domingo, 30 de julio de 2023

EPISTOLA A JOSÉ

 

EPÍSTOLA A JOSÉ

 

©Abg. Giuseppe ISGRÓ C.

 

 

Un lector escribe expresándonos su ideal de un mundo mejor, y lo que sigue son algunas reflexiones al respecto.

Le doy las gracias por compenetrarme de su visión del mundo anhelado.

Su ideal se corresponde con el de los Maestros de la Patria, en cada país: Páez y Bolívar, en Venezuela, José Mazzini, en Italia, Víctor Hugo y Alexis Carrel, en Francia, Benjamín Franklin y Emerson, en Estados Unidos, Tagore y Gandhi, en la India, Cervantes y Amalia Domingo Soler, en España, entre otros, lo cual indica un destino mejor que hay que construir.

Mientras exista una mente que sueñe con un País y con un mundo mejores, esa realidad es factible de ser realizada en el tiempo perfecto de Dios.

Este es un tiempo de aprendizaje, a nivel mundial, y dada la sabiduría de la vida, dentro del aparente caos se está gestando un orden perfecto, de acuerdo a la suma existencial de cada quien.

Emergerá, gradualmente, una nueva generación que enrumbe a un mejor destino al Planeta entero, ya que todo el Mundo es un solo pueblo. Se precisa reformular la educación a partir del vientre de la madre.

El enemigo, en todas partes es el mismo: La ignorancia.

 Decía Don Quijote: -“Eduquemos al hombre para arreglar el mundo”. Es un trabajo laborioso que llevará su tiempo, antes de que se geste la nueva edad de oro, al estilo de la griega, u otra mejor.

Usted sueña con un mundo sin discriminación, donde nadie sea extranjero en parte alguna, y cada quien pueda elegir, libremente, el lugar donde quiere vivir con su familia, y un largo etcétera, que se ajusta a un estricto sentido de la justicia y a un anhelo de progreso y bienestar.

Una Sociedad donde reine el amor entre hermanos, o conciudadanos, y se respete el libre albedrío de los demás, y las diversas ideologías, pero que todos juntos, cooperen a la construcción de una vida, de un país y de un mundo mejores. 

Un mundo donde cada día se cultiven en mayor grado los valores, como expresión de vidas virtuosas. Donde sea bien visto el éxito ajeno y el óptimo nivel de vida alcanzado por un trabajo honesto y efectivo, como modelo digno de emulación. Donde todos tengan acceso, por sus estudios y trabajos imbuidos de prosperidad, a los mejores niveles de vida y de riqueza gratificantes, con paz y sosiego mental.

Decía Bolívar, que no importaba el lugar donde se nacía, ya que el orden natural va conduciendo a las personas al lugar en que deben desarrollar su vida. La visión geopolítica del Libertador contribuyó, a mediados del siglo XIX, a gestar la Geopolítica como ciencia.

La única diferenciación natural que haría sería la de que existen personas que aman más que otras al país, o al mundo, en que viven. Otros parecieran ser,  aparentemente, unos voraces devoradores: Los hay  en cualquier lugar del mundo.

Pero, todos cumplen su cometido, como decía Adam Smith, el autor de Las Riquezas de las Naciones. Y, en la balanza de la justicia divina, cada quien recibe su respectiva compensación, o la aporta.

Si queremos un mundo mejor para nosotros y nuestros hijos, debemos construirlo con nuestro esfuerzo, trabajo y una vida virtuosa.

Estimo que usted está acertado en sus ideales. La mayoría, pese a las apariencias, anhela el mismo futuro provisor, por cuanto el progreso es una ley natural que nadie puede controvertir.

Usted expresa, en su epístola: -“Que seguirá creyendo que ese ideal de un mundo mejor se verificará”.- Sin duda alguna, así será.

Cada época genera su propio liderazgo, y cooperadores. Los países van pasando por diversos procesos de transformación, en un momento dado. Lo que pareciera un caos, en el fondo va expresando el orden perfecto de Dios.

Si somos realistas, y objetivos, en un mundo que pareciera estar convulsionado, con crisis de múltiples naturalezas y niveles, todo se encamina hacía la búsqueda de un equilibrio, en la eterna polarización, tal como lo previera, lúcidamente, Bernardo de Mendeville, inspirador de Adam Smith, con su “Fabula de las Abejas”.

Sin duda alguna, con una visión tan clara, en relación al futuro, usted reúne las condiciones idóneas para transformarse en un líder fundamental capaz de gestar ese destino con que sueña, de contribuir a la creación de un país y de un mundo mejor.

Quienes superan todas las crisis existenciales: económicas, espirituales, políticas, sociales o culturales, son aquellos que se toman su tiempo para pensar en el futuro.

Decía Peter Drucker: -“Las empresas, ya sean grandes o pequeñas, han de dedicar tiempo a las labores formativas, ya que estas constituyen lo esencial para la empresa”. Lo mismo vale para cualquier población del mundo.

Napoleón Hill y William C. Stone, citan el ejemplo de un conferenciante que estaba preparando un discurso y su hijo pequeño le distraía. Para mantenerlo ocupado, arrancó una página de una revista, en la que había la foto del globo terráqueo,  y la rompió en pedazos, para que la armara, pensando que le ocuparía bastante tiempo hacerlo.

Cuál no sería su sorpresa, cuando muy rápidamente el niño le llevó la foto perfectamente armada. Le preguntó como lo había hecho, y el chaval le responde: -“Papá, fue muy fácil; en el anverso de la página había un hombre que la copaba. Pensé que si armaba primero al hombre, el mundo lo haría por sí solo”. Sigue siendo el mismo mensaje cervantino.

En mi opinión personal, amigo José, usted está contribuyendo ya a mejorar el mundo, y además muy bien, al ser un profesional de primer orden, en su ramo, y un ciudadano, y padre de familia, ejemplar.

Mejorándose cada quien a sí mismo, es la manera como más se contribuye a mejorar el mundo en que se vive. 

La lectura inspirativa de Don Quijote, de Cervantes, las Vidas paralelas, de Plutarco, Las Leyes del Éxito, de Napoleón Hill, El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec, y El Problema del Ser y del Destino, de León Denis, son algunas de las obras que amplían el horizonte humano y potencian el carácter moral de cada ser.

Adelante.


 

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