sábado, 4 de septiembre de 2021

EL DESBORDE DEL RÍO NEVERÍ, Barcelona, en fecha: 21-22 de Julio de 1968.

 

EL DESBORDE DEL RÍO NEVERÍ, 

Barcelona, 21-22 de Julio de 1968.

 

©Giuseppe Isgró C.


 

Nuestra amiga, Ann Elizabeth Rodríguez Wong, compartió una excelente reseña de la Lcda. Mariángel Guanique sobre el desborde del Río Neverí, hace más de 50 años, ella menciona 51 años, ya que su magnífica fuente, no menos excelente, es un artículo del ilustre periodista Evaristo Marín, en la Revista Estampas, de El Universal, con fotos de Augusto Hernández, a quién tuve el privilegio de conocer, quien, en esa época vivía en una casa muy cercana de la plaza que aparece inundada en la foto.

En ese artículo se reproducen algunos parágrafos del artículo del egregio periodista en cuyo artículo se fundamenta el relato, mencionando que el desborde había sido el 21-22 de julio de 1970.

Esa fecha puso a prueba mi memoria, y me llevó a rememorar diversas vivencias enmarcadas en el segundo lustro de la década de los años sesenta del siglo XX.

Es que en el mes de julio del año 1968, unos ocho (8) días antes del desborde del Río Neverí, en el año 1968, acababa de mudarme a una de las dos quintas apareadas, en el margen izquierdo en sentido hacia Barcelona, de la Carretera Blanca, diagonal de la entonces Casa de Italia de Barcelona, ubicada en el margen derecho, y frente a la casa del Sr. Raimundo Sánchez, que para entonces era Director de la empresa Acerolit, en la Zona industrial de Barcelona. Para mejor ubicación, había una distancia aproximada de unos 500 metros de la antigua sede del CNE, y de la actual sede de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho.

La fecha que citaba Evaristo Marín en el año 1970 era muy diferente de la que recordaba, enmarcada en el año 1968, que en ese largo tiempo, desde entonces, en diversas ocasiones he comentado, por la particularidad de que a los ocho (8) días de mudarme a dicha casa -mi vecino era el Sr. Población, no recuerdo si era Tomás u otro- y el día anterior al 21 de julio, que regresaba de un corto viaje, al llegar a la Avenida Fuerzas Armadas, veía gente caminando con el ruedo del pantalón subido a media pierna, y con el agua casi llegando apenas debajo de las rodillas. Ver aquello me causó una extraña sensación, y silenciosa risa, porque estaba muy lejos de imaginar de lo que se trataba, y de lo que, acto seguido, al llegar a la casa, muy cerca de allí, comenzaría a vivir.

Las señales del agua desbordada ya se observaban frente a la casa, la cual se encontraba por debajo del nivel de la Carretera Blanca, ya que, en los últimos asfaltados habían elevado su nivel, y el agua comenzaba a llenar tanto el patio, rodeado de sólidas paredes, como el interior de la casa. A medianoche, ya el agua era abundante dentro de la casa, y en la mañana estaba por encima de las rodillas. Se podían observar diversas culebras finas y alargadas nadando a sus anchas dentro de la casa.

Mi amigo, Ignacio Di Gregorio Cannata, en la mañana del 21 de julio de 1968 trajo una motobomba y durante dos días seguidos, e ininterrumpidamente, se sacó agua de la casa. No recuerdo hacía donde se drenaba el agua, pero, evidentemente, el nivel fue descendiendo, porque mi casa, que estaba por debajo del nivel de la Carretera Blanca, y el patio, acumularon abundante agua.

Al leer, en el citado artículo 21-22 de julio de 1970, y utilizando como fuente un periodista tan serio, me puso a pensar, pero, una experiencia como esa, de no dormir dos noches, sacando el agua personalmente, y habiendo pintado yo mismo toda la casa apenas unos pocos días antes -esas labores las hacíamos los muchachos de la casa, normalmente- no se pueden olvidar las fechas.

Para verificar la certeza de la fecha, encontré varios artículos, algunos que utilizaban la misma fuente, también, el mismo artículo de Evaristo Marín, de la Revista Estampas, con las fechas 21 – 22 de julio de 1970, con lo cual descarté que el error lo hubiese sido de transcripción de la autora del artículo.

Un artículo del amigo Omar González vino a corroborar que no había error alguno, ni lagunas en la memoria, que no es poca cosa.

Omar González, expresaba, textualmente: -“Desde 1968 el Río Neverí no se desbordaba afectando a los residentes de Barcelona, sin embargo, después de 53 años las aguas corren libremente por las calles y avenidas de la capital de Anzoátegui”, (…).

Acto seguido, ubiqué un artículo de la Lcda. Vivian Ariza, de fecha 30 de Julio de 2021, con el título: -“Desde el año 1968 no se reportaban inundaciones en Barcelona”.

La luz comenzaba a brillar más nítidamente, y la memoria se sentía reivindicada, ya.

Otro artículo que vino a dar certeza, fue un estudio publicado en el “Blog Comentarios de una nube ácida”, intitulado: ”El RÍO NEVERÍ SÍ TIENE HISTORIA”, cuyos coordinadores de la investigación son el Abg. KAMIR SOUKI y la Lcda. LUISA BEATRIZ BALBÁS.

 

En dicho estudio se cita una refutación del insigne cronista de Barcelona, Salomón De Lima, -a quien tuve el privilegio de conocer muy muchacho-, que, el 16 de marzo de 1968, en la Revista Élite, le hacía a un artículo de fecha anterior, de Cesar Humberto Soto, quien había expresado:

"El Neverí puede arrasar a Barcelona" basado en referencias del físico naturalista, el francés Juan Buscat, quien lo propuso en el Memorial a la Sociedad Patriótica el 15 de diciembre de 1811”.

Salomón De Lima en respuesta a las afirmaciones de Cesar Soto, refiere:

"En primer término, el articulista señala la posibilidad de nuestro legendario “Neverí” pueda llegar a arrasar a Barcelona.» "Nuestro imponente río de otros tiempos, por causa de las grandes sequías, perdió en un ochenta por ciento el riquísimo aporte de sus generosos tributarios, y sus aguas abastecen en la actualidad, con todas las necesidades que impone la época, a más de seiscientas mil personas"…  "Así pues, que el presunto temor del pesimista colega, no existe ni remotamente en la actualidad".

Pese al excelente optimismo del ilustre cronista, y a las sequías que azotaban a la zona, la realidad iba a ser otra. Los coordinadores del citado artículo, mencionan:

        -“Durante el mes de julio una gran pluviosidad fue depuesta en la cuenca del Río Neverí y varios de sus principales afluentes, trayendo cómo consecuencia un aumento anormal de niveles, en especial los días 21 y 22, (de 1968), cuando sobrepasó las márgenes de las cauces principales, inundando a la ciudad de Barcelona y zonas adyacentes. Según información de residentes de las zonas afectadas, esta creciente superó en magnitud y extensión a la de los años 1912 y 1936”.

Se deduce un velada recurrencia profética: -“Después de extensas y severas sequías, se manifiestan abundantes lluvias, en ciclos alternos repetitivos.

Ese artículo permite deducir una secuencia estadística:

1)           De 1912 a 1936, transcurrieron 24 años.

2)           De 1936 a 1968, transcurrieron 32 años.

3)           De 1968 a 2021, transcurrieron 53 años.

Es decir, previamente a la realización del Canal de Alivio, en el Gobierno del Dr. Rafael Caldera, cada 28 años, poco más o menos cuatro años, se producían desbordamientos del Río Neverí, cuya reproducción cíclica, por lo visto, había observado el físico naturalista francés Juan Buscat, en 1911.

Aquí podría deducirse una segunda recurrencia profética, para los siguientes catorce (14) años, y a la vez histórico-política, comparando los primeros treinta y cinco años del siglo XX y del siglo XXI, empero habrá de esperar para observarla.

 

Existen unos fenómenos naturales que de manera cíclica se reproducen, cuyo estudio estadístico podría anticipar situaciones y tomar previsiones.

 

Gracias al canal de alivio del Río Neverí, ese promedio de 28 años, poco más o menos cuatro años, se había alargado a 53 años, gracias a una previsión del Dr. Caldera.

 

Evidentemente, el análisis de las causas del actual desbordamiento, debe determinar que debe hacerse para que el siguiente fenómeno, que volverá a producirse dentro de 28 años, poco más o menos cuatro años, -al igual que ocurre con los ciclos económicos, menores, mayores y de larga oscilaciones, y los ciclos históricos, en sus diversas repeticiones, o el ciclo de las inversiones de los polos, cada 26.000 años, aproximadamente-, encuentre dicho canal de alivio, u otras nuevas prevenciones, para evitar algo tan dramático como muestran las fotos que se han publicado al respecto, que solamente quien ha vivido una experiencia análoga sabe lo que ello implica. Sin duda, las nuevas generaciones de líderes políticos encontrarán elementos coadyuvantes en estos cíclicos estadísticos.

 

Al hurgar un poco más, buscando mayores informaciones, hemos encontrado un estudio de Gustavo A. Silva León, de julio 1999, intitulado –“Historia resumida de la hidrología venezolana-, y publicado por la Universidad de Los Andes, en el cual se señala, refiriendo a dicho desborde del Río Neverí, lo siguiente: -“El sistema tuvo una nueva prueba exigente cuando ocurrió el evento del 21 y 22 de julio de 1970, en que la crecida del Neverí excedió la centenaria previamente estimada para las estaciones hidrométricas. (MOP 1969).

 

Es posible que una de las fuentes utilizada por Evaristo Marín, en su artículo de la Revista Estampas, haya sido este estudio de Silva León.

 

Empero, la fecha correcta es: 21-22 de Julio de 1968.

 

Un cordial saludo a la Sra. Ann Elizabeth Rodríguez Wong cuyo artículo compartido en Facebook motivó esta breve reflexión.

 


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