MARCO AURELIO ANTONINO
Y LA SABIDURÍA ESTOICA
©Abg. Giuseppe Isgró C.
El ideal de Platón, quien, en su República,
deseaba un filósofo como Jefe de Estado, se hizo realidad con Marco Aurelio
Antonino, el último de los cuatro emperadores que constituyeron gobernantes
perfectos, que, en un lapso de ochenta años, después de que Trajano, en el 98,
sucediera a Nerva, seguido, luego, por Adriano y Antonino Pío, hicieron
florecer el Imperio Romano en justicia, bienestar, cultura y armonía social,
siendo el gobierno del emperador filósofo, probablemente, el que más se ocupó
por lograr la mayor suma de felicidad y progreso moral de los ciudadanos.
Influido por la lectura del Manual de Epicteto,
-uno de los maestros de la filosofía estoica-, que le obsequiara su amigo
Rústico, a la edad de doce años, cuando se forjó el propósito de seguir sus
preceptos, cultivando el autodominio, a tal punto que, desde esa temprana edad,
no reflejaba en su rostro ni el dolor ni la alegría, poniendo en práctica una
conducta acorde con los más elevados valores éticos-morales y virtudes propias
de los ideales estoicos.
Tuvo temprana vocación para el estudio y la
auto-superación.
La filosofía estoica, es el único movimiento en la historia de la humanidad en
el cual, un esclavo, -Epicteto-, y, un emperador, -Marco Aurelio-, mantienen el
mismo rango, donde, el segundo fue influido en su formación por el primero.
La diferencia consiste en que mientras Epicteto
exhortaba a ser libre e independiente y a no aceptar a nadie por arriba de él,
Marco Aurelio, -como emperador no tenía a nadie por encima-, educado en la misma
filosofía, siempre se condujo con la máxima cortesía, respetando el derecho de
todos.
Marco Aurelio refiere, en sus Meditaciones, como
Antonino Pío, con su ejemplo, forjó su carácter y personalidad con las virtudes
de los sabios y le estimuló a conducirse con sencillez y firmeza; adquiriendo
conciencia de: 1) Cuándo y cómo realizar los trabajos de la mejor manera y por
qué. 2) Dar audiencia a todos y respetar sus derechos. 3) Perdonar a los que se
propasaban con él. 4) Conducirse como un igual entre las gentes. 5) Depender
sólo de sí mismo y aceptar su destino, sea el que fuere. 6) Ser precavido en
los negocios públicos y estar atento y estudiar todos los detalles, por
pequeños que pareciesen, sin afectación. 7) Servir a la humanidad
desinteresadamente. 8) Ser sobrio, contentarse con poco, apreciar los bienes
que se tienen y no desesperarse con su pérdida. 9) Ser práctico y tener buenos
modales. 10) Cuidar la higiene. 11) Ser prudente y moderado. 12) No excederse
en dádivas al pueblo. 13) Cumplir con el propio deber, sin cuidarse de lo que
dirá la gente.
Marco Aurelio, nació en Roma, el 26 de abril del
año 121 de nuestra era, en familia ilustre.
El emperador Adriano le distinguió con su
amistad y le apreció por sus dotes morales, llamándolo “Verissimo”, por su
sinceridad, honestidad y elevadas cualidades personales, sugiriendo a Antonino
Pío, que, a su vez, nombrara su sucesor a Marco Aurelio, cosa que realizó,
adoptándolo, primero, el 25 de febrero del 138, luego le nombró cónsul,
casándolo con su hija Annia, y designándolo heredero al trono, cargo que asumió
a los 40 años de edad, el 07 de marzo del 161.
De los 19 años que se desempeñó como emperador,
14 los pasó conduciendo luchas y guerras contra los bárbaros, germanos y
marcomanos, que amenazaban las fronteras del imperio, las cuales, desde los
tiempos de Augusto, habían conocido casi tres siglos de paz.
El imperio Romano, después de Marco Aurelio,
marca el prólogo de la edad media.
Ahora bien, entre batallas fue escribiendo su
libro “Meditaciones” o “Recuerdos”, que son una especie de soliloquios consigo
mismo, redactados para su propio uso, sin intención de publicarlo, el cual fue
considerado como la mejor obra didáctica de la antigüedad; constituye una guía
certera en la conducción de la propia existencia.
Quizá sea de interés conocer que Marco Aurelio
es la reencarnación de Alejandro Magno, -siglo IV a.n.e.- y su Espíritu, el
mismo que, en el siglo IV, -d.n.e-, reencarnara en el emperador Juliano y en el
VI, -d.n.e.-, en Mahoma, fundador de una de las más florecientes
civilizaciones.
PRECEPTOS DE MARCO AURELIO
En el primer libro de su obra Meditaciones,
Marco Aurelio, relacionó las virtudes que había cultivado y las enseñanzas
recibidas de diferentes personas, amigos y maestros, así como los beneficios
con que la vida lo distinguió, por todo lo cual se sentía agradecido.
La lectura y meditación de estos preceptos,
-traducidos y adaptados libremente por el autor-, contribuyen a forjar una
personalidad de cuyo calibre aún seguirá siendo paradigma, por largo tiempo, el
emperador filósofo.
Marco Aurelio, exhortaba:
I. –“Sé gentil y amable; mantén conversaciones de contenido positivo y
edificante, y sepas adaptarte con todos, observando trato digno y respetuoso;
sé tolerante con las opiniones ajenas; desarrolla habilidad en el trato para
que nadie sienta que es menospreciado por ti”.
II. –“Observa pudor y costumbres viriles”.
III. –“Conserva la frugalidad en tu modo de vida. Haz de manera que necesites
de poco. Piensa positivamente”.
IV. –“Desarrolla la resistencia al cansancio; cultiva un carácter libre e
independiente, temperado, suave, y, al mismo tiempo, digno; sé capaz de poder
hacer las cosas por ti mismo; dirige tu pensamiento hacia ti, sin depender de
otros. Sé impenetrable e impasible frente a todas las circunstancias”.
V. –“Familiarízate con la filosofía y ámala. Ten buenos maestros. Escucha
lecciones de sabios instructores; interésate por todos los aspectos de la
cultura; lee con mucha atención”.
VI. –“Orienta las propias tendencias con corrección y cuidado; mantén sencillez
en todos los actos”.
VII. –“Ve, en todas las cosas, sólo e incesantemente, las vías racionales;
vive con igual y constante buen humor; escoge con lucidez un modelo adecuado de
vida; sé, al mismo tiempo, enérgico y condescendiente, en grado justo; ten
paciencia instruyendo a alguien”.
VIII. –“Sé: amoroso; gobierna tu hogar con paterna autoridad; vive conforme a
las leyes de la naturaleza; habla con tono grave, austero y cordial, sin
afectación; interésate y alégrate por el bienestar de los amigos; ten claridad,
rápida y segura, para encontrar, y, disponer, con método, los principios
fundamentales de la vida”.
IX. –“Sé: inmune a las pasiones y, al mismo tiempo afectuoso; agradecido con
los favores de los amigos sin entrar en obligaciones; apacible en todo momento;
rico de doctrina sin hacer constante muestra; habla bien de todos, sin
exhibirte”.
X. –“Atiende a las personas sin regaños cuando alguien se expresa
vulgarmente; a guisa de orientación, exprésate con la palabra justa o frase
correcta; usa de las sugerencias con mesura y tacto”.
XI. –“Deja de justificarte sin necesidad expresando que no dispones de
tiempo para atender a favor de otros cuanto debieras hacer”.
XII. –“Atiende los reclamos de los amigos, aunque sean hechos sin razón;
esfuérzate en reconducirlos al tono normal”.
XIII. –“Ten afectuosidad verdadera en las relaciones con los hijos; amor al
hogar, a la verdad y a la justicia”.
XIV. –“Desea un Gobierno cuya Ley tenga vigor para todos, que respete por
suprema razón la libertad y los derechos de todos”.
XV. –“Practica la beneficencia; ten confianza en el futuro y en los afectos
de los amigos; sinceridad hacia aquellos que no encuentran tu aprobación, expresándote
con claridad y haciéndole saber tus propios deseos”.
XVI. –“Desarrolla tu autodominio, accionando solo con el consentimiento de tu
propia voluntad, en todo momento; conserva la confianza en toda situación;
enfrenta los eventos con prontitud, sin quejarte; mantén la credibilidad de la
propia palabra, y, obras, reflejando el propio pensamiento, haciendo todo con
bien y trato justo para las partes involucradas; mantén el control sobre las
situaciones; jamás tengas prisa; encuentra siempre una vía de salida, en todo;
sé ni demasiado confiado ni desconfiado”.
XVII. –“Medita con exactitud las decisiones; conserva la serenidad y firmeza
irremovible en las decisiones tomadas. Cultiva el amor y la asiduidad al propio
trabajo; prontitud en acoger el consejo de quienes puedan contribuir al bien
común; distribuye a cada quien según su mérito; ten ojos expertos en distinguir
los casos en que es necesaria la severidad o, bien, la indulgencia”.
XVIII. –“Conserva una actitud de calma en todo; desarrolla la capacidad para
proveer a todo aún de lejos y atender las tareas con buen humor; sírvete de las
cosas que aportan comodidad a la vida, de las cuales la fortuna te ofrece
cierta abundancia, usándolas adecuadamente cuando las tienes, sin lamentar su
carencia cuando faltan; actúa con madurez, capaz de regirte a ti mismo y a tus
seguidores; cuida tu cuerpo en la justa medida”.
XIX. –“Subordina tu conducta frente a quien muestra capacidad, por ejemplo,
tratándose de elocuencia, conocimiento de las leyes, costumbres, etcétera; une
tu esfuerzo al de otros de manera que cada quien encuentre el reconocimiento
del propio valor; desarrolla la capacidad para mantener la permanencia en el
mismo lugar y ocupación”.
XX. -“Está pronto para realizar tu trabajo, aún después de indisposición;
observa prudencia en todo; mira solamente a lo que debe ser hecho; distribuye
la vida con comodidad, completo orden, pleno vigor y armonía; comprende lo que
es la vida según la naturaleza; reconoce y sigue la inspiración divina; busca
preceptores adecuados para tus propios hijos”.
XXI. -“El valor de un hombre, -decía Marco Aurelio, es el valor de las cosas
en que está interesado”-.
Adelante.
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