©Abg. Giuseppe Isgró C.
El universo solo conoce de abundancia aún en la más estricta austeridad. Abundancia o ausencia de ella, constituyen aspectos complementarios de la misma realidad. Lo que vale es el resultado como promedio satisfactorio. Esto es fruto de la propia actitud y comprensión frente a la vida y sus leyes inherentes.
Podría, alguien, en la mayor abundancia, experimentar sentimientos de carencias. En cambio, en la más aparente ausencia de abundancia, puede expresar la mayor felicidad.
Los árboles que crecen en situaciones ventajosas no suelen dar maderas tan buenas como la que lo hacen en condiciones adversas; que requieren emplearse a fondo para imponerse sobre el medio ambiente. Esos árboles que han triunfado sobre la severidad del entorno, son los que utilizaban los artesanos para elaborar las ruedas de las carretas. Esa madera fuerte, resistente, era la ideal para coadyuvar con la carreta del progreso humano.
Decía Blasco Ibañez, pensador español del siglo XX, que “los pueblos no pueden ser eternamente dominados. La vida es cambio, acción, movimiento”. Ciertamente, es preciso incentivar la educación de los valores para ejercer óptimamente la práctica de las virtudes. Un liderazgo guiado por la ética universal.
Con la valentía del Espíritu virtuoso, consciente de la propia misión de vida, entusiasmado por los elevados ideales de los Padres de la Patria, y de la humanidad; cada ciudadano del mundo, en su respectivo país, se forjará el propósito, al igual que lo hiciera Simón Bolívar, o Giuseppe Garibaldi, Giuseppe Mazzini, o Andrés Bello, el Catire Páez o Rómulo Gallegos, de elevar el nivel de conciencia hacia el verdadero destino del ser humano. Progreso integral; riqueza del Espíritu, que por añadidura, aporta la que requiere para la realización de su obra.
Hay que educar a la mujer con los ideales de Concepción Arenal, emulándola, contribuyendo al desarrollo de conciencia de su gran rol como guía de la humanidad. Inspirarse en Amalia Domingo Soler, insigne andaluza que enseña a comprender la vida con sus emocionantes obras de elevadas espiritualidad. La mujer, como compañera, o madre, tiene en sus manos el destino de la humanidad. Tiene una gran responsabilidad y misión. Precisa prepararse mejor para los tiempos que se avecinan. El mundo dará un viraje hacia su verdadero destino de progreso integral, imperando el amor y la justicia divina.
Solo así, los líderes del futuro podrán cumplir su rol para optimizar los recursos, de todo tipo, colocados en sus manos como eficaces administradores, para el desarrollo de cada Nación, y entre todas, en perfecta armonía, del planeta tierra. Es preciso que nadie sea extranjero en ninguna parte. Que se exalte el fervor hacia lo gloriosamente grande para construir un mundo mejor que el que hemos recibido.
En un universo en el que rige la ley de la abundancia, hay que adquirir conciencia de que, en cada lugar, o condición en que nos encontremos, es el lugar o la condición idónea para manifestar la abundancia prudente, sabia y armoniosa. Son las condiciones que, transmutándolas, aportan lo que se precisa. Encierran en sí mismas los tesoros que se buscan en otros partes, fuera. Ellos, los tesoros, se encuentran dentro: Conocimiento, actitud mental positiva, entusiasmo, creatividad, intuición, inspiración, propósitos definidos, objetivos de vida a corto, mediano, largo y macro plazo.
Pitaco, decía: -“Todo lo llevo conmigo”. La mayor riqueza consiste en el desarrollo de la aptitud del Espíritu, la cual se manifiesta en una más elevada conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora; es decir: capacidad de hacer o de dejar de hacer.
Adelante.
Adelante.
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