sábado, 4 de septiembre de 2021

Reflexionando, o pensando en voz alta

 

REFLEXIONANDO O PENSANDO EN VOZ ALTA:

 


©Giuseppe Isgró C.


 

Recuerda, Escudero, -dice Hidalgo-, que quien tiene, realmente, el poder, no tiene porqué demostrarlo. Lo utiliza sin alardear, con el sentido de la medida, en forma justa y perfecta, y buscando el mayor bien posible en todas las cosas y para todos. Lo hace con el debido respeto.

El mejor ejemplo que, personalmente he observado, del respeto de un líder, hacia sus conciudadanos, es el de Carlos Andrés Pérez, en el segundo período de su mandato. Las generaciones emergentes deberán revisar el cuantioso número de sus videos, discursos y conferencias, donde se apreciarán esas características del don de gente y de respeto, cortesía, dignidad y elocuencia que poseía este gran líder venezolano, a quien los futuros historiadores -con menor pasión que en el presente- calificarán como uno de los mejores líderes de Latino América, en el siglo XX.

Como lo sugería Simón Bolívar, EL LIBERTADOR, genio tutelar de América: La mayor suma de felicidad se alcanza realizando la mayor suma de bien posible con los recursos que se disponen. (Parafraseado).

Y quienes realizan la mayor suma de bien posible como servicio y disciplina espiritual, como una meditación de vida, lo hacen en silencio, sin alardear del bien que han hecho, ya que, como decía el mismo Simón Bolívar, El Libertador, el elogio de sí mismo se realiza en detrimento del propio mérito. Y el bien que se realizaba es en representación de la Patria, por haber asumido el deber de hacerlo, en cumplimiento de sus funciones de acuerdo al rol asumido, y no en nombre propio. Los recursos utilizados no son propios, son de la Nación, sea del país de que se trate.

Denominarse Bolivariano se precisa emular las virtudes del Padre de la Patria, su ejemplo paradigmático, su grandeza de Espíritu. He visto a grandes y genuinos Bolivarianos en discursos inspirados que se les han salido numerosas veces las lágrimas por la emoción, y precisamente, por el sentimiento Bolivariano inspirado por la grandeza de Espíritu de Bolívar.

Ese sentimiento genuino Bolivariano late en la conciencia de todos los venezolanos, y de gran número de personas que han nacido en otras latitudes y han hecho de Venezuela su Patria, que se inspiraran leyendo sus escritos admirables.

Precisamente, de la lectura de sus obras, los grandes geopolíticos del siglo XIX se han inspirado en la conformación de la Geopolítica como ciencia, ya que sus escritos tienen un contenido profundo de geopolítica. Se estima que Rudolf Kjellén, Friedrich Ratzel y Alfred Thayer Mahan, conocían los escritos de Bolívar.

Mi amigo Santiago Lucques, geopolítico canadiense, de origen chileno, y asesor de un gran número de países, que dictaba alrededor de 40 horas de clases exclusivamente sobre Venezuela, en una Maestría, en una Universidad de Montreal, me refería, por los años 80, del siglo XX, como los grandes geopolíticos del mundo, seguían siendo lectores asiduos de las obras de Bolívar, precisamente, por sus profundas enseñanzas en la materia.

Otros grandes geopolíticos venezolanos, han sido: José Antonio Páez, ilustre Prócer, Estadista y masón; Andrés Bello, Rómulo Betancourt y Calos Andrés Pérez, éste último como lo demostró en su discurso del Poliedro, en 1988, cuya visión de Venezuela, para los próximos cuarenta años, era realmente formidable y aún realizable, de convertirla en una potencia mundial de primer orden. Venezuela dispone el recurso humano preparado para acometer y transformar al país en uno de los mejores del mundo. El mismo Rafael Caldera, desarrolló su pensamiento geopolítico con el estudio de las obras completas de Andrés Bello, escribiendo su ensayo sobre el Gran Humanista, el primero de América, a los 19 años de edad.

Es preciso conocer a fondo la historia de Venezuela, y de cada país del cual cada quien forma parte.

Al inicio de cada siglo emergen nuevos líderes que asumen los grandes retos inherentes a sus respectivos países. Es preciso estudiar las obras de los grandes maestros de la Patria. Por ejemplo, en Italia, Giuseppe Mazzini, es de lectura obligada, especialmente, su ensayo: Los deberes del hombre, una profunda y aguda obra sobre los valores humanos y las virtudes.

Mariano Picón Salas, es una conciencia viva de Venezuela e Ibero-América. Alfonso Reyes, el Andrés Bello mejicano, también es lectura obligada con sus 145 libros reunidos en 26 tomos de sus obras completas. Juan Montalvo, José Enrique Rodó, Domingo Faustino Sarmiento, Augusto Roa Bastos, Octavio Paz, Amado Nervo, Pedro Enrique Ureña, Arturo Uslar Pietri, Isaac Pardo, Rómulo Betancurt, José Ingeniero, y tantos otros, son la conciencia viva y los maestros de la Patria Latino Americana, mirando a la unidad con que soñara Bolívar, pese a las diferencias y por sus semejanzas.

Lo que un líder debe hacer, siempre, es pensar en grande, en la grandeza de su patria, en contribuir en engrandecerla, no en empequeñecerla. No pasa por la mente de nadie que un líder quiera serlo para empequeñecer su Patria. Ningún líder merecería tan nombre si no aspirara a transmutar los puntos menos fuertes en fortalezas, y las fortalezas en su mejor aprovechamiento, u optimización.

Los nuevos líderes precisan prepararse a fondo. El Dr. Santiago Lucques, me explicaba, en los años 80 del siglo XX, después de formularle una pregunta al respecto, que un líder que aspira a ser presidente de su país, debería estudiar, por lo menos:

1) Una licenciatura en geografía, con especialización en geografía económica, para conocer los puntos fuertes y los menos fuertes de todas las regiones del mundo.

2) Ser Abogado, para tener una formación jurídica y desarrollar su pensamiento jurídico.

3) Una Especialización en derecho Internacional.

4) Una especialización en gerencia.

5) Una especialización en psicología.

6) Una especialización en Marketing social.

7) Una especialización en publicidad.

Conocer a fondo la historia Universal y la historia de sus respectivos países.

9) Conocer a fondo las VIDAS PARALELAS DE PLUTARCO.

10) Conocer los ensayos de los grandes pensadores de todos los países y épocas; los clásicos y las obras sagradas de todos los países y épocas.

11) Leer las biografías de los grandes hombres de todos los países y épocas.

Mortimer Adler, en la Gran Conversación, obra que encabeza los 54 tomos que conformaban su selección de las mejores obras del mundo occidental, de alrededor de 440 libros, sostenía que, para que la opinión de cualquier hombre valga la pena ser tomada en cuenta, era lo mínimo que debía leer, estudiar, releer y meditar.

Bolívar, Andrés Bello, Carlos Andrés Pérez, Rafael Caldera, Uslar Pietri, Mariano Picón Salas, realizaron ese estudio amplio y variado, razón por la cual su pensamiento y acción ha trascendido.

Uno se pregunta: ¿Por qué han desaparecido de las librerías los cuatro tomos de VALORES HUMANOS de Arturo Uslar Pietri, el Plutarco Venezolano?

Lo mismo podría decirse de incontables otras obras, en todos los países del mundo, ya que es un fenómeno mundial, el de querer que se olviden grandes aportes realizados en los siglos XIX y XX. ¿A quién puede beneficiar eso? A nadie. Sería un repetir de la historia, ya conocida, de la destrucción de la biblioteca de Alejandría, de la de Córdoba, en la época de Abderraman III hasta la reconquista, con la cual también se destruyó este inmenso tesoro, en lo que había sido la capital cultural del mundo.

Es importante elevar nuestra mirada a metas más trascendental, de acuerdo a los rectos propósitos de una vida justa y perfecta.

Existe una pugna entre el oscurantismo y la Luz; pero es una pugna cuyo triunfo es seguro para la Luz, cuya sola presencia evacua la oscuridad por si sola. Por eso es preciso encender la luz del entendimiento, y de los sentimientos de los valores universales de todos los seres, para iluminar las conciencias y al mundo. Este triunfo está asegurado para los amigos de la LUZ; y gradualmente, se irán conquistando, también, a los reacios oscurantistas, de su error, como hacía Páez, los pasaba a su bando, tratándolos bien. Porque de eso se trata: aquí no hay enemigos, conformamos una sola familia, Hay que iluminar al mundo, para que cada ser contemple, claramente, la senda que, en cada tiempo debe recorrer.

Adelante.

 

 

 

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