martes, 21 de marzo de 2023

SUPRIMIR LA DUDA, DESPUÉS DE LA DUDA, O, ¿DUDAR DE TODO Y DE TODOS?


SUPRIMIR LA DUDA,

DESPUÉS DE LA DUDA,

O, ¿DUDAR DE TODO Y DE TODOS?

  

©Abg. Giuseppe Isgró C.

 

 

Poesía de juventud, si a esto poesía llamar se puede.

 Dedicado al Profesor José Ramón Rodríguez Bello, uno de los oradores más excelsos que he conocido, cuando en el lejano año 1968, en el tercer año de Bachillerato, en el Liceo Tomás Alfaro Calatrava, frente a la hermosa bahía de Puerto La Cruz, me instó a escribir en prosa, y no poesía, y si decidía hacerlo en ésta, que fuera en verso libre.

 Gracias a él decidí escribir en prosa, y dejar de lado la poesía, salvo contadas ocasiones, y si hoy rescato estas escrituras de mi temprana juventud, no es por su valor poético, que seguramente no tienen ninguno, como cultivo del arte dejado de lado, indispensable para la perfección siempre relativa, sino para descubrir como pensaba aquél joven, que, afortunadamente, le gustaba expresar sus ideas por escrito, y las conservó en el tiempo, pensando que un día, a él mismo le gustaría leerlas, por la razón que fuere. Pero, la reflexión de sana especulación filosófica sigue ad infinitum, y en el futuro, el hombre maduro de hoy seguirá siendo, en comparación, como aquél joven que le gustaba escribir, lo que él creía poesías.

 

1

 

31-10-1971

  

Aquél joven, en la tardía noche, reflexionaba:

 

Suprimir la duda

que constante

introducir intenta

confusión al Espíritu,

es arte arduo de conquistar.

 

Pero, el Espíritu que positivo piensa

la duda desecha,

y la luz libre se manifiesta

cual faro seguro

que a lo lejos brilla.

 

Suprimir la duda

es necesidad imperante.

 


2

 

11-01-1972

 

 

 

Después de la duda, poco después, 

aquél joven sigue la reflexión:

 

Después de la duda

nace la certeza,

la firmeza llega

cual ideal sublime.

 

La duda que largamente agobia,

inquietudes siembra,

acciones engendra,

luces encender hace,

cuando esclarecido el pensamiento

el vuelo libremente emprender logra.

 

Después de la duda,

nace la confianza.

se alegra el pensamiento

de sentir intenso

del vivir, deseo.

 

3

 

11/04/2019

  

O ¿DUDAR DE TODO, Y DE TODOS?

 

Para ver más allá de las apariencias,

y observar las cosas tal como son,

al estilo de los antiguos Epoptas,

es preciso dudar de todo y de todos

para cerciorarse si los pensamientos, sentimientos,

palabras y actos, se encuentran enmarcados,

con desapego, dentro de los parámetros de los valores.

 

Hasta el más inocente y fervoroso amigo,

con buena fe podría inducirnos a cometer errores,

ya que no todos dominan el arte de pensar,

con discernimiento, y sin erróneas matrices de pensamiento

 

asumiendo, convencidos, como verdades absolutas

que no son tales, como es normal que así sea,

ya que el progreso no tiene límites

y sigue siempre hacia adelante.

 

¿Se ha detenido a pensar usted, que en el mundo

mucho interés existe para que no se dude,

de falsas verdades, que los son desde que nacieron,

por afán de falso poderío de la índole que fuere?:

Científico, político, espiritual, histórico, de progreso,

o de lo que sea, aún de seres muy cercanos,

ya que el enemigo no suele ser el lejano ser.

Entre quienes están más cerca, se le encuentra,

precisamente, por querer mantener las certezas:

de un amor que no es sólido,

de una creencia que no es verdadera,

de un ser humano que los políticos no sabrían

que hacer con él, si su potencial desarrollara,

o los líderes espirituales, que mantienen a la humanidad,

de mutuo acuerdo entre todos ellos, o las mayorías,

en falsas ideas que la sana crítica no aprobaría.

 

Es allí, que, en reuniones privadas, grupos de poder

acuerdan, a la humanidad encasillada mantener,

desestimulando su capacidad de discernimiento,

el verdadero, el que la duda auténtica estimula, 

la que permite ver más allá de las apariencias.

 

¿Por qué cree usted que destruyeron

la biblioteca de Alejandría, la de Córdoba,

y tantas otras, y muchos libros dejan de circular,

o los quitan de la circulación si alguien osa publicarlos,

y tantos manuales de estilo prohíben mencionar,

un sinnúmero de términos que abren puertas a la duda,

a la reflexión y a la sana especulación filosófica?

 

Muchos de los grandes descubrimientos

de los siglos XIX y XX, que emanciparon a la humanidad

del oscurantismo medieval, que había hecho olvidar

la ciencia y la cultura clásica de la antigua Grecia;

que el humanismo y el renacimiento hicieron recordar.

Luego, el oscurantismo se impuso, nuevamente, 

con férrea inquisición, el mismo año 

del descubrimiento del Nuevo Mundo.

 

En América se destruyó todo lo que contradecía

la antigüedad del mundo anterior al año 4.002 a.n.e.

Hoy la Arqueología indica que más de 15.000 años tienen

sus magníficos monumentos, y que las grandes pirámides 

y la Gran Esfinge, de Egipto, más de 40.000 u 80.000 años,

mínimos, parecieran tener.

 

Surge una pregunta, o nueva duda: En épocas pasadas,

grandes civilizaciones han sido destruidas,

una y otra vez, por la inconsciencia o incompetencia, 

de los líderes de turno, por una parte.

 

Empero, ¿y si se tratara de efectos kármicos activados

por causas de inmoralidad colectiva, como la que hoy 

pareciera envolver al mundo, con aparente naturalidad?

 

La Atlántida, Lemuria o Mu, ¿y, quién sabe cuántas más

civilizaciones, por el afán de poder desmesurado,

han colapsado una y otra vez? Sin duda alguna, 

existe una ley de causa y efecto, de acción y reacción, 

de siembra y recogida, de karma y vipaka, que rige en todo.

O, ¿acaso pueda creerse que no existe una vigilancia cósmica,

que aplica los correctivos inherentes, oportunamente?

¿Es posible, y factible, burlar a la Ley cósmica?

 

La perspectiva desde la visión del inmenso universo

dejaría obsoletas la mayoría de las creencias,

o falsas verdades, que a todos inculcan

desde la tierna edad.  ¿Por qué no se desarrolla

en mayor grado, corrigiendo lo que debe serlo?

 

Estimular el estudio, la reflexión y la absorción de los valores, 

como guía de vida, para crear la nueva edad de oro, 

es necesidad imperante. Los grandes utopistas: Aldous Huxley, 

Henry Poicaré, H. G. Well y George Bernard Shaw:

la perciben muy lejana: año 30.000 d.n.e.

 

Los que silenciaron a Sócrates, y luego a incontables otros,

en el milenio del oscurantismo medieval,

creyendo tapar el sol con un dedo, aún están allí,

con otro ropaje, y métodos más solapados.

Distinción no hay del color político,

o inadecuada espiritualidad, ya que,

detrás de los unos están los otros, apoyándose,

para mantener las cosas como están.

 

Que en el granero del mundo, falte el alimento,

el techo, el trabajo, la educación verdadera,

en los valores, o que alguien sea extranjero

en alguna parte del planeta tierra, o que en el siglo XXI,

en los países “más avanzados” se discrimine

por el color de la piel, por el lugar de nacimiento,

al norte, o al sur, en el oriente u occidente,

en el viejo o en el nuevo mundo,

tal no debe ser el plan de la naturaleza.

 

Y luego, el riesgo que corre el planeta,

de ser destruido por el hombre,

que tanto estragos produce por sus afanes,

económicos, o de otra índole,

o intereses de grupos de poder,

que dejan de cooperar a la emancipación

del hombre, del aún oscurantismo medieval.

 

Entonces, uno en sus reflexiones se pregunta:

¿Qué harían los líderes del mundo si el ser humano

alcanzara su libre desenvolvimiento?

¿Cómo le controlarían?

 

Hagamos un análisis del mundo:

¿Qué observamos?

¿Qué juventud tenemos hoy?

¿Cuál será la humanidad dentro de cuarenta años?

O, ¿en cien, quinientos, o mil años?

¿En qué grado se habrán elevado sus estados de conciencia?

 

La nueva edad de oro está lejos aún, ya se dijo;

los utopistas antes mencionados tienen razón.

También la tenía el antiguo autor,

del salmo 105, al hablar de mil generaciones

para la emancipación del hombre.

Treinta mil años, menos los tres mil

que han transcurrido, se verá alguna diferencia notable,

en torno al año 27.000 de nuestra era, en adelante. 

 

Mucho tiempo por delante; empero, hay que ser realistas,

¿para qué engañarse? Los líderes del futuro

deber ver lejos, en el espacio y en el tiempo.

¿Quién puede imaginar la humanidad

que se gestará en la nueva edad de oro?

Nada se parecerá a lo de ahora.  

Muchas cosas deben cambiar, y lo harán,

en tiempo oportuno.

 

Pero, la noche pasa, llega el dorado amanecer.

Como lo mencionaba Louis Pauwels, en la revista Planeta,

por los años setenta del siglo XX:

Incontables Renacimientos como el de los siglos XV y XVI

nos esperan, en iguales noches oscuras,

hasta alcanzar el alba dorada definitiva,

en el planeta tierra.

 

Pero, existe la certeza absoluta, si tal cosa cabe,

que la duda destierra; la Edad de oro soñada,

en el mundo en que se vive, un día llegará:

en torno al año 30.000 de nuestra era.

 

Si un mundo mejor queremos, debe, cada quien, para crearlo,

mejorarse a sí mismo, dudando de todo y de todos, innovando,

hasta encontrar el camino verdadero, el recto,

del que hablara Lao Tse, Sidharta Gautama, Gandhi y Tagore,

que erradique la insatisfacción y restablezca el orden cómico:

La paz en la conciencia de cada ser, en los cuatro reinos naturales.

Se puede lograr por el amor y la justicia, la vergüenza y la dignidad,

el respeto y la amistad, y los demás valores esenciales.

 

Todos quienes ahora contribuyen al estado de cosas,

tal como están, ¿en cuántas vidas deberán volver 

para enderezar los entuertos, 

al estilo de Don Quijote y Sancho Panza?

 

Todavía Cervantes, y su extensa obra,

seguirá siendo un faro de luz para el mundo,

y fuente de esperanza:

Don Quijote, al término de sus andanzas,

en compañía de su fiel escudero,

percibió que el hombre es bueno,

mirando más allá de las apariencias.

 

Que Dios escribe derecho con letras torcidas,

que del mal saca el mayor bien posible,

que del dolor hace un gran maestro,

y que silencioso ejerce su rol de Gran Pedagogo,

en la conciencia, con advertencias coercitivas,

y con efectos coactivos, después de la indebida acción, 

que inducen a la insatisfacción y al arrepentimiento

por el método del placer y del dolor.

 

Por eso Sakyamuni seguirá siendo un faro de luz,

con sus Cuatro Nobles Verdades,

y el Óctuple Noble Sendero:

sugiriendo transmutar los deseos negativos 

en su polaridad positiva, para erradicar 

la insatisfacción que mueve a la acción constructiva:

Con rectas opiniones y decisiones,

rectos propósitos,

rectas y armoniosas palabras,

rectas acciones,

rectos medios de sustentamiento de vida,

recto esfuerzo, o trabajo,

recta atención y enfoque,

y recta concentración

que centuplica el propio poder.

 

Pese a que Sidharta Gautama dijera esto

en el Parque de los Ciervos, en Benarés,

500 años a.n.e., sigue siendo fuente de luz

para la humanidad, al igual que lo que dijo Homero,

Confucio, Platón, Plutarco, Plotino y Emerson

e incontables otros, con sus sabias enseñanzas.

 

 

 

20-03-2020

 

Después de la duda, 

la certeza,

si certeza cabe:

 

 

¿Acaso se precisa mayor certeza,

de que muchas cosas precisan cambios?

Pero, ¿habrá cambios, si estos no surgen,

antes, como necesidad, o anhelos,

en la conciencia individual, o en la colectiva,

por efecto de resonancia magnética?

 

Los grandes líderes, en las incontables noches oscuras

y sus respectivos dorados amaneceres, temporales,

antes de la nueva edad de oro, no pueden ser complacientes

explotando las debilidades humanas, con fines de poder.

 

Surgirán nuevos líderes, cada 400-500 años, con visión milenaria,

Viendo claramente 30.000 años por delante, hacia la nueva era.

No complacerán las debilidades humanas; sino doblegarán

la cerviz del indomable, no con violencia, sino con sabiduría,

educación en los valores, y carácter firme. ¡Esto no es juego!

 

Contra natura no se promulgarán leyes

que confundan a los niños, a los jóvenes y a los adultos,

que hagan perder la identidad según la naturaleza de las cosas,

pese a que muchos quieren creerlo así.

 

Respetar la vida en todas sus vertientes y variantes:

no debe infligirse dolor al reino animal en ninguna de sus formas;

no debe permitirse el aborto, en ningún caso,

excepto cuando peligre la vida de la madre.

 

Nadie debe pasar hambre en ninguna parte del mundo,

ni sufrir los estragos de la ausencia de salud.

Nadie debe ser extranjero en ninguna parte,

ni discriminado por el lugar de nacimiento,

por el color, el sexo, el tinte político o espiritual,

ni por otra razón alguna.

 

No puede delegarse la salud en grupo de poder,

o de investigación privada, en que prive más el interés económico

que el humano. Debe fomentarse la alimentación natural correcta,

la medicina natural, la homeopatía u otros métodos alternativos,

efectivos y comprobados.

 

Cada niño debe ser instruido en los principios esenciales,

para que, por sí mismo, aprenda hábitos saludables de vida.

Es más fácil de lo que parece.

 

Eliminando unos pocos alimentos nocivos que todos comen,

como el pollo, los huevos, las gallinas, y demás aves de corral,

cerdo, el pescado, y cuanto más otras carnes de fuente animal,

algunos otros elementos como el ajo, que sube la tensión,

aunque todos creen que la baja, ¿por qué no se verifica,

con pruebas, midiendo la tensión al final del día,

cada vez que se consume ajo, u otros alimentos,

al sentir el efecto nocivo?

 

Causa y efecto, es la ley. Si hay un efecto negativo,

preciso es ver la causa que lo produce.

Tan sencillo como eso y se deja de hacerlo.

 

Otros alimentos nocivos: Piña, guayaba, manzanilla, pimentón,

margarinas, leche, quesos blandos, y algunos otros,

que los expertos deben verificar.

 

Toda madre, en el futuro, debe estar preparada para su rol,

en homeopatía, dietética, psicología, espiritualidad,

y tantas otras cosas, 

si queremos una humanidad mejor.

Preparando a la mujer, los hijos recibirán la orientación adecuada,

y se forjarán hábitos sanos.

 

Cuántas cosas requieren cambiar en la educación de la mujer,

Y del hombre, si se desea un mundo mejor;

comenzando por los valores esenciales.

 

Las profesiones mejor pagadas del futuro,

serán las que giran en torno a la educación.

Nadie puede dar lo que no tiene.

Y nadie querrá delegar la educación de sus hijos

tal como se ha hecho hasta ahora.

Los maestros de preescolar, y los profesores en todos los niveles

deben estar a la altura de su rol.

 

Las personas en general, después de cierta edad,

deberían pasar al servicio de la educación,

en sus respectivas áreas, privadas o públicas,

para enseñar a las nuevas generaciones.

 

La espiritualidad válida de las mejores corrientes de pensamiento,

deberían implantarse en forma conjunta, para que se conozca todo

lo que se precisa conocer. Cada quien, luego, libremente,

decidirá qué camino seguir.

 

Las corrientes espirituales retrógradas,

que siguen impartiendo errores de fondo, deben enmendarse,

o descontinuar sus actividades nocivas de falsas verdades.

Será una tarea ardua: las más erróneas e intolerantes,

son las que se creen las más verdaderas.

Mientras mayor el grado de ignorancia,

mayor certeza tiene cada quien de su verdad.

 

Empero, también entre quienes creen que impera la razón,

me manifestará igual grado de fanatismo, si dejaran de desapegarse.

Habrá nuevos actores en escena, de los que había antes.  

En 400 o 500 años, eso podría ser causa

de una conflagración mundial por divergencias espirituales.

Eso ahora cuesta creerlo; muchos se creen cercanos a la perfección.

Recordar: es la naturaleza humana, no la índole de la ideología.

 

Es un trabajo a conciencia que cada quien debe realizar,

con desapego, no por intereses de grupo,

de mantener en la ignorancia a la humanidad,

para manipularla mejor.

 

Los líderes del futuro, precisan una formación que trascienda

con creces, a la de las mayorías de los actuales conductores

en todas las áreas de la actividad humana.

Sobre todo, se precisa desarrollar una conciencia ética sólida,

en la búsqueda del bien común de la humanidad.

Empero, aun la gente con ética rígida, sin amplitud de miras,

Y respeto por el otro, podría resultar nefasta.

 

Estos líderes requieren grandes estudios para adquirir

una visión amplia, que le permita trascender

los límites inhibidores de su auténtica misión,

capaces de roles educativos, legislativos, gerenciales,

y de cualesquiera otras índolse, de acuerdo con la propia vocación.

Ellos serán capaces de saber qué hacer

para dirigir una humanidad desarrollada en elevado grado,

hacía su verdadero destino en el planeta tierra.

 

El planeta todo, está hoy en peligro, como nunca antes lo estuvo;

o, acaso, en igual grado lo está una vez más.

Muchas cosas deben cambiar:

la conciencia masiva de la humanidad

para que surjan los líderes adecuados.

 

Pero, si los líderes de turnos manipulan la educación

para mantener en la ignorancia a la humanidad,

explotando sus debilidades, en vez de disciplinar los caracteres,

hacia un superior desarrollo, se entrará en un círculo vicioso.

 

Los líderes deben cambiar, pero no cambiarán fácilmente,

Mientras no lo hagan sus estados de conciencia.

Significa, que, desde las diversas sociedades, algunos jóvenes,

cada vez en mayor número, deben prepararse, para tomar las riendas

del poder en sus propias manos, para imprimir un nuevo rumbo

a la dirección del mundo.

 

Nuevos centros de poder deberán desplazar a los existentes.

Tarea, por cierto, poco fácil.

 

Esos grandes líderes, capaces de imprimir esos movimientos de fondo, 

aparecen cada 400-500 años; ellos saben lo qué hay que hacer.

Si observamos la historia, hay ciclos que se repiten,

en la alternancia de la luz y la oscuridad.

 

Surgen grandes civilizaciones; 

luego, le sigue un largo período de oscurantismo.

Ciclos alternos de luminosidad y oscurantismo.

Es que los grandes líderes los hay en la luz y en la oscuridad,

en términos relativos.

 

En las épocas en que se manifiestan las grandes civilizaciones,

los líderes cualificados vienen con sus respectivos seguidores.

En las épocas de decadencia, ocurre lo mismo:

tanto los líderes como los seguidores, se parecen.

 

Esto ocurrirá hasta que todos sean hijos de la luz.

Mientras el último ser, en la escala de valores, del planeta tierra,

no alcance niveles elevados de estados de conciencia,

la humanidad siempre estará en peligro de sojuzgamiento.

 

Porque, hasta determinado nivel de conciencia,

algunos líderes no respetan nada ni a nadie.

Basta mirar hacia atrás, en la historia, para verlo.

 

Es un trabajo de iniciativa personal.

Cada quien debe dar su propio aporte,

según sus posibilidades, para mejorar

el estado de cosas en el planeta tierra.

 

Es preciso prepararse a fondo

en cualquier área de la propia competencia,

para adquirir luz propia, y autonomía personal.

 

El propio destino no puede estar en manos ajenas.

Hay que tomar las riendas de la vida,

en las propias manos.

Adelante.

 


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