BOLÍVAR Y EL MARQUES DE USTARIZ
El 19 de
abril de 1799, a los 16 años, Simón Bolívar, se embarca para España, con el
objetivo de perfeccionar sus estudios.
Allí estará
hasta mayo de 1802. Lleva con él las Vidas Paralelas, de Plutarco, de las
cuales es asiduo lector. Su tío Esteban, queriéndolo preparar para la carrera
diplomática, le pone al frente de profesores de lenguas: francesa, inglés e
italiano; de matemáticas, baile, esgrima y equitación, durante aproximadamente
un año.
Empero, la
mayor influencia en su formación la ejercerá el sabio Marqués de Ustariz, a
quien Bolívar estimaba como a uno de los siete sabios de Grecia. Lo admiró,
expresándose de él, siempre, con veneración.
El Marqués
de Ustariz poseía una de las mejores bibliotecas personales y había cultivado
una sólida y profunda cultura clásica y filosófica. Francisco de Miranda que le
conoció en 1778, se expresó elogiosamente de él, por: -“sus profundos
conocimientos en las ciencias morales y políticas y por sus virtudes públicas y
privadas pocos comunes”-.
Fue quien convirtió a Bolívar en un verdadero estudiante y estimuló el desarrollo de su personalidad a niveles muy elevados. Bajo su guía, estudió con profesores selectos las materias de: Matemáticas, idiomas vivos, filosofía, literatura e historia.
Profundizó el estudio de los autores clásicos de la antigüedad, así como los de
todos los países y épocas, entre ellos Homero, Herodoto, Tucidides, Platón,
Aristóteles, Cicerón, Séneca y Marco Aurelio.
Leyó,
también, a Helvetius, D`Lambert, Filangieri, Rollin, Berthot; Labaide; Mably,
Robertson, -de quien leyera su Vida de Carlos V y la Historia de América; Lord
Chesterfield y los dos tomos de sus famosas Cartas a su hijo. Conoció –y leyó-
la Enciclopedia, y un gran número de otros autores. Bolívar, solía expresar:
-“Más se aprende conversando con el Marqués de Ustariz que en las obras de los
sabios”. Bajo su guía, Bolívar comenzó a amar las grandes obras del espíritu
humano, a meditar sobre sus ideas y a conversar con él sobre los variados temas
de sus lecturas. Adquirió el hábito que lo mantendrá durante toda su vida, de
alimentar su espíritu con las obras de los grandes pensadores de todos los tiempos.
El Marqués
de Ustariz, es realmente quien gestó al futuro gran Estadista que luego sería
Bolívar. Con él consolidó Bolívar su acervo cultural que tanta confianza le
daría al emitir con brevedad juicios profundos y certeros, en cada una de sus
actuaciones. En la casa del Marqués de Ustariz se efectuaban reuniones
constantes con intelectuales destacados, cuyo intercambio de ideas, en el cual
participó Bolívar, fue un medio importante para ampliar sus horizontes
culturales y su visión de líder continental.
Cuando se va rastreando la influencia de las lecturas de Bolívar, se descubren las huellas de las mismas en muchos acontecimientos importantes de su trayectoria; por ejemplo: su decreto de la “Guerra a Muerte”, en el cual obligaba a los que vivían en Venezuela, durante la guerra de la independencia, -realistas y patriotas- a definirse por el bando de la causa patriótica, se inspiró en el emitido por Solón, cuando éste decretó que en épocas de peligro para la Patria ningún ciudadano podía permanecer indiferente.
La Carta
con las instrucciones para la educación de su sobrino Fernando, -que constituye
de por sí una joya de la Pedagogía moderna, de lectura obligada para todo
intelectual- denota la influencia de las lecturas de Aristóteles y de Plutarco;
del primero, cuando se refiere a la educación musical, -sugiriendo que no era
preciso impartírsela salvo que mostrara una predisposición especial para
dedicarse a este arte- reflejando el pensamiento aristotélico al respecto y del
segundo, en lo referente al estudio de la historia, debiéndola estudiar
comenzando desde la más reciente hasta remontarse, gradualmente, a la más
antigua, emulando el plan de Plutarco en la redacción de sus Vidas Paralelas.
En el Resumen sucinto de la Vida del General Sucre, emula el arte de la
biografía al estilo del gran Maestro de Queronea, al poner énfasis en los
detalles edificantes, la cual constituye una auténtica obra maestra.
Adelante.
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