domingo, 11 de junio de 2023

DEL ETERNO BIEN

 


DEL ETERNO BIEN

 

©Abg. Giuseppe Isgró C.

  

-“El Bien que se hace, y el que pudiéndose realizar

deja de efectuarse, en el abrir, o cerrar,

de las puertas del servicio,

en el camino de la vida”.

Giuseppe Isgró C.

 


No es, solamente, el bien que se hace, de cuyos efectos positivos se percibe la compensación inherente, sino que, se responde del bien que habiendo podido hacer, dejó de efectuarse por la razón que fuere. Ese servicio –bien- que deja de realizarse, al igual que el agua que deja de fluir, estancándose, se vuelve inservible.

Se es depositario de cualquier don, o riqueza, de la índole que fuere, no solo para usufructuarla, sino para esparcirla según las situaciones que la misma vida va presentando al poseedor de la misma.

No se es propietario de las riquezas que se poseen, sino depositario, y administrador de un orden superior que rige el universo. No es para atesorar cualquier bien que se posee, -de cualquier tipo-, encerrándole en un cofre, convirtiéndole en poco útil para sí y para otros, sino, colocándole en el torrente vital –circulatorio- de la vida, para que vivifique todo lo que toque, mientras más, mejor, ya que, mientras más bien se haga, o aporte, en el entorno que cada quien se desenvuelva, más se recibe, en forma de deber cumplido, y felicidad inherente que del mismo se deriva, mediante el salario cósmico.

El bien que desinteresadamente se aporta, es como la semilla que se lanza al viento, quien la trasporta al lugar justo y perfecto, donde germina, dando los frutos correspondientes, en el espacio y tiempo, cuya cuantía, con antelación, nadie, excepto la Divinidad, puede conocer. Cada nuevo fruto produce más semillas, y cada nueva semilla incontables frutos más, e incontables frutos, proyectados, siguen multiplicándose, aún, muchos milenios por delante de aquel instante en que se prodiga el bien.

El servidor se beneficiará a sí mismo aún en muchas reencarnaciones por delante, y no solamente él, sino el grupo todo en que convive, al igual que hoy sigue disfrutándose de muchos beneficios por el aporte dado por seres que vivieron muchos milenios antes de la propia época en que ahora se vive. De muchos de esos grandes benefactores de la humanidad se conservan sus nombres, y se le rinde honor. De otros, las mayorías, se ignora quienes fueron, pero, aun así, se siguen recibiendo sus beneficios, y esos filántropos altruistas, seguirán, cada vez en un mejor nivel, sembrando las semillas del bien –de todo tipo y grado- en la infinita expansión del universo, para gloria del Eterno y del Eterno Bien.

Adelante.


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