jueves, 8 de julio de 2021

UN COMENTARIO

 

UN COMENTARIO


©Giuseppe Isgró C.

 

Evidentemente, los seres de los cuatro reinos naturales, jamás podrán agotar la totalidad de la fuente universal que constituye tanto el universo, en sí, como el Supremo Hacedor, como causa primera de todo lo existente.

Es decir, ni aquí abajo, entendido como la dimensión física de la vida, ni en la dimensión espiritual, podrá ninguno de los seres absorber el Todo, relativo al Principio de las cosas.

El Principio de las cosas, lo hemos delineado en sus aspectos generales. Ciertamente, la percepción de que cada Espíritu de los cuatro reinos naturales es una emanación a la conciencia individual, permite descifrar gran número de enigmas en el universo.

Empero, para llegar a absorber la totalidad de lo que, como atributos divinos, valores universales y ley cósmica, posee desarrollados en todas las vertientes y variantes, el Ser Universal, transcurrirá toda la eternidad y jamás lo agotará, ya que, siempre encontrará un más allá.

 Pero, esa es la función de cada ser en los cuatro reinos naturales: Cooperar en la expansión de la Creación. En la medida que más avanza en la espiral evolutiva, percibe en mayor grado, y en nuevos niveles, conocimientos de cómo realizar facetas más avanzadas de la Gran Obra.

¿De qué sirve tratar de abarcar el Todo cuando nuestra misión es comprender lo inmediato, para resolver los enigmas que nos ocupan en todos los ámbitos de las ciencias, de las filosofías y de las artes?

Sin embargo, en nuestra realidad inmediata, el conocimiento de nuestra naturaleza humana, y el de los demás seres de los restantes reinos naturales, permite regirnos adecuadamente para resolver, positivamente, lo que es sometido a nuestro análisis.

El conocimiento de nuestros atributos divinos y/o valores universales, contribuye a compenetrarnos con los parámetros dentro de los cuales precisamos mantener nuestra conducta.

Iniciando nuestra labor por la senda justa del progreso universal, nos propondremos, en cada etapa, nuevos objetivos de realización espiritual, en un proceso que se denomina: La eterna polarización.

Si el ser humano, o cualquier ser de los cuatro reinos naturales, se planteara, o percibiera un objetivo de conocimiento en grado infinito, por su capacidad potencialmente infinita de conocer, comprender y realizar, sería capaz de obtener ese conocimiento, aunque en su búsqueda tuviese que trabajar toda la eternidad para lograrlo.

Empero, como el poder potencial que posee es de la misma índole que el del Creador, sería capaz de satisfacer su necesidad en tiempo oportuno, de acuerdo con la ley de causa y efecto.

En teoría, esa capacidad de autosatisfacción de conocimiento sería en forma instantánea a nivel de conciencia perceptiva. Pero, él ignora que tiene esa capacidad de conocer al instante, ya que, en su esencia, posee todo el conocimiento del Ser Universal en sí mismo. Empero, aun percibiendo la realidad, por grados, le faltaría, todavía, la experiencia práctica de ese conocimiento.

El ser humano jamás podrá expresar un conocimiento, o el poder para realizar cualquier objetivo concebido, o la solución o satisfacción de toda necesidad que experimente, si no tiene, antes, la conciencia de esa necesidad. Es lo que se conoce como Docta Ignorancia y/o el Poder de la Ignorancia.

Tan pronto adquiera conciencia de cualquier necesidad, instantáneamente manifiesta tanto el conocimiento del qué, del cómo, del cuándo, del dónde, del quién, del cuánto, y del por qué, así como el poder realizador equivalente, y en ese mismo grado de conciencia perceptiva de la necesidad. Esto se entiende a nivel mental, o espiritual. Pero, aún, en la dimensión de la manifestación física, precisará el tiempo suficiente para expresar el resultado práctico, efectivo, como experiencia de vida, para que ese conocimiento, o realización, tenga autenticidad y valor, y desarrolle la aptitud inherente, y equivalente, en cada ser, según se trate.

Dada la poco probable posibilidad de que el ser humano, en su estado de potencialidad, adquiera conciencia, en forma instantánea de la totalidad de lo que ignora, en un momento dado, en todos los grados que ignora que desconoce, dejará de expresar tanto el conocimiento como el poder realizador.

En la medida en que, por grados, en la eterna polarización, vaya adquiriendo conciencia de determinadas necesidades y/o ignorancias, expresará, simultáneamente, el respectivo conocimiento y grado de poder realizador.

 


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