EPÍSTOLA A JOSÉ
©Abg. Giuseppe
ISGRÓ C.
Un lector escribe expresándonos su
ideal de un mundo mejor, y lo que sigue son algunas reflexiones al respecto.
Le doy las gracias por compenetrarme
de su visión del mundo anhelado.
Su ideal se corresponde con el de
los Maestros de
Mientras exista una mente que sueñe
con un País y con un mundo mejores, esa realidad es factible de ser realizada
en el tiempo perfecto de Dios.
Este es un tiempo de aprendizaje, a
nivel mundial, y dada la sabiduría de la vida, dentro del aparente caos se está
gestando un orden perfecto, de acuerdo a la suma existencial de cada quien.
Emergerá, gradualmente, una nueva
generación que enrumbe a un mejor destino al Planeta entero, ya que todo el
Mundo es un solo pueblo. Se precisa reformular la educación a partir del
vientre de la madre.
El enemigo, en todas partes es el
mismo: La ignorancia.
Decía Don Quijote: -“Eduquemos al hombre para
arreglar el mundo”. Es un trabajo laborioso que llevará su tiempo, antes de que
se geste la nueva edad de oro, al estilo de la griega, u otra mejor.
Usted sueña con un mundo sin
discriminación, donde nadie sea extranjero en parte alguna, y cada quien pueda
elegir, libremente, el lugar donde quiere vivir con su familia, y un largo
etcétera, que se ajusta a un estricto sentido de la justicia y a un anhelo de
progreso y bienestar.
Una Sociedad donde reine el amor
entre hermanos, o conciudadanos, y se respete el libre albedrío de los demás, y
las diversas ideologías, pero que todos juntos, cooperen a la construcción de
una vida, de un país y de un mundo mejores.
Un mundo donde cada día se cultiven
en mayor grado los valores, como expresión de vidas virtuosas. Donde sea bien
visto el éxito ajeno y el óptimo nivel de vida alcanzado por un trabajo honesto
y efectivo, como modelo digno de emulación. Donde todos tengan acceso, por sus
estudios y trabajos imbuidos de prosperidad, a los mejores niveles de vida y de
riqueza gratificantes, con paz y sosiego mental.
Decía Bolívar, que no importaba el
lugar donde se nacía, ya que el orden natural va conduciendo a las personas al
lugar en que deben desarrollar su vida. La visión geopolítica del Libertador
contribuyó, a mediados del siglo XIX, a gestar
La única diferenciación natural que
haría sería la de que existen personas que aman más que otras al país, o al
mundo, en que viven. Otros parecieran ser,
aparentemente, unos voraces devoradores: Los hay en cualquier lugar del mundo.
Pero, todos cumplen su cometido,
como decía Adam Smith, el autor de Las Riquezas de las Naciones. Y, en la
balanza de la justicia divina, cada quien recibe su respectiva compensación, o
la aporta.
Si queremos un mundo mejor para
nosotros y nuestros hijos, debemos construirlo con nuestro esfuerzo, trabajo y
una vida virtuosa.
Estimo que usted está acertado en
sus ideales. La mayoría, pese a las apariencias, anhela el mismo futuro
provisor, por cuanto el progreso es una ley natural que nadie puede
controvertir.
Usted expresa, en su epístola: -“Que
seguirá creyendo que ese ideal de un mundo mejor se verificará”.- Sin duda
alguna, así será.
Cada época genera su propio
liderazgo, y cooperadores. Los países van pasando por diversos procesos de
transformación, en un momento dado. Lo que pareciera un caos, en el fondo va
expresando el orden perfecto de Dios.
Si somos realistas, y objetivos, en
un mundo que pareciera estar convulsionado, con crisis de múltiples naturalezas
y niveles, todo se encamina hacía la búsqueda de un equilibrio, en la eterna
polarización, tal como lo previera, lúcidamente, Bernardo de Mendeville,
inspirador de Adam Smith, con su “Fabula de las Abejas”.
Sin duda alguna, con una visión tan
clara, en relación al futuro, usted reúne las condiciones idóneas para transformarse
en un líder fundamental capaz de gestar ese destino con que sueña, de
contribuir a la creación de un país y de un mundo mejor.
Quienes superan todas las crisis
existenciales: económicas, espirituales, políticas, sociales o culturales, son
aquellos que se toman su tiempo para pensar en el futuro.
Decía Peter Drucker: -“Las empresas,
ya sean grandes o pequeñas, han de dedicar tiempo a las labores formativas, ya
que estas constituyen lo esencial para la empresa”. Lo mismo vale para
cualquier población del mundo.
Napoleón Hill y William C. Stone,
citan el ejemplo de un conferenciante que estaba preparando un discurso y su
hijo pequeño le distraía. Para mantenerlo ocupado, arrancó una página de una
revista, en la que había la foto del globo terráqueo, y la rompió en pedazos, para que la armara,
pensando que le ocuparía bastante tiempo hacerlo.
Cuál no sería su sorpresa, cuando
muy rápidamente el niño le llevó la foto perfectamente armada. Le preguntó como
lo había hecho, y el chaval le responde: -“Papá, fue muy fácil; en el anverso
de la página había un hombre que la copaba. Pensé que si armaba primero al
hombre, el mundo lo haría por sí solo”. Sigue siendo el mismo mensaje
cervantino.
En mi opinión personal, amigo José,
usted está contribuyendo ya a mejorar el mundo, y además muy bien, al ser un
profesional de primer orden, en su ramo, y un ciudadano, y padre de familia,
ejemplar.
Mejorándose cada quien a sí mismo,
es la manera como más se contribuye a mejorar el mundo en que se vive.
La lectura inspirativa de Don
Quijote, de Cervantes, las Vidas paralelas, de Plutarco, Las Leyes del Éxito,
de Napoleón Hill, El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec, y El Problema del
Ser y del Destino, de León Denis, son algunas de las obras que amplían el
horizonte humano y potencian el carácter moral de cada ser.
Adelante.
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