entra –en juego- la habilidad y el buen juicio, y principalmente la
buena intención de acertar”-.
8) –“Siempre la alabanza fue
premio de la virtud”-.
9)
–“Lo que los cielos piden, la fortuna ordena, la razón pide, y, sobre todo, mi
voluntad desea”-.
10)
-“No le queda otro camino para mostrar que es caballero sino el de la virtud:
siendo afable, educado, cortés, comedido y oficioso”-.
El
Quijote es para tenerlo en la mesita de noche, permanentemente, y nutrirse,
cada día, con la porción de sabiduría que a cada quien le apetezca, meditando,
luego, en los elevados ideales quijotescos que enriquecen al ser humano,
integralmente.
Adelante.