jueves, 11 de mayo de 2023

UN COMINCIARE TUTTO DA CAPO

 


UN COMINCIARE TUTTO DA CAPO

Un empezar todo de nuevo, en cada etapa,

con la experiencia adquirida: divino tesoro,

en la eterna polarización de un estado de 

conciencia, a otro más elevado, ad infinitum

 ©Abg. Giuseppe Isgró C.

 

 

 Escudero, -dijo Hidalgo:

En todo ciclo de vida, cada ser, en los cuatro reinos naturales, se encuentra preparado para empezar, nuevamente, desde el inicio, para aprender.

Es un nuevo comienzo, pero desde una nueva perspectiva, en un estado de conciencia más elevado. Como percibía Arturo Uslar Pietri, en edad avanzada: Él había aprendido donde se encontraba la información que precisaba, pero que la tarea por realizar, en adelante, era una nueva, en una fase incipiente, la obra que compete, de acuerdo con las inquietudes de los tiempos. En ese hacer y rehacer, o dejar de hacer, observando y comprendiendo, se va logrando la perfección, -siempre relativa- que permite percibir la información en la obra anterior, y corregirla. La experiencia, divino tesoro.

Hacer, rehaciendo, y corregir, innovando y creando, es un eterno ir y venir, constantes, en un viaje hacia la eternidad presente: Aquí y ahora.

Aquí, es donde se encuentra la conciencia del ser; ahora, es el instante presente de la eternidad, siempre presente, en tiempo presente. ¿Qué es lo que cambia? El estado de conciencia por la experiencia y que la perfección de los atributos divinos ya existe, de por sí. Esto, debido a la emanación a la conciencia individual, de cada ser, en los cuatro reinos naturales, en estado de perfección latente. Es decir: El ser, en los cuatro reinos naturales, emana perfecto a la conciencia individual, en el alma universal, a partir de la Divinidad, sin separarse de la Divinidad y sin dejar de ser la Divinidad. Pero, falto de experiencia, precisa adquirirla en el eterno camino de retorno desde el ser individual al Ser Universal.

Escudero, -continúa Hidalgo: Cuando creemos que ya sabemos, percibimos que no sabemos, y empezamos de nuevo para llenar ese espacio de la esfera mental que refleja la porción de ignorancia que se precisa transmutar en conocimiento, sabiduría, prudencia o experiencia. Es el grado de aptitud perceptiva, comprensiva y realizadora desarrollado como bagaje existencial.

A partir de la nueva ascensión de grado, o estado de conciencia, se percibe la emergente porción de ignorancia, de turno, que habrá de satisfacer. Jamás, afortunadamente, dejaremos de ser ignorantes, ni eternos aprendices, caso contrario, ¿cómo adquiriríamos los nuevos estados de conciencia en las infinitas estaciones de la vida?

Es como tener hambre y comer para satisfacer esa necesidad. Pero, jamás se dejará de tener hambre, y cada vez que se tenga la misma, cada quien adquiere mayor conciencia del alimento que perciba para alimentar el cuerpo.

El Espíritu, -Escudero, tiene hambre de conocimiento. Es la necesidad de comer que siempre experimentará tras breves intervalos de satisfacción temporal. Es un estado de insatisfacción constante que jamás dejará de experimentar, nuevamente, tan pronto como satisfaga la de un breve intervalo anterior.

La naturaleza de las cosas busca que el ser esté en constante y eterno movimiento, para evitar estancarse.

Si no existiesen las necesidades básicas, las de seguridad, la de pertenencia o afectivas, las de hetero y autoestima, y las de autorrealización, en ciclos constantes y alternos, repetitivos ad infinitum, los seres, en los cuatro reinos naturales, se achantarían: Dejarían de estar activos.

Si no hubiese insatisfacción espiritual, que impele a expresar la fuerza creadora potencialmente infinita hacía propósitos claramente definidos, en dichos reinos naturales, los seres se estancarían y dejaría de haber progreso.

Que gran visión tuvieron Sidharta Gautama y Abraham Maslow, a la distancia de 2.500 años que les separaban, guardando las distancias, que siempre podría haberlas por la misma dinámica de la vida.

Por esto y mucho más, es: Un cominciare tutto da capo, pero, con la experiencia adquirida: divino tesoro, en la eterna polarización de un estado de conciencia a otro más elevado, ad infinitum.

Adelante.

 

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