domingo, 10 de septiembre de 2023

BUENAS SEMILLAS, ESCUDERO:

 


BUENAS SEMILLAS, ESCUDERO:

 

©Giuseppe Isgró C.

 

 

 

Escudero, -dijo Hidalgo:

 

Todo cuanto hacemos hoy es una siembra cuyos frutos recogemos, aun cuando haya transcurrido largo tiempo. Como el viento, un mecanismo natural  dispersa las semillas de los pensamientos, de los sentimientos, de las palabras y de las obras, conduciéndolas hacia donde deba hacerlo, por influjo de la ley cósmica, fructificando, y sus semillas, también, en progresión geométrica. Si hemos sembrado semillas buenas, los frutos serán de análoga calidad, y esos mismos son los que, sosegados, disfrutaremos como bendiciones que la vida trae de donde menos se espera.

Por eso, Escudero, procura sembrar lo mismo que anhelas disfrutar, porque esa es la ley de la vida: lo mismo que damos recibimos. La copa que utilizamos para dar, la vida la vuelve a emplear para retribuirnos con el salario cósmico. Generosidad, o mezquindad, para dar o recibir, lo elegimos cada quien. La vida deja en libertad a cada quien, por eso le otorgó el libre albedrío.

Aunque hoy pareciera que hemos dado más de lo que nos pagaron por nuestros servicios, hagamos la obra a la perfección. En la obra bien hecha está nuestra gratificación, aún miles de años después.

Cuando admiramos las obras geniales de Leonardo Da Vinci, o de Platón, o Aristóteles, u Homero, y los calificamos, admirados, de grandes genios, en sus respectivos artes, seguimos retribuyendo su trabajo ejemplar, su esfuerzo amoroso hacía la búsqueda de la perfección que se impone al paso de los tiempos, como le ocurrió a Cervantes, con el Quijote, y todas sus obras. Ellos no se emplearon a fondo porque alguien, entre sus contemporáneos les iba a pagar honorarios, o le iba a proporcionar reconocimientos, que casi siempre los contemporáneos están lejos de dar. Ellos trabajaron para sentar las bases de la eternidad, cuyo camino recorren, ad infinitum, buscando la perfección, siempre relativa, en sus obras, por su sed de conocimientos, y por su afán de adquirir la experiencia de la perfección de un arte infinito en sus alcances, en todas sus vertientes y variantes.

Siembra, Escudero, con amor, semillas buenas, que esos serán los frutos buenos que degustarás cuando más lo precises, en el espacio y en el tiempo, aún después de muchas vidas por delante.

Adelante.


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