VENEZUELA,
NOBLE PAÍS
DE
ADMIRABLE DIGNIDAD
Venezuela, un noble país destinado a una misión
trascendental. Hoy a Venezuela le ocurre como a los grandes árboles que,
durante su crecimiento estuvieron expuestos a grandes ventiscas y ventarrones,
que les fueron fortaleciendo, llevándole a afianzar sus raíces en rocas duras,
que le permitirían adquirir solidez a prueba de grandes tempestades que, en el
invierno de la vida, suelen presentarse. Cuando se sucedan los inviernos
venideros, estará preparada para que las eventuales tempestades de turno, que nunca
faltan, le encuentren preparada que no le arranquen de tajo, como le ocurre a
los árboles que crecieron con buen tiempo siempre.
Que no se engañe nadie: los inviernos no duran para
siempre, sino que dan paso a la primavera, a la renovación.
Al calor de los rayos del sol, luminosos, y a la
contemplación del verdor de los prados, y su hermosas flores primaverales,
nadie se acordará de aquellos inviernos pasados, con sus truenos, rayos y
relámpagos, sus torrenciales lluvias que sus buenos efectos tuvieron, ya que la
vida saca el bien de las cosas que representan un bien menor.
Joven, el mensaje es contigo: Aquí la Patria te
espera para que le ponga el hombro, tu hombro y conciencia, para ayudarla a
elevarse a su noble destino.
Tú eres un hijo digno de la Patria; si no cumple tu
deber de hijo hoy, mañana te avergonzarás, cuando la Patria haya recobrado su
verdor y el carbón, bajo el efecto de la dura presión de los menos dignos, haya
sacado a flote el DIAMANTE que en su interior se encontraba encerrado.
De muchos países volverán a venir nuevos hijos, que
sumados a las nuevas generaciones, y a los hijos que volverán a casa, después
de prepararse en tierras hermanas, harán florecer a la Patria, a la Venezuela
Hermosa, que siempre mantiene su dignidad de TIERRA NOBLE Y GENEROSA, como una
de las naciones más importantes del planeta tierra. Esta ha sido la visión de
los maestros de la Patria, a quienes hay que volver, leyendo sus obras, para
imbuirse de sus sublimes ideales, y descubrir el norte al que hay que orientar
la proa del propio destino.
¡Adelante, Venezuela!!!, nadie podrá doblegar,
jamás, a tus hijos dignos trabajando por el progreso. Con el ejemplo, los
demás, irán enmendando sus pensamientos, sus sentimientos, sus palabras y sus
actos. Perdonar con generosidad, amor, justicia en justa medida, sin excederse
a la hora de la reconciliación, perseverancia, trabajo y paz. Paciencia hasta
alcanzar la meta de la libertad interior, primero. Un ser con libertad
interior, siempre es un ser libre, esté donde esté. Un hombre con riqueza
espiritual, siempre camina en la abundancia integral, aún en la más austera
adversidad, aprovechando las oportunidades inherentes. Ver las cosas más allá
de las apariencias presagia observar un escenario excelente. Creamos afuera, lo
mismo que imaginamos adentro.
Proseguir hasta la meta, nuestros pensamientos
crean el mundo que anhelamos. Adelante siempre, hermano.
Así lo creo, los nuevos hijos de la patria volverán y Venezuela volverá a nacer
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