EL SECRETO
ESENCIAL
©Abg. Giuseppe
Isgró C.
El gran secreto que desde muy antiguo se conoce es el
de: compartir las cosas buenas de la vida de manera justa y equitativa.
En el momento en que un líder se esmera en buscar el
bien de todos, todos les siguen ad infinitum. Pero, el Gran Líder ad infinitum
es, únicamente, Dios. De todos los demás, Dios los va usando, para sus fines
providenciales, a unos para unas finalidades; a otros, para las que
correspondan, por la Ley Cósmica.
El líder que Dios permite que emerja, por la inherente
situación existencial, define al grupo, en un momento dado y la experiencia que
precisa, como medio de aprendizaje.
No hay líder “inadecuado” que alguna labor buena no
cumpla, solo que es poco fácil verla antes de tiempo.
Líder es líder donde
lo pongan, pero lo que permite calificarlo son los resultados. A veces un líder
aparentemente “ineficaz”, en la opinión de algunos, puede resultar un gran
benefactor para todos. ¿De qué males mayores no evita un mal menor? ¿Alguien
puede saberlo?
Demos gracias de
que las cosas son como son, y no peores. O, ¿acaso las cosas no suelen resultar
mejores de cómo pudieran haber sido?
Cada quien cumple el rol que eligió. Es preciso que
las nuevas generaciones se preparen para los
tiempos mejores que, inevitablemente, en cada época, emergen. El futuro con que
se sueña deben crearlo los mismos jóvenes, con un efectivo liderazgo
situacional. Por eso se suceden las generaciones; cada una aporta nueva energía
creadora e ideales renovadores. Pero, al margen de la edad, cada quien puede
dar su respectivo aporte para mejorar la sociedad mejorándose a sí mismo.
¿De qué se ocupan los jóvenes, hoy en día, en el
mundo? ¿Quién los orienta hacia caminos inconvenientes? Es preciso centrar la
atención de las nuevas generaciones en objetivos constructores de tiempos
mejores. No es cuestión de juego el futuro de la humanidad.
Hay que prepararse; es necesario transformar el mundo,
involucrándose; asumiendo los roles de liderazgo que el planeta requiere, en
todos los ámbitos existenciales.
¿Y, los que ya se encuentran en edad madura, o
avanzada? ¿Acaso piensa que la cosa no es con usted o con nosotros? El que
tenga algún conocimiento válido que eduque a las juventudes de sus respectivos
países, y en los temas que les son inherentes.
El que posea fuerzas
para involucrarse en la conducción hacia un mundo mejor, debe hacerlo para que
en los siguientes ciclos de vida encuentre el ambiente en el que ahora quisiera
vivir.
El futuro será lo que hagamos de él, hoy. No es sacando de él lo máximo que se
pueda, sino en aportar lo mejor de los propios esfuerzos a favor del bien
común. Todo el bien que hagamos a favor de la sociedad, es el único bien que,
en definitiva, recibiremos. Dar-recibir, es el binomio clave; pero, en primer
lugar, hay que dar: servicio, trabajo, amor, afecto, amistad, cumplimiento del
deber, sonrisas, aprecio, y un largo etcétera. La siembra de hoy será la
cosecha de mañana.
Adelante.
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