EL SERVICIO Y LA AUTORREALIZACIÓN
©Giuseppe
Isgró C.
Tres responsabilidades tiene el ser humano: la primera,
con Dios; la segunda: con la humanidad y, la tercera, consigo mismo.
La responsabilidad con Dios, es la de cumplir con los
objetivos cósmicos asignados al ser humano como metas de evolución en la
realización de la gran obra; tiene libre albedrío, pero debe cumplir las leyes
cósmicas acordes con los valores universales, cuyo cumplimiento constituye la
practica de todas las virtudes, hasta que se gradúa de maestro de la creación.
Tiene que estudiar eternamente, en los eternos y continuos ciclos de vidas, la
obra universal y engrandecerla con el propio aporte. En síntesis, le
corresponde cooperar con Dios, en su obra, como co-creador. Cada ser es un
creador secundario de la naturaleza.
Con la humanidad, tiene un compromiso el cual consiste en
la cooperación que debe prestar para la realización de la gran obra; dicha
cooperación la da a través del servicio, por cuanto, sostener la vida en el
planeta en que se vive constituye deber de todos, y cada uno asume el
compromiso de cubrir una o varias necesidades sociales, con cuya oferta de
servicio obtiene la respuesta que él requiere, y en el servicio prestado se
obtiene la compensación respectiva. A la vez que el servicio permite obtener la
compensación para sufragar el propio sustento, constituye a la vez, una forma
de crecimiento personal, por cuanto, la variedad de situaciones que se van
presentando exigen el perfeccionamiento como profesional y como persona, única
manera de que se requieran los propios servicios en el espacio y tiempo.
La responsabilidad consigo mismo consiste en que, el ser
humano, tiene el derecho y el deber de cuidar de sí mismo, de embellecer el
espíritu, -personalidad del alma-, desarrollar los dones con que la vida le ha
dotado, y realizar la cuota de
cooperación, a través del servicio, con la humanidad y con Dios, para que,
oportunamente, se le pueda pagar el respectivo salario cósmico.
El servicio efectivo, generoso, oportuno, con amabilidad,
constancia, recorriendo el kilometro extra, es decir, dando más de aquello por
lo cual le pagan, es el medio de obtener el salario cósmico, -compensación y
aprendizaje-, y además el derecho de obtener la oportunidad de asumir nuevos
compromisos de servicio y obtenerlos, en el nuevo nivel de competencia que, por
la experiencia y conocimiento, va adquiriendo.
¿Qué es lo que sabes hacer?
¿Qué te gusta hacer?
¿Cuál es tu vocación?
¿Cuál es tu visión del entorno en que vives: del planeta,
del universo y de la vida?
¿Cuáles son tus aptitudes y fortalezas que pudieras
explotar, proporcionando bienes y servicios a la colectividad?
¿Cuáles son los puntos menos fuertes que debes potenciar
y desarrollar, en cuanto a cualidades, conocimientos, experiencias, etc?
¿Cuáles son las fortalezas de la zona en que tú piensas
prestar el servicio?
¿Cuáles son las necesidades insatisfechas del entorno al
cual piensas dedicar tu servicio, asumiendo determinadas cuotas de compromiso
social, mediante bienes y servicios
determinados?
Todas estas preguntas permiten reflexionar sobre cuales
deben ser los objetivos de servicios a la colectividad y cuáles los resultados
que debes alcanzar para satisfacer tus propias necesidades que garanticen el
éxito mínimo, en el menos favorable de los casos; cuáles los resultados que
justifiquen que te dediques a la actividad y cuales los que,
alcanzándolos, te dan brillo.
Afirma:
1. Entro al
servicio del Creador Universal. (Tres veces).
2. Ahora estoy,
ya, al servicio del Creador Universal. (Tres veces).
3. Me encuentro
bajo la guía de su voluntad divina, con la investidura de su poder, en la
realización de su Obra. (Una sola vez).
El propio desempeño, en todos los ámbitos existenciales,
es, en realidad, un servicio a la Divinidad y a la realización de su Gran Obra,
en la expansión incesante, y eterna, de la Creación. De acuerdo a la magnitud
del servicio brindado, y de los resultados alcanzados, se obtiene el salario
cósmico, que trasciende la simple remuneración, u honorarios que se perciben,
en un momento dado, por el despliegue profesional. Estos resultados, positivos,
o, eventualmente, negativos, según los casos, pasan a engrosar, o a disminuir,
el saldo de la suma existencial.
La suma existencial, de manera integral, dada por la
balanza de la justicia divina, por la ley de compensación cósmica, bajo la
égida de la ley de igualdad, -que rige igual para todos- activa a la ley de
afinidad, ordenadora de la vida y del universo, ubicando, o reubicando, a cada
ser, -y cosa-, en el orden que le corresponde en el concierto universal, en
armonía con todos y con el Todo. En esto reside el gran secreto ordenador de la
vida.
La elección del servicio es la selección del camino a
seguir en la vida, mediante el cual, recorriéndolo, gradualmente, habrán de
conducirte a las respectivas metas, en todos los niveles existenciales. Una vez
asumido el reto, la misma vida te secundará para que alcances los mejores
resultados factibles, como un instrumento de la voluntad divina, la que te guía
por inspiración.
La elección del objetivo de servicio te conecta con tu
propio poder interior en conexión con la fuente: -el Creador Universal-, a cuyo
servicio estamos todos.
Es preciso tener presente, que muchas personas eligen el
propio servicio bajo la guía y la inspiración espiritual, que, muchas veces, de
la manera más extraña, son conducidas hasta nuestro despacho. Esto trasciende
la casualidad.
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