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la ley natural: El Amor
©Abg. Giuseppe Isgró C.
Al margen de como estén las cosas en el entorno, lo
que importa es el propio estado interior, que como termostato espiritual,
mantiene estable el estado de serenidad, sosiego quijotesco, visión clara y
decisión firme de transformar la adversidad en oportunidades y fuente de
riquezas integrales: materiales y espirituales. Aprendizaje, servicio y autorrealización.
Cuando la noche está más oscura, las estrellas brillan mejor; cuando las cosas
se ponen menos fáciles, se está más cerca del triunfo. Seamos difusores de los
valores con el ejemplo.
Hay que construir un mejor mundo educando bien al
ser humano. Hay que enseñar la ley del karma, para que cada quien perciba que
cosecha lo mismo que siembra. Acción y reacción; causa y efecto. Como decía
Emerson: Toma lo que quieras y pagas el precio. ¿Vale la pena?
¿Puede un hombre, o muchos, dormir en paz, cuándo
es causa del sufrimiento de millones de personas? La insensatez resulta fuente
de reclamo en la propia conciencia, oportunamente. Y ya la persona no solo
dejará de tener paz, sino que se convierte de esclavo de todos aquellos a quienes
perjudica, y solamente alcanzará la libertad cuando haya compensado lo que
dicte la justicia divina. La justicia humana se puede manipular; pero la
divina, cuya balanza sostiene una Dama sin vendas, con los ojos bien abiertos,
sopesa los pensamientos, los sentimientos, las palabras y los actos, y el
resultado es causa de placer o de dolor; de libertad o de esclavitud de las
consecuencias de las acciones ejecutadas.
Todo lo que se hace hoy, se encontrará mañana, o en
un próximo futuro, en el propio camino. Hagamos cosas buenas para encontrar lo
bueno.........
Zaratustra supo ver al Dios de la sabiduría, al
Juez justo que a través de él enseñaba el camino.
Percibió la orden de Dios de que no se hiciera daño
a los animales.
Es preciso trascender la mente y el cuerpo para
percibir la realidad de los valores universales, adquirir comprensión a nivel
de la conciencia superior y realizar dictados como un ejercicio de vida
virtuosa. Hacer a los demás lo mismo que nos gustaría recibir; recibiremos lo
mismo que hacemos a otros. Dar y recibir, sembrar y cosechar, y luego, todo lo
demás que quede vacío, llenarlo con amor, y más amor.
Si algunos líderes tuviesen sólo una pizca de amor
por los seres a quienes asumieron el rol de servir, ¿cuánto mejor no estaría el
mundo? La ley natural, matriz del universo, es: ¡El Amor!
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