EL LENGUAJE DE LA
TIERRA.
©Giuseppe Isgró C
El lenguaje de la
Tierra: hay que aprender a interpretarlo. Las tradiciones antiguas hacen
referencia a la descomposición moral de los habitantes como causas del
hundimiento de civilizaciones desaparecidas como la Atlántida, Lemuria y otras
menos conocidas, cuyos restos van aflorando con la investigación arqueológica.
El Estado actual de
la humanidad, por supuesto, sin generalizar, muestra signos evidentes de
decadencia moral, cuyos estados de conciencia precisan su inherente
transmutación a niveles de mayor pureza original, con el cultivo de los valores
universales y las virtudes: el amor, la justicia, la belleza, la prudencia, la
fortaleza y la templanza.
Hemos visto, en
estos días, lo fácil que es que desaparezcan ciudades o países enteros poniendo
al descubierto a un ser humano indefenso frente a la acción de la naturaleza.
El hombre, que se
cree todopoderoso, y con derecho de violentar los más elementales derechos
humanos, a nivel de gobernantes de diversos países, en el planeta tierra,
creyéndose amos y señores de vidas y destinos, son algo menos que nada frente a
la acción imperante de la naturaleza que reclama a los infractores por sus
extravíos, señalándole, claramente, a todo buen entendedor, que debe rectificar
su conducta moral, en primer lugar.
No, impunemente,
no, ya que a toda acción le sigue su reacción, como su propia sombra. El
planeta está en peligro. Hay que comenzar a respetar la vida de los cuatro
reinos naturales: humana, animal, vegetal y mineral. A qué sirven los extravíos
de algunos locos, en el mundo, que juegan a ser dioses, cuando no son más que
insensatos. Esos pocos grupos de poder de índole oscurantista, desde la época
medieval, y aún desde antes, no rehúsan en transgredir las leyes naturales
conduciendo a la humanidad por falsos derroteros.
La naturaleza de
las cosas hace sentir su voz de reclamo y reclama y aplica la justicia natural,
corrigiendo lo que debe ser corregido.
Es hora de ayudar a
la Tierra, rápidamente, como con sabiduría lo pedía el gorila Koko. Si los
animales hablarán más, ¿cuántas cosas nos dirían?
El hombre se cree
el ser más inteligente, en la naturaleza. ¿Lo es, realmente? ¿Piensa, el
hombre? ¿Usted que cree? Personalmente, tengo la certeza que los animales, los
vegetales y los minerales, piensan, como hay evidencias científicas que lo
demuestran.
Pero, sinceramente,
en cuanto al hombre, tengo mis reservas si realmente piensa. Hay muchas
evidencias de que no lo hace, sino que absorbe matrices de opiniones, y las
aplica como si fueran sus propias opiniones, o pensamientos, sin serlo.
Los animales, los
vegetales y los minerales, saben a ciencia cierta por sí mismos. El hombre cree
saber, peno no sabe reconocer su propia ignorancia, fuente de la auténtica
sabiduría.
El hombre es el
opresor del hombre en gran número de niveles, vertientes y variantes. Y también
del reino animal.
Es, sin darse
cuenta, un prisionero del planeta tierra, en manos de unos pocos “matones de
turno”, en cada generación, de los cuales deben emanciparse, para buscar su
propia liberación por el amor, la justicia y el progreso.
Los gobiernos del
mundo, hoy, no sabrían que hacer con un humano inteligente desarrollado; por
eso, buscan de amarrarlo a esquemas de antiguos cortes oscurantistas, de los
cuales se emancipará, ¿qué duda cabe?, pero, precisará su tiempo, hacerlo.
Los líderes del
mundo deben cambiar su enfoque del liderazgo buscando la emancipación del ser
humano por el progreso integral a niveles elevados de conciencia.
Mientras tanto, de
vez en cuando saldrá un nuevo “loco”, con su bomba atómica, amenazando a la
humanidad, como si fuese un dios rapaz y vengativo para demostrar su estado de
inferioridad moral, del cual, ni remotamente se da cuenta.
Seguiremos
reflexionando al respecto........
No hay comentarios:
Publicar un comentario