Una educación para la vida
Abg.
Giuseppe Isgró C.
Napoleón Hill, insigne maestro de la literatura estimulante, expresó,
acertadamente: -“Cada adversidad genera un beneficio equivalente, o mayor”.
Epicteto, uno de los exponentes de la filosofía estoica, mencionó: -“Lo que
importan no son las cosas en sí mismas, sino nuestra propia comprensión y
actitud frente a ellas”.
Cualquier cosa que ocurra en la vida, es preciso afrontarla cara a cara,
sin evasión alguna, sosegadamente, con valor, serenidad y convicción de que
será sometida al propio control, y solución.
Las grandes oportunidades de la vida, surgen de las situaciones emergentes, muchas
veces inesperadas, que representan, a la vez, un cambio, bien sea porque se ha
cerrado una puerta, o porque ha surgido una crisis, de índole
económica,
personal, familiar, espiritual, política o de cualquier otra índole.
Hay algunas ideas dignas de tomar en cuenta:
1)
La sabiduría popular expresa:
-“Cuando una puerta se cierra, esté atento a la que, simultáneamente, se
está abriendo en cualquier otra parte, que está esperando a que entre por
ella,al nuevo camino de su vida”. Es la Ley del cambio, en la vida, lo que mueve el progreso. Caso contrario no se
saldría jamás del estancamiento. Las mutaciones permiten transmutar un estado
de conciencia a otro más elevado, en la eterna polarización de la vida.
2)
Por otra parte, es bien
conocida la máxima de que, “las grandes fortunas se gestan en épocas de
crisis”. Por eso es importante conocer los ciclos económicos, los ciclos
históricos y los ciclos espirituales. En la vida humana, cada quince años, por
los cambios de los entornos del mercado en que, cada quien se desenvuelve, o
interactúa, si no se realiza un aprendizaje constante, para prepararse con
tiempo a los cambios que, inevitablemente, se presentarán, la persona,
automáticamente, sale del mercado en que actúa, o queda relegada a una posición
secundaría. Esto, porque, por la obsolescencia de la impreparación, no está facultada para afrontar los nuevos
retos que se le van presentando. Eso ocurre, por lo menos tres o cuatro veces,
en la vida de cualquier persona. Siempre hay que prepararse para tiempos
mejores, que traerán las nuevas crisis emergentes, a nivel económico, personal,
histórico, político o espiritual. Las crisis y los cambios nos fortalecen y
nos impulsan a nuevos niveles de progreso.
3)
Además, existe otra gran
regla de oro: -Jamás hay que abandonar a mitad de camino, ningún proyecto o
realización, ya que, cuando las cosas se ponen menos fáciles, es cuando más
cerca se está del cambio, y las situaciones mudan en favorables, favoreciendo
las coincidencias que aportan los resultados apetecidos. Se trata de una ley
cósmica: la persistencia, cuando las cosas se ponen menos fáciles, activa los
poderes creativos de la mente, sintonizando la conexión con la solución,
aportando los resultados anhelados.
4)
Siempre aparece el alba
dorada, el nuevo amanecer, después de medianoche en punto. Michele Isgró
Scibilia, decía: -“Cuando el mundo parece que se acaba, empieza de nuevo”.
5)
Es preciso mantener las
expectativas positivas. Siempre ocurre lo que se espera. Bueno o no. Pero, la
Ley de la vida es conducir todas las situaciones a un final feliz. Por eso, aún
en las grandes adversidades, al final del camino, hay un resultado favorable
que compensa todo, además que la experiencia aporta la esencia de la sabiduría.
Por eso se dice, que. –“Un mal menor suele evitar uno mayor”, o la otra
expresión. –“No hay mal que por bien no venga”. Es la sabiduría de las edades.
Pero, hay una condición necesaria, para la solución: afrontar cara a cara,
cualquier situación que se presente, sin evasión alguna.
6)
Decía el economista Wilfredo
Pareto, que, atacando el 20% de las causas que generan situaciones por
resolver, se soluciona el 80% de las mismas.
7)
En mi libro, Todo tiene solución, El arte
de resolver situaciones, coloco el ejemplo de un hombre de noventa años,
que le decía a su nieto: -“Juan, la mayor parte de las cosas que temí, durante
mi vida, no ocurrieron jamás; y lo poco que, realmente, sucedió, siempre pude
resolverlo bien”.
8)
La primera cosa que hay que
hacer, al afrontar una situación por resolver, es, apartarse a un lugar
tranquilo, y:
a)
Relajarse, y dar gracias a la
Divinidad, de esta manera: -“Gracias, Creador Universal, porque esta situación,
en tus planes cósmicos, ya está resuelta.” Dar las gracias, anticipadamente,
por la solución anhelada, es el primer paso para manifestarla.
b)
Anotar en una hoja de papel:
1) Cuál es el problema. 2) Dividirlo en todas las partes posibles y jerarquizar
su solución por su orden de prioridad, una a la vez. 3) Enunciar todas las alternativas de
probables soluciones. Elegir la mejor alternativa, en cada parte subdividida.
Preguntarse: Si adopto este curso de acción y se resuelve la situación, ¿me
satisface? Y, si ocurre lo peor, ¿podré controlarlo? Si ocurre lo mejor,
satisface, y si ocurre lo peor, se puede controlar la situación, hay que pasar
a la acción, es decir:
c)
Tomar la decisión de actuar
con determinación y confianza de resolver la situación, dando un paso a la vez,
por su respectivo orden de prioridad. Todo se puede resolver si se ataca una
cosa a la vez.
d)
Visualizar los resultados
positivos, sin enfocar persona alguna, es una manera de abrir el camino a la
solución. El secreto está en no involucrar, mentalmente, a nadie, por respeto.
Además, la vida sabe donde se encuentra la solución; no hay que interferir la
llegada de la solución, que, casi siempre, se presenta de donde menos se piensa
y espera.
9)
Por otra parte, es preciso
tener en cuenta:
a)
Mantener en mente un
sentimiento de lo justo para todas las partes involucradas, asumiendo la propia
responsabilidad.
b)
Ir con la verdad por delante.
c)
Asumir una actitud confianza
en los resultados positivos.
d)
Asumir el control de los
propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos, para tener dominio de sí
mismo, y de la situación.
e)
Dar siempre la cara, para
resolver el caso de la mejor manera posible, negociando de forma prudente, sin
evasión, con las personas interrelacionadas.
f)
Cumplir lo que promete, por
eso la prudencia al negociar lapsos realistas.
g)
El conocimiento necesario
para resolver cada caso, si no se posee, determina la necesidad de asesorarse
con personas competentes y hacer consultas pagadas, muchas veces. En cuestiones
legales hay que asesorarse con abogados competentes y pagarle los honorarios
justos que le corresponden, en la obtención de un Dictamen jurídico; pero,
podría tratarse de otro profesional, por ejemplo: de un economista, o cualquier
otro asesor, obteniendo un informe escrito. La mayor parte de los casos, se
resuelven fácilmente con la asistencia de un asesor competente.
h)
La resiliencia conjuga
elementos científicos, filosóficos, psicológicos y axiológicos, como: la
verdad, la prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza, la dignidad y el
honor, la honradez y la belleza, esta última como justicia estética, es decir,
los modales de cortesía, respeto, cordialidad, amabilidad, serenidad, humildad,
paciencia, incluyendo, entre otros aspectos, una pizca de buen humor, una
sonrisa a flor de labios, una calma imperturbable y un estado de impasibilidad
a prueba de todo, para enfocar las cosas inherentes al caso de que se trate. No
obstante, la resiliencia no deja de ser un arte de vivir, transmutando
situaciones adversas en favorables, como una especie de alquimia espiritual.
10)
Hay un axioma digno de tener
en cuenta: -“Desde el momento en que se enfrenta una situación, sea cual fuere,
es porque se está en condiciones de resolverla, caso contrario, jamás se habría
presentado”.
11)
Es importante honrar siempre
los propios compromisos, como condición sine qua non, ya que, lo que se reúsa
afrontar hoy, siempre estará esperando, a cada quién, más adelante.
El conocimiento amplio de las
leyes de la vida, de los valores, de la misión que cada quien trae en cada
ciclo existencial, el conocimiento de la psicología, de la economía, de la
gerencia, de las diversas corrientes de pensamiento, que amplían la propia
visión de las cosas, es esencial para desarrollar una sólida Resiliencia para afrontar con éxito la vida.
Por último: en las pérdidas
de actividades laborales, de parejas, o de seres queridos desencarnados, por el
inherente conocimiento de las leyes de la vida, la Resiliencia
activa el mecanismo de la percepción comprensiva que permite superar esas fases
que no dejan de se naturales, para todos, en el curso de una existencia humana.
Por otra parte, al afrontar las pruebas de turno, de la vida, para resolverlas
y optimizar resultados, se descubre la propia aptitud de, mientras se buscan
otras cosas, de encontrar por vía de “causalidad”, lo que, realmente conviene a
la propia realidad. Es lo que se ha dado en denominar: Serendipity, o
"serendipia", es decir, el encuentro de algo valioso, sin buscarlo.
Afrontar la adversidad, casi siempre es el medio que conduce a una
persona determinada, al lugar correcto, en el momento oportuno, para hacer la
cosa adecuada.
La Resiliencia, forma parte de una educación integral para la vida.
Adelante.
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