OTROS AFORISMOS
Y DIVERSAS NOTICIAS DE TALES DE
MILETO
©Abg. Giuseppe Isgró C.
1. –“Indicio y seña de ánimo prudente nos da quien habla poco. Alguna cosa sabia,
e ilustre, elige siempre. Quebrantarás así locuacidades”.
Hablar poco, por objetivos y resultados, con un propósito definido de
comunicarse con efectividad, yendo al grano, al meollo de la cuestión, como lo
expresa el mismo Tales, es indicio y seña de prudencia, de sabiduría. Es
preciso hablar sobre las cosas esenciales que se quieran comunicar y muy poco
de sí mismo, de quien se es, de lo que se hace, de lo que se quiere realizar,
excepto que es imperioso hacerlo cuando sea preciso que la otra parte lo sepa.
Oír mucho, es una cualidad que transforma al oyente en un magnífico
conversador. A la mayoría de las personas le gusta hablar mucho, pero, oír muy
poco. Existen numerosas personas a quienes les encanta ser oídas. Sin embargo,
jamás de debe oír a nadie por hipocresía, salvo en casos estrictamente
indispensables y lo netamente necesario. La conversación se puede orientar
realizando preguntas fundamentales para que la persona con quien se conversa se
explaye sobre ellas, y nos relate las cosas esenciales que se desean conocer. A la gente le gusta
hablar de sus inicios en su profesión, o negocios, de los éxitos alcanzados, de
las dificultades superadas, de la experiencia obtenida y de sus grandes
realizaciones en general. Escuchando con atención se aprende mucho y se
comunica poco de sí mismo. Sobre todo, es preciso dejar de hablar de los
propios objetivos y metas; de lo que se aspira realizar ya que ello crea
fuerzas antagónicas a los propósitos. Si se desea realizar algo, es preciso
hacerlo en silencio, emulando a la naturaleza que utiliza esa forma de trabajo:
en silencio. Hablar bien, siempre, de los demás, o callar; contar cosas
positivas, nada negativo ni mencionar las propias dificultades, en un momento
dado, ya que la gente tiende a sacarle el cuerpo cuando alguien atraviesa algún
momento poco fácil. Si tienes algún problema, en determinadas ocasiones, no
hable de él a nadie, excepto a las personas involucradas, o que tienen interés
en saberlo. Por lo demás, tanto los objetivos como las situaciones por
resolver, deben abordarse silenciosamente. Hablar de historia, de personajes
ilustres, de anécdotas moralizadoras, de casos ejemplares permite comunicarse adecuadamente,
cuando hay poco que decir. Las locuacidades que es preciso interrumpir, con
tacto, es cuando las personas hablan de cosas negativas que han ocurridos a
otros. De un recuerdo se pasa a otro, y hay que descontinuarlos con algún
comentario, como, por ejemplo: Háblame de todo lo bueno que sepa de los demás. Una
vez logrado el objetivo con la conversación, hay que expresar las gracias y
retirarse. El buen conversador sabe terminar a tiempo una conversación. Hay
personas que ignoran como hacerlo y se extienden indefinidamente, creando
incomodidad. Por ejemplo: Sr. Fulano de tal, le doy las gracias por su
cooperación, o por su compra, estoy siempre a sus órdenes. Nos veremos otro
día, o, ya le haré una nueva visite en otra oportunidad. Es preciso pensar y
meditar en abundancia, discerniendo entre la verdad y la falsedad; entre lo
justo y lo injusto; entre los valores y los anti-valores; así como, sobre el bien,
la bondad, la belleza, la fortaleza, la templanza, la justicia, la prudencia,
la prosperidad, las soluciones y los logros positivos, el cumplimiento del
propio deber, y el amor. Todo lo que se expresa debe reflejar la actitud mental
positiva, el entusiasmo, el optimismo, y la buena voluntad en todo.
2. –“De los seres el más antiguo es Dios, por ser
ingénito; el más hermoso es el universo, por ser obra de Dios; el más grande es
el espacio, porque lo contiene todo; el más veloz es el pensamiento, porque
corre por todo; lo más fuerte es la necesidad, porque todo lo vence; el más
sabio es el tiempo, porque todo lo descubre”.
3. –“Entre la desencarnación y la vida no hay diferencia alguna”-.
No existe diferencia alguna entre el estado de Espíritu desencarnado y
el de Espíritu encarnado. La vestidura corporal no es el ser, sino el vehículo
físico como manifestación de la vida en el plano material, pero el cuerpo no es
el ser; el conductor es el Espíritu, o ente inteligente. Es el mismo Espíritu
con la única diferencia que en un estado se encuentra ligado al cuerpo por
intermedio de su alma; en el otro, el Espíritu se encuentra emancipado de la
envoltura carnal, y libre en la dimensión espiritual. Los atributos divinos de:
vida, eterna e inmortal, conciencia objetiva y subjetiva, inteligencia,
aptitud, actitud, carácter, y las cualidades o atributos, como el amor, la
prudencia y la sabiduría, la justicia, la fortaleza, la templanza, la
paciencia, la tenacidad, la belleza, y los sentimientos morales, pertenecen al
Espíritu, no al cuerpo. Son idénticos tanto en el ser encarnado como en el
desencarnado. En ambos estados la vida es eterna e inmortal. El Espíritu
sobrevive al cuerpo; el cuerpo, se transforma, nuevamente, en energía,
volviendo al depósito universal, del cual ha sido tomada para manifestar al ser
físico o encarnado.
4. –“Esconde tu
felicidad, no provoques envidia”.
La templanza es
un atributo divino que permite la moderación, el autodominio, la serenidad, la
calma imperturbable, la impasibilidad. La expansión expresiva, la comunicación
sin medidas, desgasta la propia energía y comunica estados de felicidad que
generan envidia y fuerzas antagónicas. Hablar sobre sí mismo, de los propios
logros genera fuerzas adversas que constituyen un hándicap que será preciso
realizar un esfuerzo extra para dominarlo. El silencio sobre quien se es, se
realiza o anhela llevar a cabo, es preciso cultivarlo. De esa manera, nadie se
preocupa de los propios proyectos y realizaciones. Se pasa inadvertido, hasta
cierto grado, y se puede trabajar con tranquilidad. Hay preguntas claves que
las personas realizan para averiguar como le va a cada quien. A ese tipo de
preguntas de cómo le va, es preciso responder: -“Hay que dar gracias a Dios”.
Pero, cómo le va, le vuelven a preguntar: -“Hay que dar gracias a Dios”. Y no
salir de eso. Hay que dar gracias a Dios; pero, usted no soltó prenda.
Igualmente, a la gente le gusta averiguar si tiene dificultades. Si las
hubieran, ellas suelen ser portadoras de oportunidades de progreso; jamás se
debe hablar con nadie, salvo casos muy excepcionales. Tanto se trate de la
propia felicidad como de situaciones adversas por las cuales se puede pasar,
hay que callar sobre ellas y dejar de referirse. Siempre, la respuesta debería
ser: Hay que dar gracias a Dios, y pasar a otro tema.
5. Dijo Tales: -“La noche fue un día
antes del día”-.
¿Qué quería significar con este aforismo, Tales? El día de veinticuatro
horas está conformado por cuatro segmentos de seis horas cada uno, que
representan: la madrugada, a la primavera; la mañana al verano; la tarde, al
otoño; y la noche, al invierno. Cada uno cumple con una función creadora.
La primavera, de despertar, que preanuncia la exuberancia de la
naturaleza, de actividad creativa plena. De cuatro a seis de la mañana, son
horas fértiles. Afloran en la mente las ideas intuitivas e inspirativas que
fertilizan los pensamientos y los sentimientos con semillas que habrá sembrar
en la fase siguiente como obras de realizaciones. Cada semilla conlleva
implícita un objetivo y su inherente resultado en armonía con los planes
trazados por el Supremo Artífice en la Ley Cósmica. Es un tiempo propicio para
el estudio y la meditación; para la toma de decisiones y la planificación
estratégico-táctica cuyos cursos de acciones habrán de ejecutarse en la fase
activa, que es la mañana o el verano de la vida. La primavera representa la
fase de la recuperación en el ciclo económico. Es un despertar que habrá de
conducir, seguidamente, a la expansión plena creadora de la riqueza, mediante
la inversión. Inversión equivale a siembra; si no se siembra no habrá cosecha;
si no se invierte no habrán resultados financieros o de otras índoles, ya que
la riqueza integral tiene muchas vertientes: financiera, de salud, de
conocimientos, de espiritualidad, y tantas otras como cada quien sea capaz de
percibir.
La mañana representa al verano y a la fase de expansión económica plena;
es una fase de inversión total e integralmente, en todas las vertientes y
variantes de la vida. Es actividad plena para la realización de los nuevos
objetivos del día que aportarán los resultados que deben ser cosechados en la
tarde o el otro de la vida, para pasar la noche, o el invierno tranquilos, cuya
abundancia debe alcanzar hasta la madrugada siguiente, y la mañana, como fases
de preparación y de trabajo expansivo de inversión para realizar nuevos logros,
o para restablecer el equilibrio preexistente, pero en un mejor nivel, acorde
con el floreciente nuevo ciclo natural, o existencial, que ha aflorado con la
madrugada.
La tarde, o el otoño de la vida, a su vez con diversas fases, es un
período para la cosecha de los frutos aportados por las semillas sembradas en
la mañana, o verano; pero, en el otoño, también existen semillas que sembrar
para cosechar los frutos del invierno; son los frutos tardíos pero necesarios
del invierno o la noche. Por cuanto la naturaleza, aún en su fase pasiva, o durmiente,
aparentemente, no duerme jamás, pero si tiene ciclos alternos de
actividad-descanso: fases cooperantes entre sí de acción-reacción, de siembra y
recogida, de trabajo y recuperación; de inversión y ganancia.
La noche representa el invierno de la vida, o a la contracción
económica. Es un tiempo de recuperación para reequilibrar las propias energías
o fuerzas. Cuando Tales habla que la noche fue un día antes del día, significa
que representa una fase del ciclo anterior, en la alternación cíclica de todas
las acciones vitales de la vida.
6. Cuando le preguntaron si los
dioses veían las injusticias de los hombres, respondió: -“Y, aún, hasta los
pensamientos”.-
Esta respuesta aportada por Tales de Mileto, se asemeja a otra que
obtuvo Allan Kardec, al formular, en El Libro de los Espíritus: -“Pueden los
Espíritus conocer nuestros pensamientos?”
A la cual obtuvo por respuesta: -“Aún aquellos que vosotros quisierais
esconderos a vosotros mismos. Es imposible esconder alguna cosa a los
Espíritus”-.
Luego, vuelve
a preguntar: -“Es más fácil, por lo tanto, esconder una cosa a una persona
mientras viva, que escondérsela después de su desencarnación?”
-“Ciertamente,
ya qué cuando vosotros creéis de no ser vistos, sois frecuentemente circundados
por una cantidad de Espíritus, que os observan”-.
En la acepción
de los antiguos, dioses equivalen a espíritus. Es importante destacar que, un
Espíritu encarnado, es decir, cualquier persona, o ser en cualquiera de los
otros reinos naturales, en su percepción objetiva, no perciba que alguien,
allegado o no, realiza algún acto favorable o desfavorable que le favorezca o
perjudique, mediante la percepción intuitiva, o inspirativa, lo presiente. Y
aunque conscientemente no tenga una idea clara al respecto, lo intuye o
presiente, adoptando una actitud positiva o de alerta, en torno al autor de
cualquier acto de esa índole. Pero, a nivel de Espíritu, cada quien sabe
cualquier cosa que le favorezca o afecte, adoptando el estado anímico
vinculante.
A nivel de
conciencia, cualquier pensamiento, sentimiento, palabra o acto que se realice
que beneficie o afecte a otro ser de los cuatro reinos naturales, es registrado
tanto en la conciencia del ser actuante, como en la conciencia del ser
beneficiado o afectado, como de la conciencia cósmica del Ser Universal, e,
inherentemente, la conciencia de todos los seres, simultáneamente, por ser una
sola la conciencia universal con la que se está interconectados. Los seres que
han alcanzado estados de conciencia superiores, perciben claramente el estado
vibratorio que representa la suma existencial de cada ser con quien entra en
contacto, y sin que la otra parte pronuncie palabra alguna, sabe, o reconoce,
por percepción intuitiva el status de la persona con quien entra en contacto.
Otro le preguntó:
7. –“Qué cosa es difícil? –Le respondió: Conocerse a sí mismo”-.
8. –“Qué cosa es fácil? Dar consejos a otros”.
9. -“Qué cosa es suavísima? Conquistar lo que se desea”.
10.
-“Qué cosa es Dios? Lo que no
tiene principio ni fin”.
11.
-“Qué cosas vemos raras veces? Un
tirano viejo”.
12.
-“Cómo se afrontará mejor la
adversidad? Viendo a los enemigos peor tratados de la fortuna”.
13.
-“Cómo viviremos mejor y más
virtuosamente? No cometiendo lo que reprendemos en otros”.
14.
-“Quién es feliz? El sano de
cuerpo, el abundante de riquezas y el dotado de entendimiento”.
Tales de Mileto, era consciente de la inmortalidad del Espíritu y de la
reencarnación.
Se conserva de Tales una epístola enviada a Ferecides, que dice así:
-“He sabido que eres el primer jonio que estás por publicar en Grecia un
escrito acerca de las cosas divinas. Acaso será mejor consejo publicar estas
cosas por escrito que no fiarlas a algunos pocos que no hagan mucho caso del
bien común. Quisiera, si tienes gusto, me comunicaras lo que escribes; y aun si
lo permites, pasaré a Sirón a verte, porque cierto no somos tan estólidos yo y
Solón Ateniense, que habiendo navegado a Creta a fin de hacer nuestras
observaciones, y a Egipto para comunicar con los sacerdotes y astrónomos, lo
dejemos de hacer ahora para ir a verte. Irá, pues, Solón conmigo si gustas, ya
que tú, enamorado de ese país, pocas veces pasas a Jonia, ni solicitas la
comunicación con los forasteros; antes bien, según pienso, el escribir es tu
única ocupación. Nosotros, que nada escribimos, viajamos por Grecia y por
Asia”.
Se dice que Tales de Mileto, habiendo previsto que un determinado año se
tendría abundante cosecha de aceitunas, alquiló, con antelación, todas las
prensas para la elaboración del aceite, las cuales, a su vez, sub-arrendó
llegado que hubo el tiempo de la recolección, con lo cual obtuvo importantes
ganancias, que repartió entre los comerciantes del ramo. Le dijo que lo había
hecho para demostrarles que los sabios, si lo quisieran, podrían, también,
enriquecerse; solo que su atención se encuentra puesta en cosas de mayor
trascendencia.
Predijo un eclipse de sol, lo cual denota la amplitud de sus estudios de
astronomía.
Mediante su sombra midió la
altura de las pirámides, “proporcionándola con la nuestra cuando es igual al
cuerpo”.
Se le atribuye haber percibido el año de 365 días.
Muchas otras cosas se cuentan de Tales de Mileto, pero con las que hemos
dejado expuestas, se cumple nuestro cometido. Solamente nos queda por decir,
que siendo de origen fenicio, fue hecho ciudadano de Mileto, viviendo entre los
años 626 y 546 antes de nuestra era, aunque según otros alcanzó la edad de 92
años; fue hijo de Examio y Cleobulina.
Adelante.
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