UNA SUBLIME ACCIÓN
©Giuseppe Isgró C.
Barcelona: 07-07-1971
Revisión: 13-04-2019.
Una sublime acción constante,
en pos del eterno progreso,
sostiene, asiduo, el Espíritu.
Son estos días: un instante en la eternidad,
un eslabón necesario, y muy útil
en esta tierra de aprendizaje, y creación
donde todo es abundancia
por previsión, y provisión divina,
aunque a veces, hay que abrir los ojos para verla.
Todo es abundancia,
aún su aparente ausencia temporal,
por el llenarse y vaciarse, constantes, de la provisión.
La templanza, si con prudencia se manejan los recursos,
siempre mantendrá a flote el preciado tesoro.
Al igual que Miguel Ángel, es preciso ver
el David que contiene el bloque de mármol
abandonado en el jardín de nuestra casa.
Centrarse en lo esencial, y apartar lo superfluo,
para que la provisión que como salario cósmico,
la Divinidad provee, en tiempo oportuno
la Divinidad provee, en tiempo oportuno
por la sublime acción del servicio,
perdure en su cíclico fluir,
entre una siembra y el inherente cosechar.
Es de la vida, escuela,
el mundo en que el hombre vive.
Para la acción está pronto,
y la prueba de turno asume.
En la senda que eligió cada quien se encuentra,
por la acción se perfecciona el cultivo del arte de vivir.
Acción es pensar, experimentando sentimientos
en la conciencia, atributo del Espíritu,
esencia indivisa de la Divinidad.
Por afinidad, se atrae lo semejante y necesario,
coadyuvando a la obra común,
por objetivos y resultados.
Se pronuncian las palabras armoniosas que invitan
a sumar voluntades, en la incesante labor hacia la meta.
Acción y descanso, estudio y meditación,
trabajo e inversión, austeridad y templanza,
siembra y recogida, generosidad y altruismo,
todo es fuente de abundancia,
que se acrecienta dando más, cada día:
servicio, amor, trato justo y cortesía.
Mientras más se da,
en análogo grado se recibe, acrecentado.
Las semillas germinan, dando nuevos frutos,
en compensación, al sembrador, por ley de vida.
Es el salario cósmico que trasciende toda acción.
Se aprende de la experiencia,
y se asumen los resultados que compensar se debe.
Quienes triunfan, en el grado que fuere,
se van preparando para misiones
de mayor envergadura.
Es la misma vida que emplea a cada quien,
cuando está preparado, pero también lo hace,
cuando no sabe nada y debe aprender:
lo utiliza como aprendiz cooperador.
Haciendo es como adquiere experiencia:
sublime salario cósmico.
Recordar: jamás dejar de ser eternos aprendices,
porque siempre hay algo más que aprender.
Que no te inhiba la edad:
si eres muy joven, que importa?
Y si el tiempo ha sido generoso contigo, agradézcalo,
siguiendo siempre adelante.
Hay un tiempo que es tuyo para aprender,
que nadie debe, jamás privarte de ello,
por la razón que fuere.
Si dejares de aprender, dejaría de avanzar.
El aprendizaje es acción incesante en la eternidad,
que va abriendo puertas y ventanas
en el infinito progreso.
Que tu sed infinita de saber cada día más,
expresada en tu conciencia como semilla divina
te impulse a seguir impasible, hacia adelante,
sin olvidar de extender las manos, para ayudar,
a los que quieran seguirte en la senda.
Otras manos se extienden para para ayudarte a ti,
a cada instante, recibiendo el impulso vivificador.
Penetrar es necesario, ad infinitum
a regiones desconocidas del eterno progreso.
Es la infinita cadena de solidaridad, que coadyuva,
de un lado recibimos ayuda;
del otro, estamos obligados a darla,
por gratitud, deber y por amor.
Es importe recordar:
El que no da, deja de recibir,
saliendo del escenario,
en el que, solo se permanece
siendo siempre efectivos en el servicio.
Es preciso ser útiles por la sublime acción,
Jamás te preocupes por el pago,
si aparentemente no lo recibes.
El salario cósmico, siempre está ahí, esperándote,
de acuerdo al fiel de la balanza.
La vida es justa y perfecta,
en cantidad y tiempo oportuno,
al realizar los pagos por los servicios recibidos
en todas sus vertientes y variantes:
Es salario cósmico por labrar la piedra bruta
hasta convertirla en obra maestra,
siempre perfectible en la espiral evolutiva.
Confía el ser,
en algo superior
que le da fuerza,
y sabiduría inspirativa de los valores,
o atributos divinos, en la conciencia.
Seguro de sí,
realiza la sublime acción de hoy,
eterno presente.
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