LOS
POETAS
TAMBIÉN SE LLAMAN VATES
©Abg.
Giuseppe Isgró C.
-Hidalgo,
-dice Escudero-, me gustaría que comentaras el siguiente aforismo que Cervantes
expresa por medio de Don Quijote:
–“..Que
los poetas también se llaman vates, que quiere decir adivinos”. (…).
-Lo
haré con gusto, Escudero, -responde Hidalgo-.
-La
denominación de vates, Escudero, se refiere al don de vaticinar, de profetizar,
de reflejar las tendencias que anuncian el porvenir, impartiendo las enseñanzas
inherentes.
Este
don premonitorio se sustenta en dos grandes facultades que poseen todos los
seres, en los cuatro reinos naturales: La intuición y la inspiración. Los
poetas, por su elevada sensibilidad, las tienen desarrolladas en alto grado.
Mediante
la intuición, los poetas se elevan, en proyección espiritual, o desdoblamiento,
perciben nuevas realidades, en mundos más avanzados que el Planeta Tierra, y
las plasman en sus poemas. Esas percepciones se transforman en enseñanzas de lo
que, a su vez, deberá ser desarrollado, en futuras edades, siguiendo los pasos
de mundos hermanos.
He
aquí la razón por la que los poetas siguen estando vigentes aún muchos milenios
después de las épocas que les toca vivir, en un determinado ciclo de vida.
Homero, Hesiodo, Horacio, Cervantes, Dante, Víctor Hugo, Amado Nervo, Tagore,
Kipling, entre otros, son dignos ejemplos de ello. Las realidades que perciben,
muchas veces, se precisan largos períodos de tiempo para desarrollarlas.
La
inspiración, es otro don espiritual, -facultad-, mediante el cual un ente
espiritual transmite al poeta, u otro ser, en los cuatro reinos naturales, un
pensamiento, una idea, un conocimiento, por el pensamiento, que la persona cree
que es suyo, pero que, realmente, es de quien lo inspira, con un fin didáctico.
Esto es muy evidente, ya que, generalmente, al cesar la inspiración, el poeta
deja de escribir. Cuando está inspirado escribe a vuela pluma, como si alguien
le dictara, y en efectos es así, como lo reconocen incontables autores, entre
ellos Amado Nervo.
Si
el poeta, además de su sensibilidad perceptiva, ha desarrollado sus dotes
intelectuales por el cultivo de las artes, de las ciencias y de las filosofías,
una simple idea percibida por inspiración será capaz de desarrollarla con
enseñanzas perdurables. Caso contrario, a lo sumo, expresará ideas cuya
comprensión se le escapa. Tal era el caso de Ion, que se relata en el diálogo
de Platón.
Sócrates
le demostró a Ion, que la forma como electrizaba al público, con las
escenificaciones de las obras homéricas, no era por el cultivo del arte, por
cuyo contenido pudiese tener conciencia, o comprensión, del mensaje que
transmitía, sino que lo hacía por inspiración, e imantaba a su público, al
igual que lo hacía la piedra heraclea –imán-, al entrar en contacto con un metal.
El
poeta, con su imaginación, -visión del Espíritu, percibe las realidades de
mundos más avanzados y las transmite por medio de sus poemas. Los lectores,
puestos en contacto con esa frecuencia vibratoria espiritual, se imantan, a su
vez, y se proyectan, espiritualmente, a las realidades descritas por el
poeta.
A
su vez perciben, por su visión espiritual, por medio de la facultad de la
intuición, esas mismas realidades, u otras análogas.
Esto
es debido a la ley de asociación magnética, o de atracción, mediante la cual,
un orden determinando de ideas genera, automáticamente, otro equivalente, o de
mayor nivel.
Es
la sintonía mental compartida, que estimula la conexión con la misma fuente de
inspiración del poeta, así como con las mentes de todos los seres que comparten
ese nivel evolutivo, o estado de conciencia, tanto en el Planeta Tierra, como
en cualquier lugar del Universo donde esté expresado.
En
esto reside, fundamentalmente, la importancia de leer a los poetas, y
escritores, inspirados, por cuanto transmiten percepciones de realidades más
avanzadas. Y, por el efecto de resonancia magnética, tienden a crear, en el
lector, los estados de ánimos equivalentes, -conciencia individual- que
permiten la conexión perceptiva en forma directa, con lo que se ha denominado
Grupo Mente Maestra, o Conciencia Cósmica.
Otro
tipo de inspiración del poeta tiene que ver con las percepciones de elevados
sentimientos análogos a los valores universales, que representan la sabiduría
que rige la práctica de todas las virtudes, cuyo pedagogo es el mismo Ser
Universal.
Dios
se expresa en la conciencia de cada ser mediante el lenguaje de los
sentimientos análogos a los valores universales, educando –en forma directa, y
expresa-, a cada miembro de los cuatro reinos naturales. Esto se realiza por la
ley cósmica impresa en la conciencia de todo ser; ésta es una réplica exacta de
la de la Divinidad, razón por la cual la respectiva conexión es constante, y
permanente.
Dios
funge de guía, insuflando las inspiraciones inherentes a los valores
universales, cuyos efectos son de advertencia, o coercitivos; de aliento, o de
bloqueo hasta que llegue el tiempo oportuno; y de recriminación, o coactivas,
si se realizan actos indebidos, hasta que se efectúen las debidas
compensaciones, y se haya derivado el aprendizaje de rigor. Es una acción simultánea,
en cada ser, en cada mundo del inmenso universo.
Esta
es la importancia de la conexión con la Divinidad, por cualquier medio
conocido: El constante recuerdo del nombre de Dios, o Dzikr; la meditación en
los atributos divinos, o valores universales, la concentración, la
contemplación, la relajación profunda y la programación mental, entre otros
válidos.
Ser
un poeta significa transformarse en un canal de la Divinidad, y en un mensajero
de las más elevadas enseñanzas relativas a la Doctrina Universal, y a la verdad
universal impresa en la conciencia de cada ser, por la ley cósmica, y los
atributos divinos, -valores universales-, en los cuatro reinos naturales.
El
poeta, es, en esencia, un Mensajero de la Divinidad, de acuerdo a los estados
de conciencia, y a las estaciones respectivas, -grados-, en que se encuentra.
En su propio nivel de inspiración, cada poeta es un vate, un heraldo que
anuncia nuevas eras en las sendas del progreso, en el eterno retorno del ser
individual al Ser Universal.
Gracias,
Hidalgo, -dice Escudero-.
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