©Giuseppe Isgró C.
La constante universal
es el cambio incesante. Peter Drucker, uno de los pensadores más lúcidos del
siglo XX, tuvo la visión de que todo profesional, -y persona en general-, a lo
largo de una existencia, probablemente tendrá que cambiar de actividad tres o
cuatro veces.
Por propia
experiencia, sustento esa perspectiva, ya que, después de quince o dieciséis años
en la misma actividad, ha cambiado todo, y si cada quien se deja de adecuar a
la nueva realidad emergente, -que debió haberla percibido con antelación, para
prepararse-, inevitablemente saldrá del mercado en que se desempeñaba como
líder, en su área principal, para pasar a un rol subalterno, desmejorando su
nivel de vida.
Las grandes
corporaciones están creando, e innovando, constantemente nuevos bienes y
servicios para mantenerse activas en el servicio de los segmentos de mercado
que han elegido como propósitos empresariales y objetivos para alcanzar los
resultados anhelados de diversas índoles: a) Financieros; b) misión para
cumplir un rol-deber de responsabilidad social; c) realización profesional y
personal; d) Servicio, en alguna de sus múltiples vertientes y variantes, única
manera de recibir lo que se anhela en forma integral: para recibir hay que dar;
y tantas otras variables.
Para percibir los
cambios cíclicos que van surgiendo es preciso conocer los ciclos históricos, a
través de la historia del propio país, de la historia universal, de la historia
de todas las ciencias, artes, filosofías, y de cada área del conocimiento, para
conocer la experiencia acumulada en el espacio y tiempo. Conocer los ciclos
económicos, ya que, percibiendo claramente las cuatro fases que les son
inherentes, al igual que las cuatro estaciones, el otoño, equivalente a las
ligeras recesiones económicas que anticipa las crisis de mayor intensidad, equiparable
al invierno. El invierno pasará, al igual que las más severas crisis, o la
noche más oscuras. Empero, en las noches más oscuras brillan más intensamente
las estrellas, al igual que aflora, con su luz intensa, la del genio interior,
cuyo poder potencialmente infinito, y el sentimiento de los valores que brillan
en la conciencia, iluminan el camino como si fuera de día.
El invierno siempre
dará paso a la primavera, renovadora de todo, al igual que lo hace la reactivación
económica después de aplicarse un proceso de estabilización en la economía del
país que pasa por alguna de esas fases. La primavera da inicio a una nueva fase
activa, en la naturaleza; igual acontece en el mercado con la reactivación del proceso
productivo de nuevas riquezas que dará paso a una nueva y de mayor envergadura,
expansión económica. Es el verano de la naturaleza. Empero, a mediodía comienza
a declinar el sol. Así los ciclos se suceden unos tras otros, pero, el sol
del nuevo día vuelve a manifestarse ad infinitum.
La permanencia en
el mercado es la de los más fuertes, de los más preparados, de los que asumen
su rol de servir de acuerdo a las nuevas necesidades insatisfechas emergentes,
cambiantes ad infinitum. Aquellos que dejan de adecuarse a los cambios del
espacio y tiempo, que quieren, siempre, la papa pelada, al comer la papa pelada
por otros, no es la misma que cada quien anhela para sí. Para eso, hay que
elegir las semillas, los pensamientos, los sentimientos, las palabras y las
acciones: Sembrar las semillas, cultivar el terreno, abonarlo, regarlo, recoger
las papas, escoger las que tú anhelas y surtir al mercado para recibir su valor
en riqueza para ti y los tuyos.
¿Qué la grama en el
país vecino, o lejano es más verde? Es posible, aunque no siempre es cierto.
Pero, igualmente hay que fajarse. Pero, si tú te vas, estás dejando el mercado
en el que actúas a otros y empezar en otros lares. Es una elección personal.
VENEZUELA se
encuentra, probablemente, ahora, en su fase más creadora, previa a su próxima
primavera. Está en un proceso de cambio, al igual que todos los países del
mundo. ¿Mejor o peor que otros?
Aristóteles, en
cierta ocasión dijo: -“Si cada quien tomara sus infortunios y los acumulara en
una gran montaña para luego repartirla en partes iguales entre todos, cada uno
regresaría con el suyo propio”. Cada quien vive su propia realidad, de acuerdo
al orden que ha construido, por las leyes de la Justicia divina y por la de
Afinidad. La primera, pesa sus pensamientos, sentimientos, palabras y actos, la
segunda, en base al saldo existencial, de acuerdo a la balanza divina, le ubica
o reubica, por su suma existencial, en el orden que le corresponde, en forma
exacta. Cada quien se encuentra dónde debe estar; tiene el derecho de aspirar
a cualquier otra ubicación, pero, debe ganarla por méritos propios de acuerdo
al veredicto de la balanza cósmica que pesa y sopesa todo.
¿Para quién trabaja
El Cachicamo? El Cachicamo trabaja pa´ Lapa, asevera un refrán popular. Pero,
el Cachicamo cumple su rol que le asignó la naturaleza de las cosas. Tiene bajo
su custodia un legado que entregará, acto seguido, a quien corresponda, cuando
llegue el momento inevitable en el lapso cósmico, al igual que lo hace el
dorado amanecer, un segundo después y en punto, posterior a la medianoche.
El Cachicamo no es
malo; es Cachicamo porque eligió serlo, y cumple su rol preservando un legado
para quien sea el destinatario. Cada ser humano, en algún sentido es un
cachicamo, trabaja para alguien, y guarda para otros algún bien del cual es
depositario temporal.
Empero, siguen
naciendo niños que se harán jóvenes, que se prepararán, y que, a su vez,
aportarán los nuevos líderes que asumirán el liderazgo en roles diversos de
acuerdo a su vocación.
En el intervalo hay
que prepararse para permanecer por el servicio, donde cada quien estima que
debe desempeñar su rol: aquí y ahora: Siempre habrá Venezuela. Venezuela es de
todos. La Divinidad le protege, a ella y a todos quienes se encuentran bajo su
égida.
Siempre habrá
mundo. A nivel planetario, también existen incontables crisis.
Esta mañana estaba
recordando un gran número de personas, algunas de las relevantes de nuestra
región que hicieron que floreciera Puerto La Cruz y el Oriente venezolano: La
chispa del recuerdo afloró con Doménico Romano, un napolitano que siempre
permanecerá en mi memoria como un modelo ejemplar para emular, por sus
cuantiosas virtudes y su “saber hacer”. Siempre recuerdo uno de sus grandes
lemas: Doménico solía decir: -“Para aprender no necesito que nadie me enseñe;
me basta con observar lo que hacen y cómo lo hacen; lo que dicen y su silencio,
todo es enseñanza para mí”. Era un modelo de excelencia. En un año que compartí
con él, como cooperador, -1965- conocí, entre quienes le visitaban, gente
relevante y constructora de esa gran Puerto La Cruz de mediados de los años
sesenta y de los setenta del siglo XX. Es oportuno expresar, ahora: -Gracias
Domingo.
Por la ley de
asociación, van aflorando otros recuerdos: Saverio Bellomo, que conocí en una
conversación que tuvo con Doménico, y que luego, en el tiempo, fuéramos grandes
amigos y compartiríamos diversas búsquedas filosóficas.
Ya, un poco antes
de Doménico Romano, conocí a Filippo Conti, un romano de la séptima generación,
que, muchos años después, en una breve rememoración que él hiciera, de esa época,
expresó: -“Que bellos tiempos aquellos”. De él aprendí algo que siempre
recordaría: -“Maestro a ojos no vale un hinojo”. –“Hay que medir en profundidad
lo que se piensa hacer, para hacerlo bien”. Se estaba gestando una región que
un par de décadas después, millones de personas, de todo el mundo, anhelaban
visitar.
Gracias a Filippo, conocí
a José Bala y a Eugenio Sol, padre, -y por supuesto a otros integrantes de esa
insigne familia. Conservo uno de los recuerdos más extraordinarios del Sr.
Bala, como modelo de comerciante y empresario relevante, siempre con su amplia
sonrisa a flor de labios. Un día, José Bala, le dijo a quien escribe: -“Lo más grande que hay, es ir
bajito por la vida: la humildad”-, mientras hacía un ademán con su mano
derecha, sobre el escritorio, para ejemplificarlo. Lo decía un hombre que había alcanzado un éxito
relevante. La misma grandeza de carácter, siempre le observé en Eugenio Sol,
padre, que en esa época era socio con José Bala, en Auto Suplay, e igualmente,
a diversos hijos que conocí, y a un yerno suyo: José Luís, que han dado ejemplos a emular en la construcción
de un gran país.
Mencionaré un
nombre más, que siempre guardo en mi mente con un aprecio especial: José
Depsille, -y su gran familia-. A Don José habría que compararlo con esos relevantes
personajes que durante más de mil años hicieron que el esplendor árabe
iluminara el Mundo Occidental con su extensa civilización, en ciencias, artes,
literatura, poesía, justicia y progreso. De pocas palabras y de profunda
sabiduría.
Tantos apellidos
que merecen ser recordados: Licursi, Médico, Giannone, Serrano, Mendoza,
Antinucci, Intanno, Di Maggio, Passarelli, Rodríguez, Salazar, Márquez, Ron,
Fuentes, Guzmán, Silva, Díaz, Padrón, Tabata, Medina, Cirigliano, Pressutti, Meo, Landolfo, Di Pietro, Pérez Alemán, Carvajo, Petrone, Fernández, Petricca, Lander, Leopardi, Capetillo, Resende, Suarez, Bonini, Zugaro, Cavallaro, Da Silva, Pereira, Basile, De Armas, Guilarte, Marcano, García, Matheus, Fleitas, Rivero, Talavera, Blanco, Altavilla, Donatelli, Herrera, Rojas, Cantore, Russoniello, Martinez, Ramos, Acosta, Jamale, Castelli, Gómez, Mezo, Argüelles, Prinetto, Mihalovic, Peda, Moya Meneses, Reyes, Valentín, Mantelli, y tantos otros, que
esperan su Plutarco para relatar sus grandes éxitos. Tanto los nativos de la
región como los que han venido de otros lares patrios, y los integrantes de todas las colonias, que han venido de otras tierras hermanas, han hecho de nuestra
región un Oriente venezolano pujante, con quien hay que contar siempre. Son
incontables las personas que para las futuras generaciones serán faros de luz
por sus virtudes y éxitos logrados que han enriquecidos nuestra región.
Es cierto que
existen altos y bajos en la vida de un país, o de una región; y hoy en día, a
nivel mundial, con los cambios sin precedentes que se observan.
Muchos, podrían, momentáneamente
expresar su asombro, como observé, esta mañana al leer un escrito de ese
insigne y admirable venezolano: Miguelángel Landa. En su mismo mensaje se
encuentran los elementos de entusiasmo hacia el futuro de Venezuela:
Miguelángel Landa,
terminaba su árticulo, diciendo:
M.L.; -“No tendremos el honor lúgubre de ser Pompeya”.
G.I.C: Sin embargo, es imperioso decirlo: Ni Dios lo quiera. El destino de Venezuela le ha
designado un rol de progreso que en el planeta podrá equipararse a la arenga
que el ilustre José Domingo Choquehuanca le dirigiera a Simón Bolívar:
"Quiso Dios de salvajes
formar un gran imperio y creó a Manco Cápac; pecó su raza y lanzó a Pizarro.
Después de tres siglos de expiaciones ha tenido piedad de la América y os ha
creado a vos. Sois pues, el hombre de un designio providencial. Nada de lo
hecho hasta ahora se asemeja a lo que habéis hecho, y para que alguno pueda imitaros
será preciso que haya un mundo por libertar. Habéis fundado tres repúblicas que
en el inmenso desarrollo a que están llamadas, elevan vuestra estatua a donde
ninguna ha llegado. Con los siglos crecerá vuestra gloria como crece la sombra
cuando el sol declina".
Sigue diciendo Landa: -“No se hablará de nosotros como de Nínive o Troya”.
G.I.C: Tuvieron su
esplendor, y gracias a Homero se conserva el conocimiento del esplendor de
Troya, en la sexta y séptima capa de las doce ciudades superpuestas en la
colina de Hisarlik, pero, de Troya salió un afluente de gente bajo la égida de
Eneas, que cuatro siglos después, en el año 753 antes de nuestra era, sus
descendientes fundaran Roma.
Luego, continúa,
diciendo Landa: -“Nunca podrá algún Homero contar que tuvimos un Aquiles. No
seremos lana para tejer leyendas. Nuestro final solo nos dejará vergüenza”.
G.I.C: No será un Homero,
quien cante las glorias de nuestros insignes personajes. Empero, hemos visto
como Choquehuanca cantó las glorias de Bolívar que deja en claro que los genios
que ha dado Venezuela calzan los puntos de los mejores de otros lares.
En la Victoria de
Junín, eleva su Canto a Bolívar, el insigne poeta y prócer José Joaquín de
Olmedo, y sí hay mucha lana para tejer leyendas como la de José Antonio Páez,
Antonio José de Sucre e incontables otros.
El final de
Venezuela no será una vergüenza para Venezuela. Lo será para aquellos que en
tiempos en que debieron contribuir a engrandecerla, dejaron de cumplir su
misión, simplemente porque nadie puede dar lo que no tiene. Hay que olvidarse
de ellos, como lo hará la historia: Nadie recuerda al Último realista, ni a
tantos otros, que los historiadores dan un salto en la historia cuando llegan a
alguno de esas características.
Sin embargo,
Venezuela está más viva que nunca y tiene un destino por delante como jamás lo
tendrá ningún otro país. Vendrán, de nuevo, de otros lares, los descendientes de los
millones de los hijos de Venezuela que hoy fertilizan el planeta, y tantos
otros que, al llegar su hora, vendrán a Venezuela, porque en ningún otro lugar
habrá tanto progreso como el que se desarrollará en este gran país, que de
nuevo abrirá sus puertas, generosamente, como lo ha hecho incontables veces, a
los hijos de incontables otras tierras. El mundo nuevamente verá, que generosa
como Venezuela, en igual grado, nunca la hubo, y nunca la habrá.
Venezuela está
destinada a grandes cosas como nadie: Es una Patria que por sus valores que ha
demostrado a lo largo de su historia, que no son los que afloran en una noche
oscura, iluminarán su porvenir. Y aún en
su noche oscura, ha dado muestra de templanza, de fortaleza, de
prudencia, de justicia y de voluntad para seguir adelante, en pos de su gran
destino. Unos se han ido, otros se han quedado; unos regresarán; otros no
podrán hacerlo, pero, cada uno tiene su rol que cumplir a donde le lleva su
destino. Hay que respetarlo.
En Venezuela está
el futuro como no lo hay en parte alguna, igual. Hay que prepararse para esos
nuevos tiempos. Sesenta o más años de gran progreso esperan a Venezuela, a
partir de la década de los años 30 del siglo XXI. Hay diez años para prepararse
para optimizar las grandes oportunidades por venir. Buena esperanza para todos,
sobre todos para las generaciones de relevo. Joven, oído al tambor.
Como decía el ilustre Luís
Beltrán Prieto Figueroa: -“Joven, empínate”.
Me gustaría
terminar estas reflexiones con unas pocas ideas de un mensaje que se ha
publicado hoy de: El jefe de los indios Hopi, White Eagle, con un breve comentario exegético:
White Eagle: -“¿Estás listo para enfrentar esta crisis? Consigue tu caja de herramientas y usa todas las herramientas a tu disposición”.
GIC: -“Cualquier situación que se afronte, es porque se
está preparado para superarla con éxito, caso contrario la misma jamás se
habría presentado”.
White Eagle: -“Aprendan resistencia del ejemplo de los
pueblos indio y africano: fuimos y somos exterminados. Pero nunca dejamos de
cantar, bailar, encender un fuego y alegrarnos”.
GIC: -“La serenidad, la alegría y la paz interior denotan
el dominio de los propios pensamientos, sentimientos, palabras y acciones.
Quien se domina a sí mismo, domina todo lo que le es inherente: su mundo
interno y externo”.
White Eagle: -“No te sientas culpable por sentirte
bendecido en estos tiempos difíciles. Estar triste o enojado no ayuda en
absoluto. ¡La resistencia es resistencia a través de la alegría!”
GIC: -“Jamás hay que abandonar a mitad de camino, hay que
persistir hasta lograr lo que pareciera imposible. Todo es posible para quien
cree que puede, y mantiene expectativas positivas. Las expectativas siempre se
cumplen. El éxito consiste en lograr los mejores resultados con las condiciones
puestas a nuestra disposición”.
White Eagle: -“Tienes derecho a ser fuerte y positivo. Y no
hay otra forma de hacerlo que mantener una postura hermosa, feliz y luminosa”.
GIC: -“No te quejes por nada ni por nadie, ni culpes a nadie.
Las situaciones por pocos fáciles que aparezcan contienen grandes
oportunidades. Cualquier líder competente en vez de quejarse por el escenario
que tiene antes sus ojos, se prepararía para aprovechar las grandes
oportunidades que contiene. Las situaciones crean a los grandes líderes, o los
manifiestan. Si no hubiera un escenario que lo precisara, y la gente preparada
para recibirlos, los grandes líderes no se manifestarían. Por eso se dice: Los
lideres vienen con su propia gente, -o seguidores-, que le secunda, en el
tiempo perfecto de Dios.
White Eagle: -“Cuando cruzamos el umbral, tenemos una nueva
visión del mundo porque hemos enfrentado nuestros miedos y dificultades. Esto
es todo lo que puedes hacer ahora:
1) “Serenidad en la tormenta”.
2) “Mantén la calma”. (…).
3) “Toma el hábito de encontrarte con lo sagrado todos los
días”.
4) “Muestra resistencia a través del arte, la alegría, la
confianza y el amor.”
GIC: -“Algo para
recordar: La justicia debe guiar los propios pensamientos, sentimientos, palabras
y actos”. Nada sólido ni grande se puede crear a menos que la Justicia marque
el norte en la propia intención”.
Venezuela será el
país que se anhele que sea bajo la égida de los Maestros de la Patria: Miranda,
Bolívar, Páez, Bello, Sucre, Vargas, Arturo Uslar Pietri, Teresa Carreño,
Eugenio Mendoza, Miguelángel Landa, -que hoy nos ha inspirado con su escrito,
con un impulso creador que impele a la acción constructiva,- Renny Ottolina, Mariano
Picón Salas, e incontables otros.
Adelante.