ADVERSIDAD VERSUS OPORTUNIDAD
©Abg. Giuseppe Isgró C.
Aún las
situaciones de mayor adversidad no dejan de ser oportunidades de riqueza y
crecimiento, en un universo de abundancia y perfección.
¿Quién
puede saber si esas aparentes situaciones de desventajas humanas, y sociales,
en el fondo no son más que situaciones providenciales donde la fuerza de
bloqueo de la ley de afinidad mantiene a cada quien en el orden perfecto que le
corresponde por su suma existencial, esperando a que se manifieste la fuerza de
empuje, en el momento oportuno, para hacer la cosa correcta?
¿O, por
su siembra y recogida, cada quien no recibe lo que merece? ¿De qué males peores
les están apartando algunas situaciones transitorias?
¿Qué
trabajo creativo estará realizando el Gran Pedagogo en el ámbito de la
conciencia, en un momento dado, en circunstancias determinadas, aparentemente,
o realmente adversas?
La
escuela de la vida tiene una gran variedad de aulas y en cada una, con sus
circunstancias, cada ser experimenta la lección exacta que precisa para
elevarse, como los aviones con el viento en contra, a un mejor destino, al rol
sublime que en los planes cósmicos, el Gran Arquitecto tiene reservado a cada
quien.
Si no se
pasara por determinadas situaciones, ¿cómo podría cada quien descubrir el poder
que se anida en su interior, para resolverlas? Dentro del aparente caos, existe
un orden perfecto, y una oportunidad de crecimiento.
Dentro de
las aparentes miserias humanas, existe una riqueza perfecta. Algunas veces esas
situaciones adversas son las mayores bendiciones que puede tener una persona,
ya que constituyen su auténtico maestro. Ignoramos, realmente, qué trabajo está
realizando la Divinidad en la conciencia de cada ser para descubrir que cada
quien es la misma Divinidad, con un poder potencialmente infinito; con una
sabiduría potencialmente infinita.
Pero, las
circunstancias adversas son las que revelan ese poder y esa sabiduría, ya que
jamás la Divinidad se abandona a sí misma, ya que cada uno de esos seres por
quienes sentimos algún grado de compasión no deja de ser la misma Divinidad. Si
ella dispuso que cada ser pudiese descender a esos niveles de aparente miseria
humana, es porque en su infinita sabiduría previó que de esa manera, por el
crisol del dolor, por el crisol de la miseria, por el crisol de la ausencia de
salud, pudiese detectar que algo está haciendo de alguna manera incorrecto que
le aparta del camino de la felicidad y del progreso. Si un probara lo amargo, ¿cómo
podría apreciar lo dulce? Si no entrara en la oscuridad, ¿cómo podría valorar
la luz? ¿O, viceversa?
Del
eterno camino de regreso a la Divinidad, sin que jamás pueda existir posibilidad
de concluirlo, ya que siempre encontrará un más allá en progreso infinito.
Vemos en
otros lo mismo de lo que adolecemos, o que poseemos, o simplemente, vemos sin
ver más allá de las apariencias. ¿Qué se está creando de positivo en un proceso
aparentemente destructor, o de cambio?
Cada
quien se encuentra en el orden perfecto que ha creado por sus pensamientos,
sentimientos, palabras, deseos, anhelos,
necesidades, objetivos y actos.
Frente a
ese entorno mundial que causa consternación, ¿qué lección podemos aprehender? ¿Qué
podemos hacer?
Lo mejor,
lo único que se puede hacer para mejorar al mundo, y a la humanidad, es
mejorarse cada uno a sí mismo. Por efecto de resonancia magnética se estará
influyendo en el medio ambiente de una manera positiva.
Lo que
está a la vista es una pequeña muestra
de lo que, en magnitudes mayores se encuentra oculto, o en dimensiones
intangibles que buscan manifestarse, en cualquiera de sus dos polaridades. Lo
que está abajo es lo mismo de lo que está arriba, y lo que está adentro es lo
mismo que vemos afuera, parafraseando a Hermes Trismegisto. ¿Vemos la botella
medio llena, o medio vacía?
Es la
retorta del universo que busca depurarse al crisol alquímico de la Divinidad
interior en conexión con la Divinidad, o Esencia.
Cada ser
por sus pensamientos y sentimientos, en polaridad positiva, o negativa, activa
la ley de atracción, y atrae, o repele, a su vida, y de su vida, los elementos
afines, o desafines. Los opuestos jamás se juntan. Pensamientos y sentimientos
van creando las nuevas realidades de acuerdo a su propia naturaleza y
polaridad.
Palabras
y actos, activan la ley del karma y del vipaka: acción y reacción, siembra y
recogida, actos y consecuencias. Se puede cambiar la propia realidad
transmutando los propios pensamientos y sentimientos, emitiendo justas palabras
y ejecutando correctos actos, expresando justas opiniones, forjando correctos
propósitos, viviendo de acuerdo con justos medios de sustentamiento de vida,
realizando correctos esfuerzos, prestando la correcta atención y aplicando una
correcta concentración. Son los tres medios de Sidharta Gautama, de sabiduría,
ética y concentración-meditación, mediante las cuatro nobles verdades y el
noble sendero óctuple, expresión de suma sabiduría de una de las mentes más
lucida del planeta tierra.
Decía
Sidharta Gautama: La vida está sujeta al sufrimiento y a la insatisfacción; el
origen del sufrimiento y de la insatisfacción –dukka- lo constituyen los deseos
en polaridad negativa; es posible poner fin al sufrimiento y a la
insatisfacción por medio de la transmutación de los deseos de la polaridad
negativa a la positiva; la forma en que se puede realizar esa transmutación, en
una eterna polarización, es mediante el NOBLE SENDERO ÓCTUPLE, cuya
iluminadoras enseñanzas impartiera a un grupo de cinco discípulos en el parque
de los Ciervos, hace 2.500 años, aproximadamente.
Cada
acto, palabra, pensamiento y sentimiento va creando la nueva realidad en una
eterna polarización, ubicándonos, o reubicándonos, automáticamente, en el orden
que nos corresponde, por la siembra y recogida, por la ley de afinidad,
justicia, igualdad y compensación.
La
impermanencia de una realidad hace posible que se exprese la ley del cambio, y
que, en la eterna polarización, se pase de un estado a otro más elevado,
incesantemente.
Toda
necesidad permite expresar el poder potencialmente infinito, y la sabiduría
inherente, del qué, del cómo, del cuándo, del dónde, del cuánto, del quién, y
del por qué, por la percepción intuitiva, o inspirativa, trascendiendo la
lógica inductiva y deductiva.
Adelante.
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