UN CONTRATO CON LA
VIDA, ESCUDERO:
©GIUSEPPE ISGRÓ C.
Escudero, desde la
más temprana edad, es importante realizar un contrato consciente con la vida,
dando consentimiento consciente de los que nosotros anhelamos y de lo que, a
cambio, estamos dispuestos de dar.
Este es un contrato
análogo al que hemos realizado antes de nacer, en la dimensión espiritual. Allí
se contempla todo lo que, en el nuevo ciclo de vida deseamos realizar. La
experiencia que precisamos adquirir. Las deudas que tenemos pendientes de
pagar, para liberarnos. Pagarla por cualquier camino factible, pero pagarlas.
No hay libertad si existen deudas, de cualquier tipo, pendiente de pago, ya que
somos esclavos de las propias obligaciones. Existen muchas acciones coactivas
que obligan al pago de las obligaciones pendientes, y aunque nos resistamos a
ello, tarde o tempranos debemos satisfacer los pagos pendientes. No existen
escapatorias posibles, sino las de pagar. O pagas, o sigue siendo esclavo de
tus obligaciones incumplidas, además del demérito de la morosidad. No existe
dignidad sin pago de las obligaciones, salvo muy justificadas excepciones que
autorizan una prórroga justificada.
Pagar lo que se
debe, es el objetivo prioritario que se debe anteponer en el contrato de vida,
para liberarse. Ser, o estar libre de obligaciones de deudas, de deudas, porque
existen otro tipo de obligaciones que, también hay que cumplir, no es poca
cosa. Es cuando se comienza a gozar de la propia autonomía personal.
Luego, es
importante incluir todos los objetivos a corto, mediano y largo plazo que se
anhelan obtener en la vida. Escríbalos todos. Luego jerarquízalos en su
respectivo orden prioritario. Comienza a realizarlos, uno a la vez, por su
orden de prioridad.
Ahora que le has
dicho a la vida lo que quieres, y que, por supuesto, la misma vida te ayudará a
alcanzarlos de múltiples e impensadas maneras, si persiste tenazmente en tu
claro propósito, debes decirle, también, con que estás dispuesto a contribuir,
como servicio compensatorio con la vida, con la sociedad y con todas las
humanidades del universo, empezando, por supuesto, con esta de la que, ahora,
formamos parte.
Escribe todo lo que
deseas dar a cambio de lo que quieres en la vida, y que lo que des, sea mayor
de lo que anhelas recibir. Esa es la clave de la riqueza integral. Dar más de
lo que se recibe; gastar menos de lo que se gana. Invertir la diferencia,
principalmente en educación, preparándose para tareas mejores, para objetivos
más exigentes. Todo se puede logar si nos preparamos a tiempo, y con
antelación. Prepárate para ser líder y seguidor a la vez, ya que formamos parte
de una inmensa cadena universal de servicios y somos instrumentos de la
voluntad divina en la Gran Obra de expansión universal.
Si les decimos a la
vida con lo que deseamos contribuir, ellas nos utilizará donde crea que es más
conveniente para cada quien, presentándonos los problemas que nos tocará
resolver para adquirir el dominio de nuestras aptitudes, actitudes y potencial
del poder creador infinito con el que la vida nos ha dotado. Si deseas servir,
serás utilizado como instrumento del orden universal, y recibirás el salario
cósmico que te permitirá pagar todos tus compromisos, oportunamente.
Si no deseas
servir, no servirás para nada, ya que dejarás de ser tomado en cuenta, excepto
por la Divinidad, que siempre te arenga en tu conciencia, con el aguijón y las
espuelas divinas, que jamás dejan de lograr su propósito, de que la persona que
desea disfrutar del ocio a destiempo, aun respetando su libre albedrío, siempre
recibirá el espolón divino que le ayudará a ponerse en camino, cuando deba
hacerlo.
Quien no contribuye
al bien común, con qué derecho desea participar en la repartición de los
beneficios?
Dar y recibir, por
el servicio, por el trabajo productivo, por el estudio creador que ilumina el
Espíritu, dándole la visión clara de las cosas, adquiriendo la conciencia del
qué, del cómo, del cuándo, del quién, del cuánto, del dónde y del porqué de
todas las cosas esenciales.
El contrato de
vida, con la vida, te pondrá al servicio del mejor empresario cósmico: la
Divinidad, quien siempre paga el salario cósmico justo y perfecto, pero exige,
también, en forma espontánea, el servicio justo y perfecto de acuerdo a las
propias fuerzas, visión, conocimientos y experiencias, y voluntad de dar cada
día más y mejor contribución al bien común, que es, también, tu propio bien.
Seguiremos
conversando al respecto, Escudero. Comienza hoy mismo a elaborar tu contrato
con la vida, conscientemente.
Adelante.
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