LA MASONERÍA OPERATIVA
©Abg. Giuseppe Isgró C.
Existe un mito, según el cual, una sociedad iniciática
que se respete de tal, se confunde, en su origen, con el orden mismo del
Universo.
Con una visión liberal, suele afirmarse que los
principios contenidos en el simbolismo masónico han existido desde que se ha
implantado el orden de las leyes universales. A través de las diversas épocas
se han redescubierto por percepción intuitiva o inspirativa.
Los símbolos constituyen un lenguaje silencioso e
inalterable en el espacio y en el tiempo, con un mensaje perenne. Las verdades
que contienen fueron plasmadas gráficamente, para la transmisión y la enseñanza
de las nuevas generaciones.
Tomás Carlyle, expresó: -”Los símbolos guían y
conducen al ser humano, haciéndolo ora feliz, ora desventurado. Por doquiera se
ve él circundado de símbolos, ya los reconozca o no como tales; el universo es
un Gran Símbolo del Ser Supremo; y, ¿qué es el mismo hombre, sino otro símbolo
de Dios? ¿No es, por ventura, todo lo que él hace otro símbolo, una revelación
hacia los sentidos de la divina y mística fuerza en él existente, una expresión
de libertad que él predica como Mensajero de
A su vez, Albert Pike, en su carta a Gould, dijo lo
siguiente: -”El simbolismo de
A medida que mayor número de individuos fue adquiriendo
conciencia de los mismos símbolos, principios y leyes universales, y a la vez
los iban enseñando a otros, con inquietudes afines, se fueron formando las
primeras corporaciones de constructores o artistas. En estos círculos
proliferaron, en forma propicia, el estudio, el mantenimiento y las enseñanzas
de los principios asimilados.
Por ser los núcleos de constructores, desde el
comienzo de la humanidad, los únicos capaces de representar por medio de la
pintura rupestre, de la construcción y de la escultura, los símbolos de la
cultura de los diversos pueblos, estos grupos se convirtieron, gradualmente, en
privilegiados por su conocimiento, y arte operativo.
Estas circunstancias del arte de la construcción, de
la pintura y de la escultura, fueron convirtiendo a sus cultores en las
personas más representativas de la sociedad en que convivían.
Las grandes civilizaciones del pasado, como
Ahora bien, de ahí se evidencia la
característica de que, estando encerrado en dichos restos arquitectónicos,
pictóricos y escultóricos, un simbolismo profundo sobre el saber antiguo, así
como de los valores universales, principios cósmicos y leyes naturales,
verdaderas riquezas de un saber iniciático custodiado por los maestros
constructores, y sus discípulos más cercanos. Este grupo, en toda época, ha
representado a una minoría selecta y elevada, con la misión de proyectar ese
tesoro de sabiduría a toda la humanidad y así poder gestar la nueva edad de
oro.
El lema de la masonería universal es: El
estudio de todas las ciencias, de todas las filosofías, de todas las artes y la
práctica de todas las virtudes. La condición sine que non: Ser libre y de
buenas costumbres, amante de
Sin duda, los albañiles no estaban
iniciados en el significado esotérico de los símbolos y filosofía
especulativa-operativa, por ser ellos los instrumentos del trabajo más
rudimentario, representando una clase menos privilegiada, más modesta. Sin embargo, aquellos que hacían méritos
suficientes, como sucede hoy en día, podían aspirar, y en efecto lo hacían, y
ascendían, por etapas, a los grados de compañero y luego al de maestro
constructor, donde eran iniciados en los augustos misterios, en el simbolismo y
en la sabiduría de la confraternidad.
Los maestros masones operativos, eran
especulativos en sus concepciones y proyectos, y operativos en sus
realizaciones. Es decir, seres de pensamiento y de acción.
Después de 1717, se inicia un período de
decadencia en el arte operativo, transformándose
Al haber cada vez menos iniciados en el
arte operativo, se perdió gran parte del saber iniciático y esotérico, de las
confraternidades del pasado, dando inicio, por lo tanto, un período de
transformación para el real arte masónico.
La masonería operativa, siendo a la vez
especulativa en sus concepciones y operativa en sus realizaciones, sus miembros
estaban familiarizados con la filosofía y sabiduría esotérica de las
corporaciones y confraternidades masónicas, mientras que, al convertirse en
masonería especulativa propiamente dicha, los nuevos masones, no siendo de la
profesión, dejaron de absorber íntegramente el saber esotérico especulativo
interpretativo anterior y abandonaron el arte operativo por considerarlo
indigno.
Los nuevos masones, continuaron,
únicamente, con el estudio especulativo-filosófico, de los símbolos registrados
hasta ese entonces, pero, cada vez, con una comprensión más exotérica de los
mismos, perdiéndose, gradualmente, el conocimiento esotérico de los verdaderos
iniciados del pasado “prehistórico” de la masonería.
Las últimas obras operativas de envergadura
fueron las construcciones góticas, las cuales, al pasar de moda, hizo
innecesario el trabajo operativo de los maestros constructores, por lo cual, se
fue transformando en masonería especulativa-filosófica.
Aunque, es preciso decirlo, en épocas
pasadas ya se aceptaban dentro de la confraternidad, a miembros que no eran de
la profesión. Es de interés, también, el estudio de los grupos de constructores
ajenos a la confraternidad masónica, al convertirse ésta en especulativa.
Igualmente, los albañiles continuaron sus
actividades pero ya desvinculados de un saber antiguo-simbólico-esotérico,
deviniendo en constructores simples de viviendas o edificios, sin ninguna
relación con el antiguo arte real, quedando en su poder el uso de los
instrumentos, materiales y técnicas de construcción.
Podemos darnos cuenta de la importancia y
de la profundad del conocimiento que poseían los antiguos masones operativos
cuando el último gran alquimista, en el siglo XX, conocido con el pseudónimo de
Fulcanelli, estudiando el simbolismo encerrado en las construcciones góticas,
descubrió el secreto de la transmutación alquímica, cuyo conocimiento plasma en
sus dos obras: Los misterios de las catedrales y Las moradas filosofales. Empero,
es más sorprendente aún su última obra, enviada a la imprenta, a una edad cercana
a los 120 años, con el título: Gloria Finis Mundis, en que sintetiza su
profunda visión de la realidad mundial.
Pero, el saber antiguo,
filosófico-esotérico, buscó nuevas vías de transmisión, en parte en la nueva
masonería especulativa-filosófica, en parte en otras órdenes esotéricas afines,
como Los Rosacruces, los Alquimistas, los Martinistas y los Ocultistas, entre
otros.
Ciertas órdenes esotéricas, como los
Rosacruces, han conservado las claves esotéricas del saber iniciático, y
místico, que son de interés en el estudio profundo del simbolismo masónico.
Sin embargo, en el simbolismo masónico está
revelada la clave operativa del arte real, la cual sólo a través de un estudio
y meditación, el masón especulativo podrá descifrar, alcanzando la visión
trascendental de los antiguos maestros, quienes plasmaron su saber en símbolos,
cuyo significado permanece intacto para nosotros, al igual que para ellos. En
esta percepción profunda de la verdad universal encerrada en el simbolismo
masónico, juegan un rol importantísimo la intuición y la inspiración.
Empero, allí se encuentra un saber profundo
que generaciones de masones han custodiado sin comprenderlo totalmente. Sólo
unos pocos iniciados que alcanzan la iniciación masónica espiritual obtienen la
conciencia cósmica capaz de hacerle percibir, intuitiva e inspirativamente,
De esta manera, se va custodiando el saber
masónico universal de época en época, donde, a pesar de entrar muchos en las
logias, pocos son los que verdaderamente develan los augustos misterios
esotéricos, cumpliéndose con ello el aserto: -”Muchos son los llamados, pero
pocos los escogidos”. Solo quienes persisten tenaz y sosegadamente alcanzan a
trascender el propio ego, y conectarse con la fuente universal. Allí, mediante
la conexión divina, el Gran Arquitecto del Universo, por el lenguaje de
los sentimientos, se deja oír en la conciencia, impartiendo la enseñanza que
representan los estados y las estaciones, es decir, los valores universales del
simbolismo masónico, y los respectivos grados de comprensión.
Todos, según sus niveles de conciencias, se
benefician en su educación y autorrealización.
El estudio, esfuerzo y dedicación,
constituyen las claves, tal como lo dijera Emerson: -”Toma lo que quieras y
paga el precio”.
Según tú des a
En síntesis, al quedar de lado el aspecto
operativo de la masonería, centrando la atención en el aspecto filosófico, con
este conocimiento de los valores universales y de la sabiduría contenida en el simbolismo
del arte real, cada masón podrá ejercer en sí mismo el arte operativo masónico,
para modelar al hombre perfecto, representado por la piedad cúbica, para
ubicarse adecuadamente en el edificio de la gran obra universal, alcanzando el
orden perfecto, en armonía con todos y con el Todo. Al hacerlo de esta manera,
se habrá adquirido la conciencia de la perfecta unidad cósmica con el Gran
Arquitecto del Universo, a cuya gloria cada masón realiza su labor.
Adelante.
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