HABLAR POCO, CLARO Y
CONCISO
©Abg, GIUSEPPE ISGRÓ C.
-El
segundo grado de la sabiduría, según Oscar Wilde, -dice el insigne gallego, Don
Pascual-, es: -“Hablar poco, claro y concisamente”.
Eso
nos trae a la mente un aforismo de Joaquín Trincado: -“¿Tú quieres ser sabio?
Estudia en ti mismo, habla poco, piensa alto, mira hondo, observa siempre y
aprende todos”-.
El
mucho hablar, afecta el resultado de lo que se expresa. Unas pocas palabras
mencionadas oportunamente, el silencio, aplicado adecuadamente, mirando
serenamente a la cara del interlocutor, o una leve señal con la cabeza, un
toque en el hombro con la mano, una sonrisa, una mirada fija e intensa, serena
e impasible, son más elocuentes que un largo discurso.
Jo,
cuenta que en cierta ocasión en que entrara en una oficina pública, cuya
empleada era la antitesis de lo que debe ser una persona atenta y amable, como
solía serlo, algunas, veces, fue a buscar otra que estuviese, ese día, de mejor
humor. Una joven le atiende con gentileza y le resuelve lo que allí iba a
hacer, y con gentileza, le dice: -“Muchas empresas ponen música ambiental para
mantener el buen humor de su personal, pero aquí, la música es usted”.
Cuantos
mensajes contenían aquellas pocas palabras bien dichas, que le alegraron la
vida a esa joven, que en un ambiente de tensión como aquel, en que tantas
personas, al mismo tiempo concurren, se encuentran con alguien que atiende con
una sonrisa amable, y además resuelve las cosas esenciales.
Esa
persona olvidará millones de palabras oídas, pero jamás un elogio sincero, como
aquel que le define como la música de su natural ambiente de trabajo. Es como
decir, que representaba el “Espíritu” de aquel lugar. Y, también, el de su
hogar, y el de cualquier sitio en que esa persona se encuentre o vaya. ¿Cómo
podrá olvidar esas pocas palabras, quizá, mientras viva en la dimensión física?
Los
poetas son muy expresivos y con pocas palabras dicen cosas inmensas, como por
ejemplo, otra expresión del repertorio de Jo: -“El sol está afuera, pero la luz
brilla aquí adentro, refiriéndose a la persona que representa la luz en una
empresa determinada”. ¡Quien medite en esta breve expresión, cuantas sabias
enseñanzas derivará!
Eso
es lo que representan las personas serviciales en sus respectivos lugares de
trabajo: un sol que irradia luz, sonrisas, servicios, amabilidad, efectividad,
y buen trabajo, que determinan que la gente quiera volver a aquel lugar para
seguir usufructuando de las bondades de aquel proveedor.
Tantas
personas que brindan un servicio efectivo, a veces, con una sola palabra:
GRACIAS, se sienten suficientemente compensadas. “Gracias”, “por favor”, “tenga
la bondad”, “es usted muy amable”, “usted primero”, “adelante”, TQM.
Con
una sola palabra, o con muy pocas, se es escueto, claro y conciso.
En
las negociaciones efectivas, con pocas palabras, con unas escuetas preguntas
que se corresponden con las técnicas más efectivas de cierres de ventas, se
concluyen tratos donde largas peroratas serían ineficaces.
Los
aforismos, de los grandes pensadores, en pocas palabras, expresan la más
profunda sabiduría; por lo cual es una buena razón para emularles.
Adelante.
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