SI HACES ALGO BUENO
©Abg. Giuseppe Isgró C.
Decía Bias, El Prienio, uno de los siete sabios: –“Si haces algo
bueno, atribúyelo a los dioses, no a ti mismo”.
Los antiguos, como lo
demuestra la obra homérica, y la de tantos otros pensadores, estaban
conscientes de la inspiración que el ser humano recibe desde la dimensión
espiritual.
Esto determina que, las
mayorías de las obras ejecutadas por los seres humanos tienen un toque de
inspiración divina.
En primer lugar, por los
valores universales de la ley cósmica impresa en la conciencia, que generan,
constantemente, sentimientos que fungen de guía en la orientación de los
pensamientos, de los sentimientos, de los deseos, de las palabras y de los
actos.
Es la guía divina del Gran
Pedagogo, que constantemente inspira y fortalece a los seres en los cuatro
reinos naturales.
En segundo lugar, la
inspiración de los entes afines, desde la dimensión espiritual, o desde la
dimensión física, por proyección espiritual, que apoyan toda realización
humana.
Esto significa que, aunque
se es realizadores y aparentes ejecutantes de determinadas obras geniales, o
comunes, en el fondo, tanto en las unas como en las otras, se es instrumentos
de la voluntad divina en el cumplimiento del plan cósmico.
Por lo cual, es impropio
auto-elogiarse por la labor realizada, cuando ello representa el cumplimiento
del propio deber, y, realmente, una obra común, donde tanto el plan como los
recursos, y las inspiraciones, en línea general, se nos aportan como una
contribución.
Es la oportunidad que la
vida nos brinda de adquirir nuevos estados de conciencia mediante la propia
cuota de cooperación en la obra cósmica, con el fin de percibir el salario
cósmico.
Decía Simón Bolívar, y es
oportuno traerlo a colación: “El elogio de sí mismo se hace en detrimento del
propio mérito”.
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