sábado, 15 de julio de 2023

LA SABIDURÍA DE GURDJIEFF

 

LA SABIDURÍA DE GURDJIEFF 

 

©Abg. Giuseppe Isgró C.

 

 

En cierta ocasión, Georges I. Gurdjieff, el exponente de la doctrina conocida como El Cuarto Camino, en la primera mitad del siglo XX, expresó: -¨Para un hombre, el darse cuenta de que no tiene meta y de que no va a ninguna parte es el signo de que se aproxima a un despertar: es signo que el despertar llega a ser realmente posible para él. El despertar de un hombre empieza en el instante en que se da cuenta de que no va a ninguna parte y de que no sabe a donde ir¨-.

Podemos desglosar dicho aforismo en las siguientes partes: Primero: El darse cuenta, una persona, de que no tiene una meta en la vida.

Segundo: De que eso no le conduce a ninguna parte.

Tercero: Darse cuenta de que no va a ninguna parte, es signo de que se aproxima a un despertar.

Cuarto: Denota una señal de que el despertar es factible para dicha persona.

Quinto: El despertar de la persona empieza en el instante en que percibe que no va a ninguna parte y de que, además, no sabe a donde ir.

El darse cuenta de que se sabe, y de que  no se sabe, en determinado grado, es lo que se conoce como la Docta ignorancia. Es el primer paso para obtener la iluminación interior, en forma intuitiva, o inspirativa, u obtener el conocimiento que se precisa.

Es, definir, de manera exacta, cuál es el problema, situación por resolver, u objetivo por realizar.

En el instante en que la mente percibe lo que ignora, y lo que precisa conocer, activa su mecanismo intuitivo, en las vertientes de conciencia objetiva y subjetiva.

Por la experiencia que tiene, rememora cómo en el pasado resolvió casos análogos, y por las vías intuitiva e inspirativa,  percibe –a priori- el qué, el cómo, el cuándo, el dónde, el quién, el cuánto y el por qué.

Aplicando el razonamiento lógico, inductivo y deductivo, el método científico de resolución de situaciones, el proceso de toma de decisiones, y la meditación sosegada, aquietando la mente y el cuerpo, para ver con claridad, establece los objetivos a los que a corto, mediano y largo plazo encauzará su energía creadora.

Evidentemente, la persona en particular tiene necesidades, deseos y anhelos insatisfechos que hurgan en su interior, que se encuentran parcialmente bloqueados en busca de una salida; de que probablemente tiene un cúmulo de necesidades acumuladas que no sabe por dónde empezar a satisfacerlas.

El primer paso es aquietarse. Aislarse a un lugar tranquilo donde sentarse, y anotar en una hoja de papel todas las cosas que les inquietan, y que quiere, realmente, resolverlas, o lograrlas. Es preciso anotar todo: Necesidades y deseos; fortalezas y puntos menos fuertes del propio ser.

El segundo paso es: Jerarquizar por su orden de importancia las cosas esenciales que deben ser resueltas y/o realizadas.

Las primeras para reestablecer el equilibrio esencial en la propia vida o actividad personal o profesional.

Las segundas, para realizar el cambio existencial deseado, a corto, mediano y largo plazo.

La clave es: Poner por escrito los objetivos para darle un carácter de permanencia y tomar el control de su realización.

Los objetivos deben ser realistas y alcanzables; pero deben implicar un reto que motivo para alcanzar el resultado apetecido, despertando el sentimiento de autorrealización.

Esos objetivos van a fungir como el blanco al que hay que apuntar, teniéndolo siempre a la vista noche y día, a cada instante.

Donde se centra la atención se expande la conciencia perceptiva y realizadora. Sólo existen dos vertientes: Conocimiento y poder creador. La concentración permite expandir la conciencia de ambos y canalizarlos adecuadamente en dirección de los objetivos debidamente planificados en el espacio y en el tiempo, por escrito.

La visualización permite abrir el camino interior para su logro, satisfactoriamente, siempre y cuando ellos se realicen en perfecta armonía con la ley cósmica y con todas las personas involucradas.

El camino anterior es intuitivo e inspirativo. La relajación físico-mental, y la meditación, permiten la unificación de la conciencia y el estado de iluminación, o despertar.

Se percibe la necesidad, los deseos y anhelos, en todas sus vertientes y variantes, detectando el qué, el cómo, el cuándo, el quién, el dónde, el cuánto y el por qué. Sabiendo lo que hay que hacer, y cómo, se tiene claro cual es el puerto de destino, en cada etapa existencial, asó como dónde hay que ir, y en cuánto tiempo, y porqué.

Se comienza a vivir conscientemente. A tomar las riendas de la vida en las propias manos. A darse cuenta de que se es un instrumento de la voluntad divina, de la esencia universal, y de que los propios objetivos coinciden, exactamente, en forma precisa, con los planes trazados por el Gran Arquitecto del Universo.

En el instante en que se percibe de que se es instrumentos de la Divinidad, y de que el trabajo personal debidamente planificado con la asunción de objetivos claramente definidos, -para que la vida sepa que puede contar con cada uno, con esa oferta de servicio-, las circunstancias favorables comenzarán a surgir utilizando el propio concurso dentro del esquema cósmico, allí donde realmente hace falta, e importa.

Se recibirá, en cambio, el salario cósmico, en forma integral, experimentando, cada quien, el sentimiento de la autorrealización: Es decir, de que va a alguna parte, en un tiempo determinado, y que obtendrá unos resultados ciertos que se corresponden con su misión de vida y con los propósitos cósmicos, en la eterna polarización, de un estado de conciencia a otro más elevado, ad infinitum, en el eterno retorno del ser a la Esencia Universal.

Adelante.


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