VIVA
SU PROPIA VIDA
NAPOLEÓN HILL
No alcanzará la tranquilidad si deja que otros
vivan su vida por usted.
La verdad más profunda que concierne al ser humano
es la siguiente: El Creador nos dio el completo e incuestionable derecho de
prerrogativa sobre una cosa: nuestra propia mente. Seguramente su intención era
animarnos a vivir nuestras propias vidas, a tener nuestras propias ideas, sin
la interferencia de los demás.
De lo contrario no nos habría dotado de un dominio
tan claro sobre nuestras mentes.
Al ejercer este privilegio de disfrutar de su
mente y de su vida, se le abre la posibilidad de alcanzar objetivos muy
elevados en el terreno que elija. El ejercicio de este privilegio es condición
indispensable para que se dé el genio. Un genio no es más que alguien que ha
tomado control sobre su propia mente, dirigiéndola hacia objetivos que él mismo
ha elegido, sin permitir que influencias externas lo desanimen o desvíen de su
propósito.
Todos conocemos historias de gente famosa que supo
transformar la adversidad en ventaja, que superó grandes obstáculos para
hacerse rico y famoso. Esta gente convirtió los obstáculos en escalones para el
triunfo. Son los genios de la industria, los Henry Ford, los Thomas Edison, los
Andrew Carnegie y los Wilbur y Orville Wright.
Pero es mucha más la gente menos conocida que se
niega a aceptar el fracaso. Simplemente se niegan a ser uno más de la inmensa
mayoría que a duras penas se gana la vida y sufren la miseria, la decepción y
el fracaso.
Hace muchos años, un joven excombatiente del
Ejército vino a verme en busca de trabajo. Me dijo que estaba desilusionado y
deprimido, y que lo único que quería de la vida era un lugar donde dormir, y
tener para comer. En sus ojos había esa mirada sin vida de los que han perdido
la esperanza. Tenía frente a mí a un joven competente que estaba dispuesto a
conformarse con casi nada, cuando yo sabía muy bien que si cambiaba de actitud
podría ganar una fortuna.
Había algo en él, una chispa medio oculta, que me
animó a preguntarle:
-¿Le gustaría convertirse en multimillonario? ¿Por
qué conformarse con una existencia miserable cuando podría conseguir millones?
-No me tome el pelo –contestó-. Tengo hambre y
necesito trabajo.
-No le estoy tomando el pelo –le dije-. Hablo en
serio. Podría ganar millones si estuviera dispuesto a aprovechar el capital que
ahora tiene.
-¿Qué quiere decir con capital? –exclamó. ¡No
tengo más que la ropa que llevo en la mochila!
En el curso de nuestra conversación me enteré de
que este joven había sido vendedor de cepillos antes de alistarse en el
Ejército. Mientras estuvo enrolado trabajó gran parte del tiempo en la cocina y
aprendió a cocinar bastante bien. En otras palabras, además de los atributos
naturales de de un cuerpo sano y de una mente con un potencial enorme, su
capital consistía en habilidad para cocinar y capacidad para vender.
Por supuesto que ni la capacidad para vender ni la
habilidad para cocinar bastan para elevar a alguien a la categoría de
multimillonario, pero este excombatiente dio un gran paso. Conoció su propia
mente y se dio cuenta de las posibilidades que existían en cuanto tomó el
control. Durante las dos oras que pasamos juntos, se transformó; pasó de ser
una persona perdida en un mar de desesperación a ser un hombre que pensaba por
sí mismo.
Una idea le dio el coraje de empezar: -“¿Por qué
no utilizar su capacidad para vender y convencer a algunas amas de casa para
que invitasen a sus vecinos a una cena hecha en su casa, así poder venderles
utensilios de cocina?”
Le dejé un poco de dinero para que se comprara
ropa y los primeros utensilios de cocina; a partir de ese momento él se encargó
de todo. Durante su primera semana ganó cien dólares vendiendo baterías de
aluminio. Las siguientes semanas duplicó esa cantidad. Entonces empezó a
entrenar a otros vendedores, que contrató para vender las misas baterías.
Al cabo de cuatro años estaba ganando más de un
millón de dólares al año y se había puesto en marcha un nuevo plan de ventas
que desde entonces se ha convertido en una industria por sí misma. Cuando un
hombre rompe con los prejuicios que encorsetan su mente y se conoce a sí mismo
–el espíritu humano no tiene limitaciones- “las
situaciones se transmutan y el éxito brilla plenamente”.
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