domingo, 30 de julio de 2023

SABIDURÍA TAOISTA

 


SABIDURÍA TAOISTA

 

©Abg. Giuseppe Isgró C.

 

Se preguntaban, los maestros taoístas Huang Ti y Mo Tzu: -“¡Qué es una flor?” Luego, ellos mismos se respondían: -“Es una expresión del Universo, de sus colores, de su perfume, de su vista y de su palabra”-.

Una flor es la expresión de la Esencia, y ésta es Dios, El Ser Universal.

Cuando al final del verso se hace referencia a “su palabra”, es porque las flores también utilizan un lenguaje especial: el de los sentimientos análogos a los valores universales, por ejemplo: El amor, la belleza, la serenidad, la sobriedad, el equilibrio, la armonía y la alegría de los colores que se reflejan como una “sonrisa”, que aportan felicidad, paz, sosiego y una ofrenda a Dios con el “fruto” de su labor.

La flor, al igual que el ser humano, busca “el sentido de la vida” y alcanza, gradualmente, niveles más elevados de conciencia.

Cada una de las flores es sensible a la admiración de quien le contempla y se “emociona”, respondiendo con mayor exuberancia y belleza, adornándose con su mejor sonrisa y ropaje divino.

La flor expresa la sonrisa de Dios. En el jardín, o dentro de la casa, o en cualquier lugar en que se encuentre, una flor aporta: Compañía, amistad, sintonía y conexión con lo sublime. Representa la presencia de Dios para hacer más agradable el camino de la vida.

La flor, entiende, “telepáticamente”, el lenguaje de los humanos y de todos los seres que le rodean. Sabe cuándo una persona “piensa” o dice la verdad, y, si sus intenciones son buenas; también, se da cuenta de lo contrario. Percibe el sentimiento de la verdad, de la bondad y del bien. Hay pruebas científicas que lo demuestran.

La flor tiene conciencia de su propia utilidad, es decir, posee una elevada autoestima; empero, ésta se incrementa, aún más, cuando ella percibe que son apreciadas sus virtudes y su belleza, que se le presta atención y se le ama. Tiene capacidad de interrelación. Pero, los humanos todavía están muy lejos de conocer todas las propiedades nutritivas, y curativas, de la inmensa variedad de flores.

Cuando seamos capaces de entender el lenguaje en el que se expresan las flores, accederemos a una fuente inagotable de sabiduría.

La flor es un ser vivo, hay que evitar de cortarla, separándola de la planta innecesariamente; consérvala viva en un envase adecuado, y cuídala con amor; y, recibirás, a cambio, el amor de todas las flores, en cualquier parte del mundo, o del universo, a donde vayas.

Decían Huang Ti y Mo Tzu: -“Pero, también una flor tiene su evolución, su experiencia, sus caídas y sus levantadas; una flor para volver a crecer requiere del Yin y Yang, de la luz y del abono”.

Basta observar a una planta que haya sido pisada. A la mañana siguiente, se le comienza a ver, de nuevo, como se yergue, demostrando su voluntad inquebrantable de estar bien, su anhelo de vivir y de perpetuar la vida de la que ella expresa la ESENCIA.

Las plantas que crecen en los ambientes menos favorables y en condiciones adversas, desarrollan una mayor fortaleza y capacidad de adaptación, y dan mejores maderas, flores o frutos. Son capaces de encontrar fuentes nutricionales adecuadas, y rodear con sus raíces las rocas adyacentes para evitar que las tempestades les arranquen de tajo.

Decían Huang Ti y Mo Tzu: -“Sabed ver en una flor todas estas cosas, y quizás comprenderéis lo qué significa vivir; lo qué representa esperar; y lo qué implica renunciar”.

La flor vive con autenticidad: su esencia, lo que es, y cumple el rol que le ha sido asignado en el plan divino de la Creación.

Evidentemente, en la profunda sabiduría de la flor, cumplir el propio rol asignado por la naturaleza implica renunciar a todo lo que deja de serle inherente.

Adelante.


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