sábado, 15 de julio de 2023

EL PODER DE LA DECISIÓN

  

EL PODER DE LA DECISIÓN

 

©Abg. Giuseppe Isgró C.

 

 

En general, en mayor o menor grado, todos saben decidir; conocen el método científico de resoluciones de situaciones, el proceso creativo de toma de decisiones y cumplen perfectamente todos los pasos hasta llegar a lo más importante: la acción. 

Es en la acción donde se requiere desarrollar en alto grado habilidades para plasmar en la realidad lo pensado y decidido. 

Empezar, dar el primer paso, ponerse en camino, después de decidir, ése es el gran secreto. Pero, una vez iniciada la acción, con la visión clara del tiempo factible para alcanzar el respectivo logro, es preciso persistir, con confianza plena y desapego de los resultados y continuar dando todos los pasos restantes que sean necesarios, hasta alcanzar la meta. Simplemente, haz la cosa y tendrás el poder para hacerlo; esa es la clave. 

El poder de la decisión crea resultados. La mente decidida adopta el propósito de alcanzar determinados logros y funge de convención mental que le sintoniza con los elementos coadyuvadores a su consecución. 

La decisión de lograr algo implica la oferta de un servicio, producto, idea o beneficio, que debe ser dado a cambio y toda oferta genera, automáticamente, su demanda. En el mismo momento en que se toma la decisión, en alguna parte, todas las personas que coadyuvarán están tomando, simultáneamente, las respectivas decisiones complementarias.

En la metafísica de la decisión, si se observa desde la perspectiva o dimensión adecuada, se percibe que, en el mismo instante en que un arquitecto diseña un chalet, sin darse cuenta, por vía psico-sensorial. –o intuitiva-, percibe las necesidades insatisfechas de un determinado consumidor y crea el ambiente con el cual, ese futuro consumidor, en ese momento, está soñando con uno análogo. Cuando el constructor decide construirlo, en el mismo instante, una persona, está decidiendo comprarlo. El resto es un proceso que se desenvuelve de manera tan natural que todo parece casualidad. 

Lo importante es tomar la decisión ya que implica una oferta de comprar o vender, dar o recibir, hacer o dejar de hacer, etcétera, y el mecanismo de la vida sabe que puede contar con esa oferta o demanda y, la persona, sin darse cuenta, pone en movimiento una de las leyes más poderosas de la creación. 

La decisión tiene fuerza de atracción y repulsión. Atrae a los elementos coadyuvantes y repele los antagónicos por medio de la ley del aislamiento cósmico. 

Una vez decidido el propósito fundamental de la vida, seleccionados los objetivos a corto, mediano y largo plazo, determinada la carrera en la cual se quiere cada quien realizar, auto-expresando el genio que se anida en el interior, hay que mantenerse firme en la determinación de alcanzar las metas anheladas, en el intervalo que media entre la siembra de la semilla y la cosecha de los resultados. 

Esa paciencia firme, serenidad inalterable, confianza absoluta, expectativa profética, voluntad de acero, nervios relajados y desapego de los resultados proporcionan el autodominio suficiente para imantar los resultados y de persistir firme en el propósito sin variar de rumbo hasta alcanzar lo que se ha propuesto. 

Una y mil veces hay que abordar la acción y con el trabajo suficiente y el estudio necesario, con la creatividad adecuada y los métodos propicios, todo se logra, oportunamente. 

El ser humano está dotado para realizar cualquier cosa que conciba en su mente siempre y cuando la aborde una a la vez. 

Si concebiste la idea, planificaste el proyecto, y asumiste el reto, manteniéndote firme y actuando constantemente alcanzarás el resultado previsto, en el tiempo debido. 

Pero, cuando más cerca estés de alcanzar tu meta es cuando más firme requieres estar, por cuanto, es allí donde la prueba de la vida verifica tu temple y selecciona los mejores –o más efectivos cooperadores- para seguir adelante, en cada actividad, área, etcétera. Por esta razón, la antigua sabiduría recomienda que jamás debe abandonarse la realización de un proyecto en el momento en que las situaciones se muestran en su aspecto menos favorable, 

Es preciso dar ese paso que separa la decisión de la acción. Ten confianza: en ti y en la vida; ésta secunda todo esfuerzo sincero. 

Tienes el poder en tus manos, úsalo. Mantente firme y alcanza, una a una, todas tus metas. Visualiza el resultado satisfactorio en tu mente. Afirma lo positivo. Di, una o mil veces, o cuantas sea necesario: -voy a lograrlo-. 

Sólo la decisión activa el mecanismo cósmico del logro; actúa como si… ya lo hubieses alcanzado. Da por hecho su consecución exitosa con serena convicción, tenacidad y desapego. 

Adelante. 

 


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