ESTAR PREVENIDO
©Abg. Giuseppe Isgró C.
-Hidalgo, -dice Escudero-, coméntame
el siguiente aforismo de Pitágoras: -“Pero, tú las cosas harás, que después no
te perjudiquen”.
-Escudero, por cada decisión que se tome, es preciso hacerse cargo
de los resultados probables que pueden ser logrados, valuando hasta las más
lejanas consecuencias que podrían derivarse de cualquiera de los cursos de
acciones entre los cuales podría elegirse.
-En el verso anterior, Escudero, hemos hablado lo suficiente sobre
los dos aspectos probables que pueden derivarse de una decisión y sopesar el
mejor y el menos favorables de los casos, para ver si la situación es factible
ponerla bajo control, de asumir determinado curso de acción, tanto en
condiciones de certeza, de riesgo o de incertidumbre.
-Podríamos añadir, Escudero, que lo que se hace incluye lo que se
omite, o deja de hacerse. Lo realizado, o lo que ha dejado de llevarse a cabo,
incluye, además, los propios pensamientos, sentimientos, deseos, palabras y
actos. Si el fruto de nuestros pensamientos, sentimientos, deseos, palabras y
actos, es inocuo para nosotros, paralelamente lo será para todas las personas
vinculadas o vinculantes.
-Empero, Escudero, además de que nuestros pensamientos,
sentimientos, deseos, palabras y actos no aporten perjuicios para sí ni para
otros, deberán propiciar la mayor suma de bien para todos, auto-incluyéndose.
-Para lograr este propósito, Escudero, es preciso que nuestros
pensamientos, sentimientos, deseos, palabras y actos, se rijan por la guía de
los valores universales para vivir en armonía con las leyes naturales, con
todos y con el todo. Con esto, cada quien alcanza la mayor suma de felicidad y
bienestar posibles, en cada caso y ocasión.
Adelante.
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