LA META-HISTORIA:
CIENCIA APASIONANTE
©Abg. Giuseppe Isgró C.
Se
dice, con frecuencia, que la historia se repite. ¿Por qué ocurre esto? Cada
generación, al pasar a la dimensión espiritual, da paso a otra. Cuando,
aquella, en un futuro próximo vuelve de la dimensión espiritual a la física,
retoma el hilo de sus actividades exactamente donde las dejó en el ciclo de
vida anterior, reproduciendo en forma exacta una realidad preexistente. Son los
mismos seres con ropaje distinto, y un análogo propósito evolutivo.
Cuando
analizamos la vida de Pisistrato, Alejandro Magno, el emperador Juliano,
Mahoma, Saladino y Solimán el Magnífico, observamos que estos diferentes
personajes estuvieron animados por un mismo espíritu y un idéntico propósito.
Alejandro
Magno conquistaba para civilizar mediante el cruce étnico y la difusión de la
cultura helénica. El emperador Juliano, tenía conciencia clara de haber sido
Alejandro Magno. Se dio cuenta, en el siglo IV d.n.e., del inmenso peligro que
representaba el naciente movimiento gestado en el primer Concilio de Nicea y se
propuso contrarrestarlo con tres generaciones de cultura clásica. Empero, en
ese ciclo de vida quedó inconcluso ese objetivo.
Pero,
lo retoma en el año 570, d.n.e., cuando reencarna como Mahoma, forjando una
civilización extraordinaria, y llevando a cabo un equilibrio en el mundo
occidental en contra de la tergiversación histórica ensamblada en el primer
Concilio de Nicea.
Allí se
elevó la figura de un hombre a categoría divina; aquí, Mahoma dice: -”Hay un
solo Dios, Allah, el Ser Universal; Mahoma es solamente su mensajero”-.
· Este
equilibrio en el mundo occidental sigue manteniéndolo como Saladino, en el
siglo XIII y en el siglo XVI, como Solimán el Magnífico.
· Homero,
Solón, Platón, Plotino y Marsilio Ficino, son expresiones existenciales del
mismo Espíritu.
· Aristóteles,
Apolonio de Tiana, Leonardo da Vinci y Emanuel Swedemborg, igualmente.
· El
General Tolomeo I Soter, funda el Museo y la biblioteca de Alejandría; Al-Hakam
II, hijo de Abderraban III, continuando con la labor de su padre, transforma
a Córdoba, en la lumbre de occidente, con una biblioteca casi de análogas
proporciones; Lorenzo el Magnífico, sigue la misma trayectoria en Florencia, en
el Renacimiento italiano.
· Una
nueva área de conocimiento de vital importancia para la humanidad es la
meta-historia. Tiene múltiples vertientes.
· Por
ejemplo, uno de los descubrimientos más sorprendentes de la investigación
efectuada sobre la reencarnación es lo que se ha denominado con PHILIAS, un
término que engloba, en los niños que recuerdan existencia pasadas, el arrastre
de fobias, traumas, aptitudes, marcas y defectos de nacimientos, gustos y
afinidades, costumbres y tendencias, rasgos físicos y otros elementos
inherentes, vinculados con existencias pasadas.
· Este
elemento Philias, tiene importancia en el estudio del surgimiento de las nuevas
civilizaciones donde antes existían humanidades primitivas, mientras que las
nuevas descuellan en mayor belleza física y elevados rasgos culturales y
artísticos.
· Allan
Kardec, en el libro Génesis desarrolla hábilmente este tema y es el primero
que, en el siglo XIX se percata de este hecho, si bien el término Philias es
muy antiguo, como equivalente a amistad, en la acepción con que se emplea en
este trabajo, fue reacuñado en el siglo XX.
· Esto
nos permite entender porque se suele afirmar que la historia se repite, y es
que, al reencarnar un determinado grupo se seres, en una época determinada, van
a reproducir las mismas tendencias que venían arrastrando en su último ciclo de
vida, manifestándose la misma manera de pensar y el mismo cultivo sofisticado
de arte, poesía, literatura, pensamiento filosófico, etcétera.
· La
meta-historia nos permitirá descifrar los grandes enigmas de las civilizaciones
y rastrear, en el tiempo, el pensamiento de un espíritu a través de diversas
personalidades. Tales son los casos de Platón, Plotino y Marsilio Ficino;
Alejandro Magno, el emperador Juliano y Mahoma. Pitágoras y Jesús de
Nazareth. Plutarco y Miguel de Cervantes Saavedra. Simón Bolívar y José Martí.
Elia y Juan el Bautista. Juan Vicente González y Arturo Uslar Pietri. Y,
por último, el caso de Antonio José de Sucre y Carlos Andrés Pérez.
Este
tema es extenso, pero verdaderamente apasionante.
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