domingo, 30 de julio de 2023

OTROS AFORISMOS Y DIVERSAS NOTICIAS DE TALES DE MILETO

 



OTROS AFORISMOS

Y DIVERSAS NOTICIAS DE TALES DE MILETO

 

©Abg. Giuseppe Isgró C.

 

 

1. –“Indicio y seña de ánimo prudente nos da quien habla poco. Alguna cosa sabia, e ilustre, elige siempre. Quebrantarás así locuacidades”.

 

Hablar poco, por objetivos y resultados, con un propósito definido de comunicarse con efectividad, yendo al grano, al meollo de la cuestión, como lo expresa el mismo Tales, es indicio y seña de prudencia, de sabiduría. Es preciso hablar sobre las cosas esenciales que se quieran comunicar y muy poco de sí mismo, de quien se es, de lo que se hace, de lo que se quiere realizar, excepto que es imperioso hacerlo cuando sea preciso que la otra parte lo sepa. Oír mucho, es una cualidad que transforma al oyente en un magnífico conversador. A la mayoría de las personas le gusta hablar mucho, pero, oír muy poco. Existen numerosas personas a quienes les encanta ser oídas. Sin embargo, jamás de debe oír a nadie por hipocresía, salvo en casos estrictamente indispensables y lo netamente necesario. La conversación se puede orientar realizando preguntas fundamentales para que la persona con quien se conversa se explaye sobre ellas, y nos relate las cosas esenciales  que se desean conocer. A la gente le gusta hablar de sus inicios en su profesión, o negocios, de los éxitos alcanzados, de las dificultades superadas, de la experiencia obtenida y de sus grandes realizaciones en general. Escuchando con atención se aprende mucho y se comunica poco de sí mismo. Sobre todo, es preciso dejar de hablar de los propios objetivos y metas; de lo que se aspira realizar ya que ello crea fuerzas antagónicas a los propósitos. Si se desea realizar algo, es preciso hacerlo en silencio, emulando a la naturaleza que utiliza esa forma de trabajo: en silencio. Hablar bien, siempre, de los demás, o callar; contar cosas positivas, nada negativo ni mencionar las propias dificultades, en un momento dado, ya que la gente tiende a sacarle el cuerpo cuando alguien atraviesa algún momento poco fácil. Si tienes algún problema, en determinadas ocasiones, no hable de él a nadie, excepto a las personas involucradas, o que tienen interés en saberlo. Por lo demás, tanto los objetivos como las situaciones por resolver, deben abordarse silenciosamente. Hablar de historia, de personajes ilustres, de anécdotas moralizadoras, de casos ejemplares permite comunicarse adecuadamente, cuando hay poco que decir. Las locuacidades que es preciso interrumpir, con tacto, es cuando las personas hablan de cosas negativas que han ocurridos a otros. De un recuerdo se pasa a otro, y hay que descontinuarlos con algún comentario, como, por ejemplo: Háblame de todo lo bueno que sepa de los demás. Una vez logrado el objetivo con la conversación, hay que expresar las gracias y retirarse. El buen conversador sabe terminar a tiempo una conversación. Hay personas que ignoran como hacerlo y se extienden indefinidamente, creando incomodidad. Por ejemplo: Sr. Fulano de tal, le doy las gracias por su cooperación, o por su compra, estoy siempre a sus órdenes. Nos veremos otro día, o, ya le haré una nueva visite en otra oportunidad. Es preciso pensar y meditar en abundancia, discerniendo entre la verdad y la falsedad; entre lo justo y lo injusto; entre los valores y los anti-valores; así como, sobre el bien, la bondad, la belleza, la fortaleza, la templanza, la justicia, la prudencia, la prosperidad, las soluciones y los logros positivos, el cumplimiento del propio deber, y el amor. Todo lo que se expresa debe reflejar la actitud mental positiva, el entusiasmo, el optimismo, y la buena voluntad en todo.

2.   –“De los seres el más antiguo es Dios, por ser ingénito; el más hermoso es el universo, por ser obra de Dios; el más grande es el espacio, porque lo contiene todo; el más veloz es el pensamiento, porque corre por todo; lo más fuerte es la necesidad, porque todo lo vence; el más sabio es el tiempo, porque todo lo descubre”.

3. –“Entre la desencarnación y la vida no hay diferencia alguna”-.

No existe diferencia alguna entre el estado de Espíritu desencarnado y el de Espíritu encarnado. La vestidura corporal no es el ser, sino el vehículo físico como manifestación de la vida en el plano material, pero el cuerpo no es el ser; el conductor es el Espíritu, o ente inteligente. Es el mismo Espíritu con la única diferencia que en un estado se encuentra ligado al cuerpo por intermedio de su alma; en el otro, el Espíritu se encuentra emancipado de la envoltura carnal, y libre en la dimensión espiritual. Los atributos divinos de: vida, eterna e inmortal, conciencia objetiva y subjetiva, inteligencia, aptitud, actitud, carácter, y las cualidades o atributos, como el amor, la prudencia y la sabiduría, la justicia, la fortaleza, la templanza, la paciencia, la tenacidad, la belleza, y los sentimientos morales, pertenecen al Espíritu, no al cuerpo. Son idénticos tanto en el ser encarnado como en el desencarnado. En ambos estados la vida es eterna e inmortal. El Espíritu sobrevive al cuerpo; el cuerpo, se transforma, nuevamente, en energía, volviendo al depósito universal, del cual ha sido tomada para manifestar al ser físico o encarnado.

4. –“Esconde tu felicidad, no provoques envidia”.

La templanza es un atributo divino que permite la moderación, el autodominio, la serenidad, la calma imperturbable, la impasibilidad. La expansión expresiva, la comunicación sin medidas, desgasta la propia energía y comunica estados de felicidad que generan envidia y fuerzas antagónicas. Hablar sobre sí mismo, de los propios logros genera fuerzas adversas que constituyen un hándicap que será preciso realizar un esfuerzo extra para dominarlo. El silencio sobre quien se es, se realiza o anhela llevar a cabo, es preciso cultivarlo. De esa manera, nadie se preocupa de los propios proyectos y realizaciones. Se pasa inadvertido, hasta cierto grado, y se puede trabajar con tranquilidad. Hay preguntas claves que las personas realizan para averiguar como le va a cada quien. A ese tipo de preguntas de cómo le va, es preciso responder: -“Hay que dar gracias a Dios”. Pero, cómo le va, le vuelven a preguntar: -“Hay que dar gracias a Dios”. Y no salir de eso. Hay que dar gracias a Dios; pero, usted no soltó prenda. Igualmente, a la gente le gusta averiguar si tiene dificultades. Si las hubieran, ellas suelen ser portadoras de oportunidades de progreso; jamás se debe hablar con nadie, salvo casos muy excepcionales. Tanto se trate de la propia felicidad como de situaciones adversas por las cuales se puede pasar, hay que callar sobre ellas y dejar de referirse. Siempre, la respuesta debería ser: Hay que dar gracias a Dios, y pasar a otro tema.

5.  Dijo Tales: -“La noche fue un día antes del día”-.

¿Qué quería significar con este aforismo, Tales? El día de veinticuatro horas está conformado por cuatro segmentos de seis horas cada uno, que representan: la madrugada, a la primavera; la mañana al verano; la tarde, al otoño; y la noche, al invierno. Cada uno cumple con una función creadora.

La primavera, de despertar, que preanuncia la exuberancia de la naturaleza, de actividad creativa plena. De cuatro a seis de la mañana, son horas fértiles. Afloran en la mente las ideas intuitivas e inspirativas que fertilizan los pensamientos y los sentimientos con semillas que habrá sembrar en la fase siguiente como obras de realizaciones. Cada semilla conlleva implícita un objetivo y su inherente resultado en armonía con los planes trazados por el Supremo Artífice en la Ley Cósmica. Es un tiempo propicio para el estudio y la meditación; para la toma de decisiones y la planificación estratégico-táctica cuyos cursos de acciones habrán de ejecutarse en la fase activa, que es la mañana o el verano de la vida. La primavera representa la fase de la recuperación en el ciclo económico. Es un despertar que habrá de conducir, seguidamente, a la expansión plena creadora de la riqueza, mediante la inversión. Inversión equivale a siembra; si no se siembra no habrá cosecha; si no se invierte no habrán resultados financieros o de otras índoles, ya que la riqueza integral tiene muchas vertientes: financiera, de salud, de conocimientos, de espiritualidad, y tantas otras como cada quien sea capaz de percibir.

La mañana representa al verano y a la fase de expansión económica plena; es una fase de inversión total e integralmente, en todas las vertientes y variantes de la vida. Es actividad plena para la realización de los nuevos objetivos del día que aportarán los resultados que deben ser cosechados en la tarde o el otro de la vida, para pasar la noche, o el invierno tranquilos, cuya abundancia debe alcanzar hasta la madrugada siguiente, y la mañana, como fases de preparación y de trabajo expansivo de inversión para realizar nuevos logros, o para restablecer el equilibrio preexistente, pero en un mejor nivel, acorde con el floreciente nuevo ciclo natural, o existencial, que ha aflorado con la madrugada.

La tarde, o el otoño de la vida, a su vez con diversas fases, es un período para la cosecha de los frutos aportados por las semillas sembradas en la mañana, o verano; pero, en el otoño, también existen semillas que sembrar para cosechar los frutos del invierno; son los frutos tardíos pero necesarios del invierno o la noche. Por cuanto la naturaleza, aún en su fase pasiva, o durmiente, aparentemente, no duerme jamás, pero si tiene ciclos alternos de actividad-descanso: fases cooperantes entre sí de acción-reacción, de siembra y recogida, de trabajo y recuperación; de inversión y ganancia.

La noche representa el invierno de la vida, o a la contracción económica. Es un tiempo de recuperación para reequilibrar las propias energías o fuerzas. Cuando Tales habla que la noche fue un día antes del día, significa que representa una fase del ciclo anterior, en la alternación cíclica de todas las acciones vitales de la vida.

6.  Cuando le preguntaron si los dioses veían las injusticias de los hombres, respondió: -“Y, aún, hasta los pensamientos”.-

Esta respuesta aportada por Tales de Mileto, se asemeja a otra que obtuvo Allan Kardec, al formular, en El Libro de los Espíritus: -“Pueden los Espíritus conocer nuestros pensamientos?”

A la cual obtuvo por respuesta: -“Aún aquellos que vosotros quisierais esconderos a vosotros mismos. Es imposible esconder alguna cosa a los Espíritus”-.

Luego, vuelve a preguntar: -“Es más fácil, por lo tanto, esconder una cosa a una persona mientras viva, que escondérsela después de su desencarnación?”

-“Ciertamente, ya qué cuando vosotros creéis de no ser vistos, sois frecuentemente circundados por una cantidad de Espíritus, que os observan”-.

En la acepción de los antiguos, dioses equivalen a espíritus. Es importante destacar que, un Espíritu encarnado, es decir, cualquier persona, o ser en cualquiera de los otros reinos naturales, en su percepción objetiva, no perciba que alguien, allegado o no, realiza algún acto favorable o desfavorable que le favorezca o perjudique, mediante la percepción intuitiva, o inspirativa, lo presiente. Y aunque conscientemente no tenga una idea clara al respecto, lo intuye o presiente, adoptando una actitud positiva o de alerta, en torno al autor de cualquier acto de esa índole. Pero, a nivel de Espíritu, cada quien sabe cualquier cosa que le favorezca o afecte, adoptando el estado anímico vinculante.

A nivel de conciencia, cualquier pensamiento, sentimiento, palabra o acto que se realice que beneficie o afecte a otro ser de los cuatro reinos naturales, es registrado tanto en la conciencia del ser actuante, como en la conciencia del ser beneficiado o afectado, como de la conciencia cósmica del Ser Universal, e, inherentemente, la conciencia de todos los seres, simultáneamente, por ser una sola la conciencia universal con la que se está interconectados. Los seres que han alcanzado estados de conciencia superiores, perciben claramente el estado vibratorio que representa la suma existencial de cada ser con quien entra en contacto, y sin que la otra parte pronuncie palabra alguna, sabe, o reconoce, por percepción intuitiva el status de la persona con quien entra en contacto.

 Otro le preguntó:

7. –“Qué cosa es difícil? –Le respondió: Conocerse a sí mismo”-.

8. –“Qué cosa es fácil? Dar consejos a otros”.

9. -“Qué cosa es suavísima? Conquistar lo que se desea”.

10.    -“Qué cosa es Dios? Lo que no tiene principio ni fin”.

11.    -“Qué cosas vemos raras veces? Un tirano viejo”.

12.    -“Cómo se afrontará mejor la adversidad? Viendo a los enemigos peor tratados de la fortuna”.

13.    -“Cómo viviremos mejor y más virtuosamente? No cometiendo lo que reprendemos en otros”.

14.    -“Quién es feliz? El sano de cuerpo, el abundante de riquezas y el dotado de entendimiento”.

Tales de Mileto, era consciente de la inmortalidad del Espíritu y de la reencarnación.

Se conserva de Tales una epístola enviada a Ferecides, que dice así: -“He sabido que eres el primer jonio que estás por publicar en Grecia un escrito acerca de las cosas divinas. Acaso será mejor consejo publicar estas cosas por escrito que no fiarlas a algunos pocos que no hagan mucho caso del bien común. Quisiera, si tienes gusto, me comunicaras lo que escribes; y aun si lo permites, pasaré a Sirón a verte, porque cierto no somos tan estólidos yo y Solón Ateniense, que habiendo navegado a Creta a fin de hacer nuestras observaciones, y a Egipto para comunicar con los sacerdotes y astrónomos, lo dejemos de hacer ahora para ir a verte. Irá, pues, Solón conmigo si gustas, ya que tú, enamorado de ese país, pocas veces pasas a Jonia, ni solicitas la comunicación con los forasteros; antes bien, según pienso, el escribir es tu única ocupación. Nosotros, que nada escribimos, viajamos por Grecia y por Asia”.

Se dice que Tales de Mileto, habiendo previsto que un determinado año se tendría abundante cosecha de aceitunas, alquiló, con antelación, todas las prensas para la elaboración del aceite, las cuales, a su vez, sub-arrendó llegado que hubo el tiempo de la recolección, con lo cual obtuvo importantes ganancias, que repartió entre los comerciantes del ramo. Le dijo que lo había hecho para demostrarles que los sabios, si lo quisieran, podrían, también, enriquecerse; solo que su atención se encuentra puesta en cosas de mayor trascendencia.

Predijo un eclipse de sol, lo cual denota la amplitud de sus estudios de astronomía.

 Mediante su sombra midió la altura de las pirámides, “proporcionándola con la nuestra cuando es igual al cuerpo”.

Se le atribuye haber percibido el año de 365 días.

Muchas otras cosas se cuentan de Tales de Mileto, pero con las que hemos dejado expuestas, se cumple nuestro cometido. Solamente nos queda por decir, que siendo de origen fenicio, fue hecho ciudadano de Mileto, viviendo entre los años 626 y 546 antes de nuestra era, aunque según otros alcanzó la edad de 92 años; fue hijo de Examio y Cleobulina.

Adelante.

 

 


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