SER COMO EL VIENTO
©Abg. Giuseppe Isgró C.
El viento es
producido, fundamentalmente, por diferencias de temperaturas entre dos masas de
aire, que determinan sus respectivos movimientos de sitio y altitud,
permitiendo la adaptación de cada masa de aire de acuerdo a las nuevas
realidades y ubicando a cada una según su grado de temperatura, formando parte
del movimiento universal que perpetúa la renovación de la vida y la evolución
en todos los ámbitos de la naturaleza.
Igual ocurre en el
ser humano: las diferentes circunstancias que se afrontan, su grado de
comprensión y actitud frente a la vida y a las situaciones, su nivel evolutivo
o suma existencial hasta ese momento, por la ley de la afinidad cósmica y la
compensación decretada por la ley de la justicia, en igualdad frente a la ley y
dentro de ella, cada persona se va reubicando, constantemente, ejerciendo su
poder de elección y libre albedrío, en la asunción de responsabilidades y cuota
de participación en la realización de la Gran Obra, de acuerdo a los planes
trazados por el Creador Universal.
Ser como el viento:
1. Eterno, tal como es el Espíritu inmortal que anima al ser humano y a cada ser de los cuatro reinos naturales, en la pluralidad de existencias y de mundos habitados dentro del infinito universo en continua expansión.
2. Inasible como medio de defensa frente al entorno, que, al igual que el inmortal espíritu, cada ser es indestructible, con eterna vida.
3. Fluente a través del servicio, por medio del cual, as mismas condiciones del entorno, de acuerdo con las inquietudes de los tiempos, utilizarán, a cada quien, allí donde, precisamente, pueda ser más útil su concurso, que suele ser, casi siempre, en el mismo lugar en que se encuentra.
4. Vivificador, aportando regocijo y bienestar reconfortantes
para reestablecer el equilibrio vital.
5. Fluir sin apegarse a ningún sitio, circunstancias o
personas, avanzando constantemente, renovándose y cargándose con los aromas de los
caminos cuyas esencias saben captar los más experimentados, no pasándoles
desapercibido el largo paso del tiempo. Quien lleva mucho tiempo recorriendo el
camino sabe cuando el otro viajero viene desde muy lejos, por su faz luminosa,
por sus músculos relajados, por su andar pausado y su mirada fija en la meta suprema,
en unión perfecta con la fuente, por cuanto la Rueda, el caminante y el camino
son la misma cosa y en cualquier lugar siempre se encuentran en el centro del
universo y todo gira a su alrededor, en armónico movimiento en forma de espiral
ascendente hasta el infinito y siempre encontrará un más allá.
6. Ser un instrumento de la vida para que el propio servicio sea utilizado de acuerdo a las necesidades del momento. Según la forma en que enfile las velas un navegante u otro, el mismo viento les conduce a lugares diferentes y a su respectivo destino; lo que cuenta no es tanto la dirección que trae sino el destino que cada quien eligió y la disposición de su actitud y las expectativas positivas.
7. Cooperante en todas las realizaciones de la
naturaleza: conduce su aporte al lugar propicio para que la zona respectiva sea
vivificada con su acción. Transporta las simientes que habrán de perpetuar la
vida en lugares distintos a sus propios orígenes.
8. Adaptarse a las circunstancias y perdurar en el tiempo, de acuerdo a la ley del cambio.
9. Purificar los ambientes por donde se camina, con la propia aura de paz.
10. Cargarse de energía, realizando ejercicios de respiración profunda, vigorizando el cuerpo y la mente, potenciando el propio magnetismo personal, otorgándole ligereza de movimiento en el cuerpo, expresión relajada en la cara y tono vibrante en la voz.
11. Realizar la labor con amor, buen humor y disfrutar la propia condición, dando desinteresada y generosamente y recibiendo, automáticamente, por la ley de compensación, valor por valor.
12. Siendo suave en los modales, se refleja el
propio poder interior. Hay que mantenerse en la polaridad positiva para ser un factor
constructivo en el propio entorno.
13. Aplicando la justicia en todos los actos, se experimenta
la verdadera felicidad. Por encima del hombre se encuentra la naturaleza y el
Supremo Artífice, con su Ley Cósmica, cuyos alcances y sus acciones pedagógicas
y coactivas, constantes. Cada quien cosecha lo que siembra, es la esencia de la
ley de causa y efecto.
14. Fluir serenamente activa los poderes creadores de la mente.
15. Libre y de buenas costumbres, como los antiguos y modernos constructores, los primeros, operativos en el arte, y los segundos, filósofos reflexivos en el estudio de todas las ciencias, pero todos, practicantes de todas las virtudes.
16. Escudriñar hasta lo mas recóndito cada cosa antepuesta a la propia atención para desentrañar su verdad inherente.
17. Abrir nuevas rutas en las dieciocho
direcciones de la rosa de los vientos. Para ser viento es preciso recorrer caminos.
Descubre los atributos divinos dentro de tu ser y aprovecha su incesante fluir,
en conexión con la Fuente Universal.
Adelante.
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