FELIZ AÑO 2023
LA EXPERIENCIA DE
VIVIR
CON PROPÓSITOS Y LOS VALORES
DE LA VERDAD Y LA JUSTICIA,
EN UN MUNDO CADA
DÍA MEJOR
©Giuseppe Isgró C.
La mente, por naturaleza es
inquisitiva, cuya curiosidad insaciable le conduce a una búsqueda constante,
explorando nuevas posibilidades. Esa inquietud de explorar permite encontrar
elementos que despiertan el propio interés. A su vez, el interés mueve al estudio
a fondo, según el caso, para comprender lo que se percibe, por lo tanto, a un
incesante estudio, ya que no existen límites para el aprendizaje y las
experiencias: Tanto en la cantidad necesaria como en el propio anhelo, en la
búsqueda de conocimientos. El conocimiento, y la experiencia, generan la
convicción, y ésta, el entusiasmo, que ha sido el compañero del éxito, en todas
las grandes obras, a lo largo de la historia. El entusiasmo transforma al ser
humano en incansable hasta alcanzar cada una de las metas que se antepone como
objetivos claramente definidos y antepuestos por escrito, para darle carácter
de permanencia.
Las necesidades generan un
poder motivador que induce a los seres a moverse a la acción para satisfacerlas
en cualesquiera de sus niveles, en la escala estructurada por Abraham Maslow.
El entusiasmo es la energía extra que dinamiza a la persona para transformar en
posible, lo aparentemente, imposible. El entusiasmo es la fuerza -chispa-
divina que reside dentro de cada ser. Por eso, etimológicamente, entusiasmo
significa: Dios dentro de sí. Se puede desarrollar, mediante un proceso de
cuatro (4) pasos: Curiosidad; interés; conocimiento y convicción. En la fase de
convicción, nace el entusiasmo. Paul Meyer, en los años sesenta del siglo XX,
realizó un profundo estudio sobre el tema.
Percibir y comprender abren el
camino para realizar. Con la realización se accede a la experiencia, que
facilita la visión, también perceptiva comprensiva y realizadora. Es decir. La
experiencia, que hace la diferencia, es Lo único que distingue a los seres de
los cuatro reinos naturales: A cada uno en su propio arte, o ciencia.
La experiencia es lo que
permite optimizar la propia aptitud perceptiva, comprensiva y realizadora, y
también, la actitud mental frente a la realidad existencial que se afronta en
el diario vivir: Positiva, o negativa. Optimista, o pesimista. Alegre o triste.
Confiada o desconfiada. Fuerte o débil. Se trata de una elección y enfoque
personal, de acuerdo a las propias perspectivas. Empero, siempre es posible
cambiar, o transmutar la propia actitud mental. Los optimistas, siempre logran
los mejores resultados, porque creen en ellos. Pero, son grandes
realizadores silenciosos. Guardan sus objetivos dentro de su conciencia, para
evitar fuerzas antagónicas, que implicaría un hándicap a vencer.
Siendo cada ser una emanación
a la conciencia individual de la Divinidad, sin separarse de Ella y sin dejar
de ser la Divinidad, cada ser, en los cuatro reinos naturales, está dotado de
los mismos atributos de la Divinidad, con una sola particularidad: Mientras la
Divinidad los posee, dichos atributos, desarrollados en todas las vertientes y
variantes, en grado infinito, cada ser los posee, igualmente, pero en estado de
potencialidad infinita: Es decir, los posee todos, pero lo ignora, y deberá
descubrirlos, gradualmente; y le falta la experiencia, que adquirirá en el
eterno camino de retorno a casa. Aunque, paradójicamente, siempre ha estado en
la morada.
Cada ser de los cuatro reinos
naturales: humano, animal, vegetal y mineral, ha vivido, ya, incontable número
de existencias previas, seguramente, algunas de ellas, en diversos mundos de
este inmenso universo. Ello le permite traer, en cada nuevo ciclo de vida, la
experiencia acumulada, hasta ahora, que es su suma existencial. Esto le
permite, por la ley de afinidad, posicionarse, temporalmente, en el orden en
que se encuentra. El resultado de esa experiencia acumulada, como suma
existencial, se manifiesta como aptitudes innatas, y se expresan como reminiscencias,
en la terminología de Platón. Por eso, el insigne filósofo ateniense mencionaba
que “aprender es recordar”. Y Sócrates lograba extraer dicho conocimiento por
el arte de preguntar, denominado “mayéutica”, que hacía parir ideas.
Esa reminiscencia de
conocimientos, fruto de la experiencia acumulada, va aflorando cada vez que el
ser afronta necesidades insatisfechas y anhelos de realizar objetivos que
aporten cambios de progreso. Al pensar, o meditar, rememora, percibe, sin saber
de dónde obtiene la información, ni cómo. Pero, llega a saber sin conocer cómo.
Sin duda, son lecturas en el propio archivo espiritual, al entrar en un estado
fronterizo de conciencia, por la meditación, la relajación y el adormecimiento
de los sentidos físicos, que, activa, paralelamente, a los espirituales.
También, por proyección, o desdoblamiento, que permiten efectuar lecturas de
contenidos mentales, en los archivos espirituales de quienes contienen la
información que precisa, tanto en seres encarnados como con los de la dimensión
espiritual, en la misma ecología mental, muchas veces a través de los sueños, o
por inspiración u otras facultades espirituales de las que está dotado.
Como el mismo Platón lo
describe en el diálogo ION, mucho del conocimiento que aflora en la conciencia,
es derivado por la inspiración de seres espirituales, amigos, normalmente, que,
por el pensamiento le insuflan, o comunican telepáticamente, en su pensamiento,
las ideas esclarecedoras, que la persona necesita para comprender lo que
percibe, y realizar lo percibido que comprende.
Por eso es importante mantener
estados mentales serenos, de absoluta calma y tranquilidad. Esos estados de
calma imperturbables y de impasibilidad, facilitan esas condiciones creativas y
lúcidas de la mente, con lo cual se ve con claridad, las cosas esenciales.
Dentro de ese conocimiento, y
sentimientos, percibidos, la misma Divinidad le inspira a cada ser, en
condiciones perceptivas idóneas, sosegadas, por el lenguaje de los sentimientos
de los valores universales, dentro de la propia conciencia. La conciencia de
cada ser es una réplica exacta de la de la Divinidad. Esa inspiración de orden
divino, presenta los parámetros dentro de los cuales es preciso enmarcar los
propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos; por ejemplo: de la
prudencia, de la justicia, de la fortaleza, de la templanza y de la belleza,
entre otros valores derivativos, que le señalan el qué, el cómo, el cuándo, el
dónde, el quién, el cuánto y el por qué, conjuntamente con el influjo de la
energía creadora inherente y equivalente, adecuada a cada caso en cuestión.
Dentro de los atributos
divinos, además del conocimiento innato, fruto de experiencias de pasadas
reencarnaciones, que se manifiesta como reminiscencias, lo hay que percibe por
su propia mente, en proyección, el mismo espíritu de cada ser; lo percibe desde
su propio archivo espiritual, o lo lee, como ya fue dicho, por medio de la
lectura de contenido mentales en los archivos espirituales de quienes contengan
el conocimiento precisado. O, quienes lo poseen se lo pueden transmitir, en
calidad de cooperación, por el pensamiento del emisor en el pensamiento del
receptor: Se trata de una verdadera inspiración.
A continuación, se presentan,
brevemente, algunas ideas de gran interés sobre los aspectos inherentes:
1) Aptitud: Puede ser perceptiva,
comprensiva y realizadora. Se puede dividir en dos clases: 1) Aptitudes
innatas: Son los atributos divinos en estado de potencialidad infinita, que se
expresan en forma de conocimiento y energía creadora, al experimentar, cada
ser, necesidades, deseos o anhelos. En el mismo nivel de la necesidad o anhelo,
se expresa el conocimiento y la energía creadora. Por eso, cada ser, al
afrontar necesidades o anhelos, siempre manifestará el conocimiento y la energía
creadora, para satisfacerlos en forma óptima. 2) Las aptitudes
adquiridas: Lo hacen por la experiencia.
La clave, es, en primer lugar,
la percepción de una o varias necesidades, en diferentes grados de prioridades,
sobre las cuales, cada persona medita, aflorando la comprensión, y acto
seguido, si afronta la realidad que le es inherente, asumiendo su propia
responsabilidad, sin evasión, realiza lo que le compete, para obtener los
resultados apetecidos, o los factibles, según su propia capacidad de hacer o
dejar de hacer. Cada nueva experiencia desarrolla la propia actitud perceptiva,
comprensiva y realizadora, de la persona.
2) Creer en la posibilidad de
cambiar y de mejorar:
En cualquier escenario que
cada ser se encuentra, tiene a su alcance, la posibilidad de cambiar, de hacer
las cosas mejor que antes, de corregir los propios errores, siempre que anhele
hacerlo. Cada ser puede transmutar sus estados de conciencia en estaciones,
-grados-, más elevadas De hecho, el cambio es la constante universal, en todos
los ámbitos, ya que, la inteligencia infinita programó el universo para que no
fuera estático. Si cada ser no se adapta a los cambios de la vida, del mercado
y de las nuevas realidades emergentes, se va quedando rezagado. Factor, éste,
que generará incesantes insatisfacciones hasta que asuma enfocar su propia
energía creadora a una vida con más elevados propósitos, en armonía con la
naturaleza de las cosas.
3) El trabajo: Un medio de
adquirir experiencia y autorrealización: Constituye la mejor variable del
Salario Cósmico.
La infinita sabiduría de la
Divinidad, al dotar a cada ser con sus propios atributos divinos, también le
dotó con la aptitud de la aspiración, o aptitud divina de pensar en grande. Con
lo cual la Divinidad se evita de tener que estar detrás de cada quien, para
empujarle. No, por medio de la aspiración, es la propia persona, por su
ambición insaciable, diría sublime, expresada como sentimiento de dignidad
personal, a una constante superación y a alcanzar mayores sumas de bienestar y
progreso, que por sí misma se antepone objetivos cada vez más elevados. El en
fondo, se observa una cierta vigilancia divina, ya que cuando cada ser no
expresa los niveles de ambición suficientes, o lo hace en forma que perjudica a
otros seres, se manifiestan, automáticamente, fuerzas interventoras que
equilibran los resultados, poniendo, por la ley de afinidad, el orden que
corresponde en el concierto de todas las cosas, entre las personas inherentes.
El trabajo es el
vehículo de todo progreso. Por el trabajo, cada quien realiza una
meditación constante y va adquiriendo la experiencia que desarrolla las propias
aptitudes, y la inherente actitud. Las primeras de percepción y comprensión, y
la segunda, de canalización adecuada de la propia energía, en polaridad
positiva, en el mejor de los casos.
Por el trabajo, y la
experiencia gradual que se obtenga, cada ser puede lograr todo lo que se
proponga como objetivos, a corto, mediano, largo y macro plazo: De una a cinco,
diez o veinte años; y en lapsos de largas oscilaciones: de cincuenta a sesenta
años, por delante.
Nadie se debe conformar con
menos de lo que ha dispuesto la Divinidad para cada ser, ya que, se quedaría
rezagado, y ello se transforma en causa de la propia insatisfacción, en un
momento dado, que le impele a la acción de cambio, y de propósitos, acordes a
la propia misión de vida, que cada quien trae a la existencia, desde una
perspectiva divina. La Divinidad ha dispuesto todo pensando en grande; cada ser
debe pensar en grande para alcanzar la competencia acorde, desarrollando su
propio potencial, sin límites.
Pero, el trabajo deber ir
aparejado con el estudio constante, ya que nadie puede ir más allá de hasta
donde alcanzan sus conocimientos, visión y experiencia. Cada ser debe conocerlo
todo, en forma gradual, en cada etapa existencial, en los estados de la conciencia,
y en las infinitas estaciones -o grados- que les son inherentes: Las ciencias,
las filosofías, las artes y la práctica de todas las virtudes.
4) El mundo animal: Una acotación necesaria.
Se comparte el planeta tierra
con todos los seres de los otros reinos naturales: Animal, vegetal y mineral.
Cada reino coadyuva al sostenimiento del planeta. El ser humano, desde la más
remota antigüedad ha sido la causa de enormes sufrimientos de los seres del
reino animal. Todo ese sufrimiento que causa al reino animal se revierte a él
mismo. Es preciso que los seres humanos adquieran conciencia que deben respetar
la vida de cada ser animal, para que reine el bienestar para todos en nuestro
hogar planetario, llamado tierra.
5) Ser justos:
Con la vara con que se mide se
será medidos, se menciona desde la más remota antigüedad. Se trata de la ley de
causa y efecto. Lo que das, recibes; lo que siembras, cosechará. Los parámetros
de la justicia divina, deberán regir los propios pensamientos, sentimientos, las
palabras y los actos. Todo lo que se hace, recibe su propia compensación, o, si
se perjudica a alguien, es preciso compensarle. Al final, todo se paga, todo se
cobra, todo se compensa, sine qua non.
6) Empatía:
Es preciso ponerse en el lugar
del otro y reconocer su propia Divinidad interior. Hay que respetar a todos los
seres de los cuatro reinos naturales. Lo que se quiere para sí, hay que darlo a
los otros, con desapego, respeto, justicia, o equidad, si tal es el caso,
tomando en cuenta que, algunas veces, la equidad puede resultar injusta, en
cuyo caso hay que ceñirse a una estricta justicia.
7) Lo que aquí se vino a buscar:
¿De dónde se viene? ¿Por qué
estamos aquí? Y, ¿Hacia dónde vamos? Con la práctica de la meditación, es fácil
discernirlo. Se viene desde la Divinidad, emanando a la conciencia individual
sin haber dejado de ser, en forma indivisa, parte de Ella. La misión que trae
cada ser, al emanar a la conciencia individual, es la de desarrollar los
propios atributos divinos en todas las vertientes y variantes, ad infinitum, en
el eterno presente, sin jamás completar los límites del progreso, por cuanto
siempre encontrará un más allá; y coadyuvar, de esta manera, a la expansión de
la Creación universal.
8) Una mente crítica:
Es preciso desarrollar una
mente observadora y crítica, para discernir entre el bien y el mal, entre la
belleza y la fealdad, entre el dulce y el amargo, lo cual facilitará la
percepción correcta, comprendiendo la realidad, gradualmente, cada día mejor, para
reconocer los errores acumulados a través de la historia, para formarnos ideas
claras que no permitan que se nos manipule, de parte de nadie, sobre la propia
existencia, y sobre todo, sobre las propias ideas, infundiendo a la mente
matrices erróneas de pensamientos. Hay que discernir la verdad en
todo.
9) La calidad del sueño:
Cumplir la propia misión de
vida, enmarcando los propios pensamientos, sentimientos, palabras y actos,
dentro de los parámetros de la justicia y demás valores universales, haciendo
todo el bien posible, y no realizando, en ningún grado, el mal, permite tener
en paz la conciencia, lo cual facilita noches enteras de sueño sosegado. El
sueño sosegado permite recuperar las propias energías, vivir en armonía y en
perfecto orden.
Los pensamientos y los
sentimientos, activan a la ley de atracción y repulsión, mediante cuya
aplicación se atrae lo semejante a lo pensado y se repele lo contrario, creando
las propias circunstancias existenciales. Las palabras y los actos, activan a
la ley del karma y del vipaka, la ley de causa y efecto, de la siembra y
recogida, de análoga índole.
10) Acceso a la Fuente, en
conexión divina:
La fuente suprema de
conocimiento y de poder creativo es la Divinidad. Se forma una unidad perfecta
e indisoluble con ella. Al centrar conscientemente nuestro ser en la
Divinidad, se expande la propia percepción, comprensión y capacidad realizadora
de Ella, transformándonos en instrumentos de su voluntad, en el propio orden
existencial y en armonía con todos y con el Todo.
Por eso es importante enfocar
la atención en la Divinidad, conscientemente. Donde se centra la atención se
expande la conciencia perceptiva, comprensiva y realizadora.
11) La esperanza:
Siempre hay que esperar lo
mejor, dando lo mejor de cada uno a los demás, en servicios, por cuanto ese es
el fin supremo del universo: Dar cada uno lo mejor e, igualmente, recibir lo
mejor de acuerdo a la justicia y a la equidad. Las expectativas positivas y
negativas, ambas se cumplen, siempre. Empero, dado que se cumplen en forma
inequívoca, según la propia sintonía mental, bien sea con la polaridad positiva
o negativa, a elección de cada quien, es preciso cultivar la conexión positiva,
para manifestar todo lo bueno posible en la propia existencia humana, y en el
entorno del cual se forma parte.
12) Confianza: Se teme lo que se
desconoce; pero, inspira confianza lo que se conoce. Por eso hay que afrontar
lo que se teme, para conocerlo a fondo, cara a cara. En el momento que se
afrontan las cosas, emerge del propio ser interno el conocimiento y el poder
creativo para controlarlas y resolverlas. El secreto es no evadir la propia
responsabilidad, sino afrontarla con confianza.
13) Capaces de ser: Al realizar,
mediante la percepción y la comprensión, fruto del estudio, de la meditación y
de la experiencia, con actitud mental positiva, se es capaz de ser, de
experimentar la potencia divina interior, por la conexión espiritual, con la
Divinidad.
14) Este es un momento propicio
para colocar por escrito:
A) Todas las cosas que requieren
solución en el año 2023, y enunciarlas por su orden de prioridad. A partir de
enero, solucionarla, una a la vez, comenzando por la prioridad Nro. 1, y así
sucesivamente, hasta resolverlas todas.
B) Hacer un presupuesto de todos
los gastos probables que se tendrán en el año 2023, cuyo monto total se
dividirá en 12 meses. Eso dará una idea de lo mínimo que se precisará cada mes,
lo cual facilitará la planificación de los objetivos.
C) Anotar todos los objetivos que
se desea realizar a nivel de trabajo y de inversiones, a nivel familiar, a
nivel personal, y a nivel de estudios de mejoramiento profesional, y también,
de recreación. Realice sus objetivos en silencio, para evitar fuerzas
antagónicas.
Con esto se toma el control de
las riendas de la vida, en las propias manos.
Con los mejores deseos de que
el año 2023 sea para usted y los suyos, y para el planeta tierra, de bienestar,
salud, paz, prosperidad y de realización de todos los sueños personales que le
animan.
HERRAMIENTAS AL ALCANCE DE
TODOS, QUE PUEDES USAR:
El amor, la sabiduría de los
valores de: La amistad, la prudencia, la justicia, el respeto, la fortaleza, la
templanza, la belleza, la serenidad, el trabajo creativo en grado suficiente,
la tenacidad, la confianza, el entusiasmo, la meditación, las afirmaciones
positivas y la práctica constante de la relajación física, mental y espiritual,
para activar las facultades creativas de la mente, para vivir a plenitud,
conscientemente.
¡Todo es posible, si crees en
tus grandes sueños, te prepara y trabaja lo suficiente! La vida no da nada sin
esfuerzo. Pero, lo da todo, si te empeñas y haces lo que debes, sin abandonar
jamás a mitad de camino. Con cada paso, en dirección de tu meta de turno,
realizas todos tus sueños, uno a la vez, ad infinitum.
Adelante.
PD.: En este año nuevo, en
algún momento del día, elevemos nuestro pensamiento a la Divinidad, cada quien,
a su manera, por la paz en el Planeta Tierra.
30 de diciembre de 2022